Estudiantes agradecieron a iglesias el apoyo brindado. (Foto archivo)

Gabriela Espinoza F. || gespinoza@el-carabobeno.com

“No es una beca es mí dinero”, sostiene Lujimar Palacios, quien esperaba comprar su pasaje de retorno a Venezuela en el 2018, luego de estudiar cuatro años en Barcelona, España. Ahora debe resolver su regreso tras la negativa reiterada de remesas de Cencoex, que la dejó sin dólares para subsistir.

Esta contadora, egresada de la Universidad Alejandro de Humboldt, llegó el 4 de septiembre de 2014 a territorio catalán consciente que el antiguo Cadivi aún no le autorizaba su solicitud, la cual fue rechazada el 2 de octubre, al considerar que no era prioridad la carrera de Gestión Hotelera y Turística. Esto, basado en el parágrafo único del artículo 1º de la providencia 116.

La medida adoptada por el organismo contradice este documento y la resolución N° 3.147 que establece los requisitos y trámites para la solicitud de autorización de adquisición de divisas destinadas al pago de actividades académicas en el exterior, que establecen este estudio como primordial. La Escuela Universitaria de Hotelería y Turismo de Sant Pol de Mar a la cual se postuló le indicó a Lujimar Palacios y a su pareja Simeón Lugo que podían continuar sí lograban la reconsideración pero el 7 de abril también les fue negada.

La respuesta la recibió el día 180, fecha tope para esta solicitud. De acuerdo a Palacios ésta sumaria otra irregularidad, debido a que la emisión se realizó el 11 de diciembre del año pasado. A esta caraqueña le sorprende los vicios del proceso y la falta de consideración del organismo con los venezolanos que apuestan por una educación que retribuirán en su país natal.

El haber vendido sus bienes hace que el caso de Lujimar se refleje en el resto de sus 70 compañeros y sus 15 hijos que conformaron el grupo de Estudiantes Venezolanos en Cataluña con la intención de alzar sus voces. Para ellos, la solicitud que realizan a Cencoex no se traduce en una dádiva sino en el reintegro de sus ahorros.

“No tenemos dinero aquí ni en Venezuela, porque no nos dan lo que es nuestro”, sentencia mientras agradece a la Iglesia Cristina que decidió apoyar a más de cuatro mil venezolanos radicados en la península ibérica con un banco de alimentos, al cual Palacios debe pedir colaboración para llegar hasta allá porque el pasaje supera su presupuesto.

A esta crisis humanitaria añadió la falta de trabajo para los estudiantes, debido a los costos que deben asumir las empresas europeas para emplearlos. Además de las deudas que ganaría de dejar el departamento que alquiló por ocho meses y el 70% de pérdidas que obtuvo del dinero que invirtió para cancelar la matrícula de la institución.

Esta situación la lleva a analizar la posibilidad de introducir un recurso contencioso administrativo de nulidad contra el Estado. Mientras que el cónsul los exhorta a reunirse con el alcalde de Barcelona y el defensor del pueblo Tarek William Saab los acusa de estudiar un idioma, el cual conocen por lengua materna. “No puede ser que no podamos comer porque el Estado nos niega el dinero”, cuestionó.




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