(Foto AFP/ Referencial).

Temerosos de un mayor caos, los venezolanos se preparaban para una huelga de 48 horas que realizará la oposición el miércoles y jueves, en un ultimátum al presidente Nicolás Maduro para que suspenda la elección de su polémica Asamblea Constituyente.

La coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) llamó a abastecerse de comida de cara al paro, que convocó junto con bloqueos de calles en todo el país, lo que genera preocupación ante posibles estallidos de violencia.

A ello, se suma el nerviosismo desatado por la avalancha de rumores que circulan en las redes sociales, principal fuente de información de los venezolanos.

«Compré comida extra, que no se dañe: latas y congelados. No lo tenía en mi presupuesto, pero la compré con mi tarjeta de crédito. Hay que prepararse para no morirnos de hambre» dijo Eugenia Santander, vecina de Montalbán, oeste de Caracas.

El rechazo a la Constituyente, según Datanálisis de más del 70 por ciento, escaló aún más las protestas que iniciaron hace cuatro meses para exigir la salida de Maduro y que dejan más de un centenar de muertos.

La MUD llamó el viernes a una gran marcha en Caracas, advirtiendo que si Maduro insiste en la elección, tomará acciones más contundentes el sábado y domingo en un boicot cívico electoral.

«Solo queremos vivir dignamente»

Leonor Cardozo, administradora de 56 años y quien vive en El Cafetal, compró pollo y verduras para 15 días, para no tener que salir a la calle.

Las principales centrales obreras anunciaron que se sumarán a la huelga. Sin embargo, el gobierno controla la estratégica industria petrolera, fuente del 96 por ciento de divisas del país y el sector público, de más de tres millones de empleados.

«Exigimos a Maduro que quite la Constituyente porque va a traer más hambre y miseria. Sólo queremos vivir dignamente, que el salario alcance», aseguró Miguel Quiroz, sindicalista de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).

La convulsión política se alimenta de una severa crisis económica con escasez de alimentos y medicinas, y un alto costo de la vida. El Fondo Monetario Internacional (FMI) calculó en 720 por ciento la inflación para este año y en 12 por ciento la caída del Producto Interno Bruto (PIB).

Grave conflictividad

La MUD no participará en la Constituyente, alegando que no fue convocada en referendo y el sistema de elección de los 545 asambleístas fue diseñado para que el gobierno la controle y pueda imponer un sistema comunista.

En una reunión con el exjefe del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, el líder opositor Leopoldo López, bajo arresto domiciliario, advirtió sobre la grave conflictividad que desatará la Constituyente, según el también miembro del partido Voluntad Popular, Freddy Guevara.

Rodríguez Zapatero, que promovió en 2016 un fallido diálogo, busca en Caracas acercar posiciones y aunque el gobierno asegura que hay negociaciones, la MUD rechaza conversar si no se detiene la Constituyente.

Maduro asegura que su proyecto, que según él traerá prosperidad y paz al país, es imparable. «En unos días, el pueblo tendrá su Asamblea Constituyente llueva, truene o relampaguee» afirmó.

Aumentando las tensiones, dos magistrados de una corte suprema paralela designada por el Parlamento de mayoría opositora fueron detenidos hoy, con lo que suman tres los jueces arrestados.

«Maquinaria 4×4»

El gobierno puso a toda marcha su llamada «maquinaria 4×4»: Cada miembro de organizaciones de base del partido gobernante y de los movimientos sociales debe llevar diez votantes a las urnas.

Los otros dos ejes son un censo para la distribución de alimentos subsidiados y una carnetización masiva de beneficiarios de programas sociales, lo que es visto por la oposición como un mecanismo de control y presión para un voto masivo.

El analista Benigno Alarcón, considera que una alta abstención restaría legitimidad a la Constituyente, frente a los 7,6 millones de votos que la MUD obtuvo en el plebiscito simbólico realizado el 16 de julio contra la iniciativa del presidente.

Esa legitimidad está también afectada por un creciente llamado de gobiernos de América Latina y Europa para que Maduro aborte su proyecto. Donald Trump, presidente de EEUU, fue más lejos al amenazar con sanciones económicas.

«El tiempo de los imperios y de los que se creían dueños del mundo pasó y Venezuela tiene que demostrarlo esta semana» aseguró anoche Maduro, quien acusa a sus adversarios de orquestar un golpe de Estado con apoyo del país norteamericano.

El poder electoral, acusado por la oposición de servir al gobierno, habilitó centros de contingencia para que acudan los votantes de sitios conflictivos del país.




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