La Comisión de Presupuesto del Núcleo de Vicerrectores Administrativos de las Universidades Nacionales, presidida por la profesora Tahís Pico de Olivero de la UDO y conformada por los Vicerrectores de las UNA, UCV, UC, ULA, LUZ, USB, UPEL, UNEC, UCLA, UNEG y UNEXPO firmaron un comunicado en el que exponen la grave problemática que atraviesa la universidad venezolana y que amenazan con sacarla de los estándares mundiales de calidad.

COMUNICADO:

La Comisión de Presupuesto del Núcleo de Vicerrectores Administrativos de las Universidades Nacionales, presidida por la Profesora Tahís Pico de Olivero (UDO) y conformada por los Vicerrectores Arnaldo Escalona (UNA), Bernardo Méndez (UCV), José Ángel Ferreira (UC), Manuel Aranguren (ULA), María Artigas (LUZ),  Mariela Azzato (USB), José Luis Rondón (UPEL), Martín Paz (UNET), Edgar Alvarado (UCLA), Wilfredo Guaita (UNEG) y Mazra Morales (UNEXPO), se pronuncian con respecto a la grave situación por la cual atraviesa la universidad venezolana.

El 2019 ha sido el año económica y logísticamente más difícil en toda nuestra historia. En principio, el Presupuesto Ley, asignado para Gastos de Funcionamiento, no llegó regularmente como en otros años; ya que a pesar de que igualmente eran deficitarios, aun así, esos presupuestos se cumplían dentro de los cuatro primeros meses permitiendo hacer una planificación, aunque deficiente, y atender los asuntos más urgentes de las Universidades.

Ello no ha ocurrido este año, siendo la primera quincena del mes de enero lo único recibido del presupuesto ordinario (en algunas IEU lo transferido esa primera quincena no representa ni el 50%), lo cual llegó a finales de marzo. Para el momento en el cual se pudo disponer de esos recursos, ya era demasiado tarde, obligando a la rescisión de los contratos correspondientes, particularmente en los casos de áreas verdes, vigilancia y limpieza; ocasionando el consecuente caos en cuanto a seguridad y ambiente. A esta situación es necesario agregar la imposibilidad de cumplir con lo planificado dado el proceso hiperinflacionario que vive el país.

Asimismo, durante todo el año no se ha contado con ningún tipo de recursos para las compras previstas de papel, marcadores, reactivos ni otros insumos básicos necesarios para sostener la academia, lo cual hace que sea un año extremadamente difícil.

El Ministerio de Educación Universitaria solicitó (en el mes de febrero) información acerca de las Insuficiencias Presupuestarias de las Universidades en cuanto a Gastos de Funcionamiento y Providencias Estudiantiles del primer trimestre del año, y sólo fue hasta mediados de junio que fueron transferidos Créditos Adicionales destinados a cubrir parcialmente las Providencias Estudiantiles del mes de febrero.

Todo lo anterior se traduce en que, a un mes del receso vacacional, la academia universitaria se encuentra absolutamente perturbada, enmarcada en una grave crisis de hiperinflación, y sin haber recibido los recursos que ya han sido afectados por la dinámica económica nacional.

Hacemos un llamado cortés y enérgico al Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, dada la discriminación existente para el envío de los recursos solicitados en las fechas que corresponden, motivado a que a las Universidades Bolivarianas, les han sido asignados más recursos que a las casas de estudio que suscribimos el presente comunicado. Se trata de una situación de inequidad, la cual afecta a una gran masa de jóvenes universitarios venezolanos que no tienen la culpa de la diferenciación que hace el Ejecutivo.

Por otra parte, alertamos acerca del hecho de que se han producido paralizaciones de carreras en distintos espacios universitarios y que el ritmo de trabajo ha disminuido considerablemente, como consecuencia del impedimento de la prosecución de la actividad académica ocasionada por la situación económica general.

No existen equipos de computación ni de aire acondicionado que funcionen en los campus universitarios, bien porque se encuentren dañados o hayan sido robados, y si a ello se le añade el hecho de la sustracción delincuencial de cables de cobre para electricidad, tenemos zonas en todas las universidades del país que se encuentran a oscuras. Y aun así, nuestros profesores hacen un gran esfuerzo para llevar el conocimiento a los estudiantes, en el entendido de que es la mejor forma de mantener la institución en espera de tiempos mejores.

Adicionalmente a la inseguridad y a la obsolescencia tecnológica, nos enfrentamos a la precaria situación de las comunicaciones del país que generan grandísimas fallas de conectividad, ocasionando problemas de interconexión digital que retrasan sensiblemente todos los procesos de las universidades. Éstos comprenden desde lo relacionado a control de estudios, manejo de data estudiantil y docente, hasta los procedimientos administrativos más sencillos. Se trata de una situación realmente caótica que obviamente afecta el funcionamiento institucional.

La situación ha requerido de parte de las autoridades rectorales reacomodos, tanto en espacios laborales, uso de insumos y utilización de las horas de trabajo. Sin embargo, llegaremos a un límite en el cual estas medidas tampoco serán suficientes.

A todo ello hay que sumar que la situación de seguridad social tanto de profesores como de empleados y obreros es realmente precaria, ante el hecho cierto de que el SISMEU no ha cubierto las expectativas de protección social a las cuales estaba acostumbrada la comunidad universitaria aunado a los bajos sueldos y salarios que todos perciben que apenas alcanzan para alimentar a un grupo familiar durante una semana.

Las becas estudiantiles mantienen montos irrisorios, y no alcanzan para pagar ni siquiera una semana de pasaje. La flota de autobuses universitarios prácticamente ha desaparecido de las calles del país. Los recursos asignados para el funcionamiento de los comedores universitarios son írritos y no permiten brindar servicios completos ni dietas balanceadas a la razón de ser de las universidades: sus estudiantes.

Asimismo, denunciamos el hecho de que el dinero que las nóminas de Recursos Humanos están llegando con grave impuntualidad, lo cual es muy grave dada la situación de hiperinflación que padece el país. Ello, además de que esos recursos están llegando incompletos, porque no envían el porcentaje correspondiente a las cajas de ahorro. Ante la imposibilidad de pagar las nóminas a tiempo, las universidades se ven atadas de manos ya que no tienen ninguna otra forma de solucionar este problema en virtud de la dependencia total de los aportes que haga el Ejecutivo en esta materia.

Alertamos al país sobre el daño tan grande que se le está haciendo a la universidad venezolana, que amenaza incluso con sacarnos de los estándares mundiales de calidad.

Pese a estos problemas, las universidades Central de Venezuela, Los Andes, Carabobo, Católica Andrés Bello, aún se ubican en el ranking del QS London dentro de las 200 mejores de América Latina. Sin embargo, en los últimos años hemos venido descendiendo paulatinamente en la clasificación, lo cual deriva del proceso de mantenimiento de áreas estratégicas, dado que si no se cuenta con bases de datos para soportar los procesos de investigación, va a ser muy difícil mostrar las publicaciones que son fundamentales para este tipo de instituciones, así como en la difusión del propio conocimiento en lo cual también estamos fallando.

Hacemos un llamado a unir esfuerzos, a establecer sinergias institucionales, a establecer conciencia universitaria y solicitar lo que, en justicia, necesita y merece la universidad venezolana.

NDP




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