Luis Alejandro Borrero || lborrero@el-carabobeno.com 

Intimidación, control interno, angustia. El objetivo parece muy claro. De otro modo ¿Por qué sigue cerrada la frontera luego de la reunión entre Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro? Resulta obvio que, desde Venezuela, lo que busca el poder Ejecutivo es minimizar la disidencia en estados claves, observó el internacionalista Luis Daniel Álvarez.

El Estado de Excepción, medida aplicada progresivamente desde el pasado 19 de agosto en regiones fronterizas con Colombia, es una medida política. Su finalidad es menguar la capacidad de acción de la oposición y sus activistas de cara a las próximas elecciones parlamentarias. Se prohíbe el derecho a la reunión, no se garantiza la inviolabilidad del hogar, entre otras restricciones propias de la suspensión de garantías. Eso complica el panorama de acción de la Mesa de la Unidad Democrática,  analizó el doctor en ciencias sociales, internacionalista, magister en ciencias políticas y especialista en sistemas electorales. “Esto está planificado para desmotivar a la gente, incluso creando autoridades únicas en las zonas bloqueadas”.

¿Qué deja la reunión en Quito entre Santos y Maduro?

Absolutamente nada. Anhelamos que la situación se normalice, pero no teníamos mayor expectativa en que se pudiera conseguir mayor acuerdo. En estos encuentros se tiene que partir por el reconocimiento de las partes. Cuando el Gobierno de Venezuela decía que Colombia debía asumir sus errores, ya estaba achacando una situación por demás lamentable en la frontera. Además se sigue con una política de cierre, de estado de excepción.

Las manos de Santos y Maduro nunca se tocaron

Pero sí vimos un apretón con el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por parte de Santos. Por lo menos allí hay un exhorto, reconocimiento a seguir trabajando, en el caso de la reunión en Quito no. Con Timochenko Santos sí se dio la mano.

¿Cómo se interpreta que un día después de la reunión, se decretó cierre por Amazonas?

La actitud del Gobierno de Venezuela responde a un interés electoral. Se trata de exacerbar un nacionalismo de frente a determinada acción. La situación lamentable en la frontera persiste. Se demuestra que no se quiere solventar el problema, sino que el tema internacional es una excusa. Además Amazonas es un estado controlado políticamente por la oposición. Habría que ver hasta qué punto la ciudadanía se da cuenta que no son medidas sino para ejercer control y que no hay voluntad favorable del Gobierno.

¿Por qué no le funcionó al Gobierno la confrontación con Guyana?

Son 17 años de improvisación de la política exterior del Gobierno. El servicio exterior de Estado fue destruido. Habiendo tanta gente que pudiera ayudar a entender el conflicto en la frontera, no se usan esos recursos. El tratamiento del tema de Guyana fue desacertado. Entonces, como no dio resultado ¿Vamos hacia Colombia?, generando una matriz de opinión en la búsqueda de una alineación de los sectores nacionales. ¿Se puede imprimir nacionalismo frente a un tema cuando este Gobierno, que se ufana de nacionalista, permitió incursiones por oro y petróleo en el Esequibo?

Viejos patrones

En la década de 1980 Argentina atravesaba una situación económica compleja. La gente comenzaba a manejar información que el Gobierno lanzaba desde helicópteros a disidentes. El descontento crecía. La dictadura pensó que la mejor idea sería recurrir al elemento nacionalista. Se llegó a una coyuntura macabra, capaz de desatar una guerra por las Islas Malvinas. Esa es probablemente la muestra más representativa de cómo los gobiernos esgrimen factores externos buscando acallar las críticas. “Hay problemas, pero no importa. Unidos contra la usurpación inglesa”, era el discurso.

El Gobierno de Nicolás Maduro pudiera establecer la campaña contra el vecino país con el fin que la gente olvide las colas, inseguridad y temas como la censura de prensa. Pero no se puede. La gente sabe. Se dijo que la culpa del desabastecimiento la tenía Colombia, pero se cerró la frontera y siguen las colas, por ejemplo. Se cerraron pasos en estados como Apure y Táchira y sigue habiendo carencia, necesidades. Tampoco le sirve el discurso al oficialismo: se sigue demostrando su ineficiencia y que es el gran causante de los problemas.

Esperanza

Los organismos multilaterales están desmovilizados. La OEA, Unasur, Mercosur, la Comunidad Andina de Naciones (de la que Venezuela salió) no tienen espectro de acción real sobre el problema nacional. Pero hay esperanza. A escala internacional hay pronunciamiento, recibimientos de particulares opositores por altos gerentes de países. “Pareciera que la comunidad internacional se da cuenta que el Gobierno controla, impide y no satisface necesidades.

Que la política exterior pueda ser vista como política de Estado: es el reto. Una nueva Asamblea Nacional podría incluso nombrar una comisión de asesoría en asuntos externos, opinó el profesor. Por eso es tan importante la observación internacional. Quizá no se logre que la frontera sea abierta, pero la gente se da cuenta de lo que vivimos y eso es una ganancia.




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