Son muchas las denuncias que ha recibido el último año. (Foto Archivo/El Carabobeño)

Dayrí Blanco

Con boletos en mano y maletas listas cientos de personas han emprendido un viaje directo a la estafa. La trampa ya es parte del negocio de venta de pasajes aéreos. Es un delito en ascenso que, en Carabobo, se une a la reducida disponibilidad de asientos para vuelos al exterior y a los elevados costos de los paquetes turísticos. Todo esto agudiza cada vez más la crisis. Salir del país resulta difícil, caro e implica un riesgo de ser víctima de un fraude.

Son muchas las denuncias que ha recibido el último año. Angelina García, presidenta Cámara de Turismo de Carabobo, informó que su correo electrónico se llena de evidencias que le envían clientes estafados. Incluso, líneas aéreas y agencias de viaje le han manifestado que en reiteradas oportunidades han usado sus firmas legales para actuar ilícitamente.

El modo de operar de quienes incurren en este delito es variado. “Ha habido de todo”. Hay personas que han comprado boletos que no existen, o con numeraciones de pasajes que fueron emitidos el año pasado. También se ha dado el caso de impresiones que hacen con códigos de otra línea, o sin el número del boleto, que es una exigencia universal. Hay expertos que emiten tickets reales, pero que pertenecen a una compañía diferente a la que se indica en el papel.

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