«Él lo que me dijo fue que no se quería morir. Que él quería crecer y ser un bombero», relató entre lágrimas el pasado 9 de abril Geraldine Labrador, madre de Robert Redondo; uno de los seis niños que fallecieron a la espera de un trasplante de médula ósea en el Hospital de Niños J.M. de los Ríos.

Han pasado ya dos meses desde que un grupo de madres ofrecieran una rueda de prensa para denunciar que al menos treinta pequeños estaban en riesgo de morir si no se les intervenía quirúrgicamente lo más pronto posible. A partir de ese día, seis niños perecieron en la espera de una ayuda que nunca se presentó.

«Ya no tolera las plaquetas ni la hemoglobina. Tiene dos semanas con las plaquetas en cero, sangrando», anunció sollozante en ese encuentro con la prensa Angie Terán, mamá de Nestor, un niño de 14 años que todavía espera, en el mismo centro asistencial donde ha visto morir a seis de sus compañeritos, que su milagro llegue.

La repuesta por parte de Nicolás Maduro fue esbozada apenas el 31 de mayo, tres semanas después del deceso del primer niño en el área de Hematología. En esa oportunidad el líder chavista anunció que cuatro de los pacientes serían enviados a Cuba para ser tratados.

Esta proclama refleja que de los 24 infantes que hasta este 11 de junio esperan una ayuda, tan solo cuatro, es decir, el 16%, se verán beneficiados con un plan del cual se desconoce la fecha de inicio y modalidad

«El gobierno de Cuba ha ofrecido brindar atención a cuatro niños, y con el favor de Dios serán sanados (…) Tengan certeza todos los familiares y pacientes que cuentan con mi apoyo», indicó Maduro.

A pesar de los constantes señalamientos, el ministerio de Salud y la junta directiva del J.M. de los Ríos no han dado declaraciones con respecto a estos decesos, situación que ha generado el rechazo por parte de los familiares y de la opinión pública en general.

Por su parte, Pablo Zambrano, secretario general de Fetrasalud, acusó el pasado 29 de mayo –luego de conocerse la muerte del sexto niño- a los directivos del hospital infantil de resguardar en sus oficinas, y bajo llave, los medicamentos necesarios para salvar la vida de los pacientes que allí residen.

Con información de portal web de 2001




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