Los venezolanos que vivimos en Venezuela, estamos a la intemperie en materia de derechos humanos. La Constitución de 1999 es prolija en cuanto al reconocimiento de derechos humanos. Incluso, en algunos casos, redundante. Pero la ironía de estos años de mengua, es que muchos de los que la promovieron son los primeros en desconocerla. Y ese desconocimiento empezó, cuando todavía estaba fresca la tinta de la publicación de la Constitución en la Gaceta Oficial.

Debe afirmarse que la hegemonía roja, no se limitó a desconocer la referida Constitución. No. Se ha empeñado en despreciarla. En dejarla como letra muerta. En pisotearla. Y esto es así porque el principal violador de los derechos humanos de los venezolanos es el régimen que todavía impera en el país. El tema de las cárceles y los presos políticos, es uno muy importante pero no es el único que refleja la violación intensa y extensa de los derechos humanos en Venezuela.

Por donde uno mire, hay violaciones graves a los derechos políticos, civiles, económicos y sociales de la población. Y no son efecto de la mera negligencia sino del dolo, o la saña del poder establecido. Tienen razón muchos de los especialistas cuando afirman que Venezuela, en los hechos, se encuentra sin derechos humanos. Es más, la hegemonía se retiró del tratado hemisférico de protección de derechos humanos, o Acuerdo de San José, que la República de Venezuela había promovido y defendido en el siglo XX.

Eso fue un atentado gravísimo en contra del aseguramiento de los derechos humanos en el territorio nacional, porque la hegemonía decidió no aceptar –ni siquiera en teoría—la jurisdicción de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Pero tan grave como eso, es que el asunto se olvidó rápidamente, y ya casi nadie lo recuerda. La desmemoria ayuda a incrementar la violación de los derechos humanos, y también ayuda a que se siga “consagrando” una notoria impunidad al respecto.

Un derecho humano fundamental, de carácter político, es el derecho a elegir. Y ese derecho, para que sea efectivo, requiere que haya elecciones libres, justas y transparentes. Nada de lo cual existe en el reino del fraude que se ha impuesto en Venezuela. ¿Y qué dicen las llamadas “autoridades”? Pues están felices y contentas porque ello colabora con su continuismo en el poder, que es lo único que les importa. Sí, Venezuela se ha quedado sin derechos humanos en la realidad de la vida diaria, la realidad que cuenta.

flegana@gmail.com




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