Algunos transportistas evitan que usuarios de la tercera edad aborden. (Foto Archivo/El Carabobeño)

Gabriela Espinoza F. || gespinoza@el-carabobeno.com

Diego Rivas debe pensar dos veces antes de subirse a una unidad de transporte público. El maltrato que recibe por parte de los conductores y colectores por ser una persona de tercera edad lo altera.

En diversas ocasiones este usuario de 78 años de edad, ha esperado varios minutos para que un autobús decida pararse y trasladarlo desde San Diego hasta el centro de Valencia. Este recorrido lo hace diariamente, en compañía de su esposa Guillermina Hernández, quien es tres años menor que él.

El llegar a su destino se convirtió en una odisea para ambos. En vista de que la ley los exime de pagar pasaje, los conductores optan por dejarlos plantados en las paradas. En otras ocasiones, los ancianos deben escuchar improperios por parte de los transportistas. Rivas contó que más de una vez éstos arrancaron para que no se subiera.

Desde que se aprobó la medida que impide que las personas de la tercera edad cancelen sus pasajes, éstos viven en una constante zozobra porque no hay autoridad que haga cumplir sus derechos. En cada transporte se exhibe un cartel que prohíbe el cobro a estas personas. Por ello Diego Rivas solicitó al alcalde de Valencia, Miguel Cocchiola, cobrar al menos la mitad del pasaje correspondiente para que los transportistas no se molesten y ellos puedan gozar de un traslado más óptimo.

En esta redacción precisó que si la medida se implementó para ayudarlos, las autoridades deben velar por su cumplimiento. De lo contrario continuarán en riesgo la seguridad y los derechos de los usuarios de la tercera edad, observó.

Intento de robo

María Fernanda – nombre ficticio de la afectada por temor a represalias- denunció que el pasado miércoles fue víctima de un intento de robo en una unidad de transporte público que se dirigiría al barrio Freddy Franco de la parroquia Miguel Peña.

El hecho se registró a las 6:30 p.m. cuando la unidad transitaba por una bomba de gasolina de Plaza de Toros. La usuaria relató que cuatro sujetos, menores de edad, abordaron la buseta con navaja en mano para robar las pertenencias de los pasajeros del área de atrás.

Fernanda se negó a entregar sus cosas y los jóvenes desistieron de la acción. Sin embargo lograron despojar al resto de los usuarios. Exigió seguridad porque de algo que se ha convertido en rutina. Solicitó la presencia de la Guardia Nacional, pues considera que la policía no toma las medidas necesarias.




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