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El cambio climático no sólo afecta el hábitat de la vida silvestre, también afecta a perros y gatos. Las pulgas y garrapatas cada vez son más pequeñas, y hay más, comen con más frecuencia y causan problemas en los que eran considerados los meses más fríos.

La NASA recientemente anunció que el 2015 fue el año más caliente en la Tierra en 136 años de registros con una temperatura promedio de 14,8 grados centígrados (58,62 Fahrenheit).

Para los dueños de perros, esos cambios podrían significar que reconsideren el cuidado preventivo, como darles repelentes de pulgas y garrapatas, y pastillas para la enfermedad del gusano del corazón.

Las garrapatas provocan la enfermedad de lyme en perros y humanos. Los bichos son más activos en meses cálidos, pero los dueños de perros ya no pueden basarse en el calendario para saber cuándo deben preocuparse y cuándo pueden relajarse.

Madeline Bernstein, presidenta de la Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales en Los Angeles, incluso notó cambios en sus tortugas de 18 años, George y Mulan. Suelen hibernar desde octubre o noviembre, hasta abril o mayo. Pero esta temporada empezaron después y a mediados de enero una de ellas caminaba afuera en un clima de 21 grados (70 Fahrenheit), dijo Bernstein.




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