Dayrí Blanco

Rambo. Así se llama la mascota de Daniela Montilla. Es un perro pequeño y de buen carácter. Pero de pronto su ánimo cambió. Perdió el apetito y comenzó a emitir quejidos. Algo le pasaba. Su veterinaria lo confirmó. El constante cambio de marca de alimentos que consume le causó una afección estomacal. Él es una víctima más de la crisis económica del país. La escasez de productos caninos lo enfermó. Y no hay medicamentos disponibles para sanarlo.

El problema causado por las fallas en la adjudicación de divisas para importar insumos y artículos terminados trascendió el plano humano. Los animales también sufren por el control cambiario. Raiza Andrade, asistente veterinaria, explicó que son muchos los pacientes que recibe a diario con patologías que se le dificulta tratar porque desde principios de 2014, no llegan a Venezuela fármacos para perros.

La creatividad se ha impuesto. Ahora los animales reciben tratamientos de medicinas elaboradas para humanos. Antibióticos y antialérgicos son los más comunes. Pero en algunos casos no es tan sencillo como sustituir un remedio por otro. Para tratar la diarrea de un perro lo común es administrarle Sulfatrim en suspensión. Pero ante la escasez, los veterinarios deben preparar un cóctel entre Flagyl y Bactron.


Los anaqueles lucen vacíos. (Foto Víctor Almarza)

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