Lo que solía ser un día de celebración se transformó para algunos radicalmente. (Foto Héctor Freile)

Luis Alejandro Borrero || lborrero@el-carabobeno.com

Al venezolano le cambiaron la vida, lamentó Rosana Cossé. El Día del Trabajador se celebra en cola. La gente está pendiente de qué número le toca, qué hay en el supermercado, si coincide con la cédula y cuántos artículos por persona. “Es horrible. Desgraciadamente desde hace 15 años estamos así”.

Rosana era una de las últimas en la fila. Eran las 9:56 am de este viernes. Habían 194 personas esperando a las afueras del EcoMarket, en la urbanización La Granja. Aprovechaban la sombra que les daba el centro comercial. Esperaban conseguir café, azúcar y al parecer cloro.

La multitud se quejaba. Cada vez que un grupo se acercaba a la puerta de vidrio sin atender a la fila de personas se escuchaban gritos. “La cola, la cola”. Incluso parecía una consigna. Cuando alguien era forzado a ir al último puesto aplaudían. “Así es, haz tu cola”.

Dos guardias nacionales resguardaban. Hacían su mejor esfuerzo por que la gente no perdiera la calma. Uno de los uniformados explicaba, hacía gestos con su mano para indicar la línea de formación, caminaba de un lado a otro y luego respiraba hondo. Hizo bien su trabajo porque no hubo revueltas.

Personas hacían gestos a través del vidrio. Quizá para que alguno de sus conocidos o familiares que ya estaba dentro les guardara un artículo. “Es terrible que tengamos que hacer esta cola para subsistir y poder comer” dijo una señora a punto de entrar.

El pasado es muy distinto. Cossé se recuerda en su casa. “Yo celebraba el 1º de mayo asando carne”. Sobrinos y familiares se reunían en su hogar en familia. Son varios los sentimientos que a la señora le surgen en medio de la cola. “Mucha impotencia…mucha”.

Las empresas tenían otros planes. Se hacían fiestas por el día del trabajador y se disfrutaban momentos agradables. “Se llevaba a los empleados a una finca y se pasaba el día allá”. La crisis económica debilitó esa posibilidad.

Socialistas Cerrados

Abastos Bicentenario no abrió. Cerca del mediodía de este viernes el establecimiento que nació luego de la expropiación de una cadena privada estaba santamarías abajo. Atender siempre al pueblo, una de sus premisas, no se cumplió.

Los privados sí trabajaron. Kromi Market y Bio Mercados atendieron al público desde temprano. Hubo mucha afluencia de gente, pero no se formaron colas en la entrada. Se conseguían compotas, harina, jabón para lavar, crema dental y mucha harina de maíz precocida.

Carne y pollo fueron los grandes ausentes. En su lugar había bandejas con piernas de pavo. Si la preferencia es el cerdo, se podía conseguir cuatro chuletas por 509 bolívares, el 7,52% del recién aumentado salario mínimo.




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