La ópera sonaba con fuerza. Las notas de reconocidos violinistas y pianistas de Europa también hacían lo suyo en la planta baja de una casa colonial ubicada en la calle Páez de la capital carabobeña. Ahí se comenzó a inyectar en las venas de la ciudad el amor por la cultura. Era 1936 cuando se empezó a escribir la historia del Ateneo de Valencia, y se hizo con un lápiz sin borrador, aunque desde hace 16 años se ha intentado modificar.

No hay una oración que tenga las palabras “cultura” y “Valencia”, que no incluya de manera natural al Ateneo. Fundado por iniciativa de diferentes damas de la época, su legado se mantiene pese a que en 2007 la sede en la que funcionó desde 1953, en la avenida Bolívar, fue tomada por trabajadores y el gobierno, el punto de partida dela arremetida contra la institución.

Como un problema laboral convertido en político definió el integrante de la junta directiva del Ateneo de Valencia, electa en 2009, Pedro Douaihi. “Se aprovecharon de eso. Todos esos pasivos que reclamaban estuvo a punto de firmarlos Henrique Fernando Salas Feo, pero la negociación fue imposible”.

El 18 de junio de 2007,  29 de los 35 trabajadores de la institución decidieron tomar sus instalaciones con el argumento de que contaban con bajo presupuesto, y sacaron a la fuerza del lugar a la junta directiva vigente, presidida por el escritor José Napoleón Oropeza.

El entonces gobernador del estado, Luis Felipe Acosta Carles se pronunció en su oportunidad sobre el caso:

“Es completamente falso que estemos negando recursos a ninguna fundación que se ocupe de funciones sociales, están tergiversando nuestras políticas públicas, donde se aplican las fórmulas del amor… El gobierno anterior le bajaba recursos a algunas organizaciones de ese tipo que no cumplían ninguna función social, esas fueron eliminadas de nuestro presupuesto. Yo no le entrego recursos a fundaciones que no cumplan con una labor social, hacerlo sería corrupción”.

Adicionalmente, los tomistas aseguraban que la institución no estaba abierta a todas las corrientes de la cultura y que excluía a la popular. Ellos encadenaron la entrada del Ateneo mientras duró el conflicto.

¿Sede privada o pública?

La institución jurídicamente es una asociación civil, cuyos integrantes cancelaban cuotas por sus membresías y acciones, por lo que era considerado un ente privado que funcionaba en la sede que fue tomada por el grupo de trabajadores. Entre ellos destacó Clemente Martínez, quien laboraba en el lugar desde octubre de 1993 y fue uno de los seis demandantes ante en Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) por incumplimiento en los pagos al personal.

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Martínez fue coordinador del Ateneo tras la toma. Actualmente es el director ejecutivo de la Fundación Museos Nacionales. Desde El Carabobeño se intentó entrevistarlo para conocer los argumentos legales de la toma de las instalaciones del Ateneo, pero no se obtuvo respuesta favorable sobre ese tema.

El director general del Museo de Arte Valencia (MUVA), como es llamado el lugar desde 2014, Luis Salvador Feo La Cruz, dijo por su parte que se trata de un edificio que se construyó entre los años 1951 y 1952 con aportes del estado, entes privados y de la voluntad de una sociedad que quería que esto se construyera. «Y a nosotros nos corresponde darle continuidad a ese impulso social, a esa iniciativa de la gente. Todo lo que venga después, cualquier conflicto que no forme parte de ese espíritu de unidad que busca construir, no lo conozco”.

El respeto de los gobernantes

En 2009 se eligió una nueva junta directiva del Ateneo de Valencia, en sesión realizada en la Cámara de Comercio con más de mil asistentes. Resultó electo el exrector de la Universidad de Carabobo (UC) Elis Mercado, como presidente. Lo acompañan en su gestión Fabián de Jesús Díaz Carabaño, Lunes Rodríguez Coronel y Pedro Douaihi Toledo.

Ellos intentaron negociar con quienes se mantenían en la sede del Ateneo, que exigían 800 mil bolívares como parte de los pasivos laborales pendientes. El gobernador de la fecha, Henrique Fernando Salas Feo, se comprometió a pagarlos, incluso cuando aumentaron la suma a un millón 200 mil bolívares. “Pero después pidieron un millón 600 mil y entendimos cuál era la intención de ellos: Quedarse con la institución”, recordó Mercado.

Desde ese momento, la directiva electa se enfocó en continuar con la labor del Ateneo: promover, difundir y estimular la creación de todas las artes.

Elis Mercado recuerda los antecedentes. “Nosotros nunca fuimos apéndice del gobierno, los gobernadores y los alcaldes siempre fueron respetuosos con las opiniones del Ateneo y el gobierno nunca nos impartió directrices. Pero ahora es todo lo contrario. De hecho, ellos hicieron una exposición y excluyeron a Wladimir Zabaleta con el argumento de que no apoyaba al gobierno”

Para Fabián de Jesús Díaz se trata de una anarquía tremenda la que invadió al Ateneo tras la toma. “Eso era una merienda de todo, una componenda donde se elegían reinas de carnaval y hasta se hacían reuniones de sindicato. Nosotros hicimos oposición a eso, haciéndole ver al estado el error tan grande que estaban cometiendo”.

De Salón Michelena a concurso

En 1943 se celebró la primera edición del Salón Michelena, creado para conmemorar el 45 aniversario de la muerte del pintor valenciano Arturo Michelena. La iniciativa fue de quienes entregaban sus días a la cultura de la ciudad en ese momento: Chuchuíta Carabaño de Díaz, Fernando Guerra Méndez y Jorge Lizarraga, con la organización de Luis Eduardo Chávez.

No hizo falta mucho para que se convirtiera en la exhibición de arte más importante del país, y de América Latina. El periodista y curador de obras, Alfredo Fermín, reseñó en su columna Hoy y después en Valencia, publicada en El Carabobeño en marzo de 2012, que Braulio Salazar y Oswaldo Vigas, además de otros artistas jóvenes del país, encontraron en el Michelena el espacio para mostrar sus obras que les negaban los retardatarios jurados caraqueños.

“Y fue así como el Michelena, desde sus inicios, fue el centro de la vanguardia artística, por lo que siempre recibía críticas adversas, especialmente de la prensa capitalina, que nunca perdonó que en el interior del país se hubiese logrado una confrontación plástica de prestigio internacional”, reseñó Fermín en su columna dominical.

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La bienal 65 la realizó en 2009 la junta directiva del Ateneo de Valencia (Foto: Cortesía)

Un total de 64 ediciones del Salón Michelena se realizaron en el Ateneo de Valencia antes de la llegada de los tomistas en 2007, aunque Feo La Cruz insistió en que el último Michelena, convocado por su órgano creador, “que es el ejecutivo regional”, sí fue el 64, pero se realizó en 2008, luego del conflicto laboral.

Trabajando de forma itinerante, las condiciones no estaban dadas para mantener la periodicidad anual del evento, por lo que decidieron hacerlo como bienal desde 2009. En esa primera oportunidad se hizo el Michelena número 65 en las instalaciones de la Alcaldía de Naguanagua. Las siguientes tres, en 2011, 2013 y 2015, se realizaron en varias sedes, como el Gabinete del Dibujo y la Estampa, el Centro Cultural Eladio Alemán Sucre de El Carabobeño, la Galería Universitaria Braulio Salazar, y el Instituto Docente de Urología.

En la de 2009, las obras admitidas fueron exhibidas en el Museo de la Cultura gracias al apoyo del gobierno regional. Se hizo en medio de la confrontación con los tomistas, que organizaron otro Michelena y se instalaron en las escaleras y pasillos del museo. «Ofrecieron unos premios que nunca pagaron», aseguró Elis Mercado.

“Eso es un fraude de tipo intelectual que hizo el gobierno. El Salón Michelena pertenece jurídica e históricamente al Ateneo de Valencia”, aseguró Mercado. Y bajo esa concepción y aval jurídico, se realizaron 68 ediciones hasta el 2015.

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Imagen de la bienal 67 del Salón Michelena realizada en 2013 (Foto: Cortesía)

Pero en lo que consideran un abuso continuado, el actual gobierno de Carabobo, en diciembre de 2022, abrió la convocatoria de obras para la 65 edición del Salón Michelena, desconociendo las cuatro bienales que realizó la junta directiva legalmente establecida. “Ni siquiera meten la que ellos hicieron en 2009”.

Las inscripciones se abrieron el 16 de enero hasta el 30 de marzo de 2023, y fueron admitidas 242 obras en las categorías: “obras bidimensionales”; (dibujo, pintura, fotografía, artes gráficas, diseño gráfico, collages, textiles y otros); “obras tridimensionales”, (escultura, artes de fuego y ensamblajes) y “nuevos medios” obras realizadas en instalaciones, video arte, arte digital y artes del cuerpo).

El gobernador Lacava anunció que la celebración del Michelena será este 27 de septiembre, en el Museo de la Cultura que se está acondicionando. Es la segunda fecha que anuncian, pues la primera convocatoria era para el mes de julio.

 

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Para la junta directiva del Ateneo de Valencia, este solo será un concurso que no gozará del renombre del Salón Michelena.

“Eso está empantanado. Si se parte de un hecho delictivo no se puede tener buena aceptación, el derecho para ellos es una plastilina, la adaptan a su forma porque no hay estado de derecho en el país”, exclamó Fabián de Jesús Díaz.

Para Douaihi, la mejor forma de hacer cultura es sin política. Pero en este caso eso no aplica. “Todas las personas que están participando en este concurso Michelena están de acuerdo con el gobierno. Si no eres cooperante con el gobierno no participas… Imagínate que en Noruega salga otra institución y diga que va a entregar el Premio Nobel, eso es imposible, pero como aquí no hay estado de derecho, hacen lo que les da gana”.

La celebración del “sesenta y tantos”

El director actual del MUVA, Luis Salvador Feo La Cruz, quien asumió el cargo en 2018, no se detiene en números ni fechas. Para él, esta será la edición “setenta y tantos” del Salón Michelena y hay que festejarla.

“Lo más importante es celebrar que ese salón esté de nuevo con nosotros, que toda la sociedad carabobeña, independientemente de ideologías y de cualquier forma de ver las cosas, va a poder apreciar esa exposición”.

Pero fue enfático sobre quién tiene la potestad de convocar el Michelena. “El Salón nace mediante un decreto del presidente del estado Carabobo en 1943, Tomás Pacaninis, eso indica que el Salón Michelena es una creación del ejecutivo estadal, por lo que es esa instancia la que oficialmente lo puede convocar, además, el premio principal lo da el ejecutivo estadal”.

Feo La Cruz recalcó que en el decreto se menciona al Ateneo, o a otra institución donde se expongan las obras, como la encargada de designar el jurado, pero eso no quiere decir que sean los dueños del Salón.

Otro punto que resalta Feo La Cruz es que el Ateneo asumió la custodia de las obras a partir de cierto momento. “Al principio los ganadores no quedaban en custodia del Ateneo. Hay que revisar qué ocurrió ahí, pero debatir de quién es propiedad una colección que es pagada por el estado, no le veo sentido, independientemente de quién lo haya hecho, lo importante es agradecer que es un salón con sesenta y tantas ediciones, las que sean, pero están esas obras de artistas galardonados”.

Por lo pronto, desde el MUVA, donde antes funcionaba el Ateneo, se inaugurará el próximo 29 de septiembre una muestra de 32 obras que ganaron el Salón Michelena en varias etapas, y estará abierta hasta diciembre.

La internacionalización de la cultura

No es difícil hacer una retrospectiva para darse cuenta que el Ateneo de Valencia no es un capricho de unos cuantos. Tampoco se trata solo de su sede, sino de toda la labor que se gestó en ella y de la herencia cultural que permanece en el tiempo.

En 1955 se celebró en la ciudad una exposición sin precedentes, con la participación de más de 230 artistas y la exhibición de 260 obras que llegaron desde países como España, Francia, Italia, Alemania, México, Brasil y Colombia. “Fue la internacionalización del arte venezolano”, expresó Díaz.

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Catálogo de exposición del Ateneo de 1955 (Foto: Cortesía)

Ocurrió en plena dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Frida Añez, presidenta del Ateneo en ese momento, junto a Oswaldo Vigas, Luis Eduardo Chávez y Braulio Salazar tuvieron la idea con motivo del cuatricentenario de Valencia. Ninguno de ellos tenía simpatía con el gobierno y, aún así, lo hicieron posible.

“Tuvieron la osadía de convocar un salón internacional de artistas progresistas o de izquierda y muchos no querían venir por la dictadura, hasta que Pablo Picasso les dijo que no había que dejar de pasar la oportunidad de esa exhibición, porque la dictadura pasa y el arte permanece”, recordó Mercado.

Por encima de todos los prejuicios políticos, en medio de un clima de agitación política muy fuerte, se nombró a Marcos Pérez Jiménez como presidente honorario de la exposición, quien visitó Valencia para el evento.

Fue tan trascendental la exposición de 1955 que Valencia, que era un pueblo, a raíz de esa exposición comenzó a experimentar el crecimiento. «Se trazaron muchas cosas, como la autopista, la avenida Bolívar, las cloacas, porque Marcos Pérez Jiménez vino al Ateneo”, recordó Díaz.

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Obra de Picasso expuesta en el Ateneo de Valencia en 1955 (Foto: Cortesía)

En entrevista con Alfredo Fermín en la época en la que se preparaba el gran evento, Luis Eduardo Chávez le hizo una revelación. «En una reunión con diferentes empresarios para pedir apoyo para esa exhibición ocurrió lo que siempre pasa con los que tienen plata en Valencia, ellos se han hecho ricos en la ciudad, pero son incapaces de apoyar una actividad como esta”.

Chávez hipotecó su casa por 300 mil bolívares para pagar a la compañía de seguro y que pudieran llegar las 260 obras. “Y esta ciudad no le ha hecho reconocimiento a Luis Eduardo Chávez por eso”, lamentó Mercado.

Arrebatón cultural

Los afectados con todo lo que ha pasado desde 2007 no son los integrantes de la junta directiva del Ateneo de Valencia o de una cúpula de la oligarquía valenciana, como hicieron ver los tomistas en aquel momento.

Douaih lo calificó en pocas palabras. «Fue un arrebatón cultural y el robo más grande del arte que ha podido ocurrir en Venezuela, porque es la colección de arte más importante del país y está secuestrada”.

Es Valencia la que ha perdido. Se trata de la institución cultural más grande del estado y donde había más de mil obras cuando tomaron las instalaciones. Hoy se desconoce el estado actual de las mismas.

Fabián Díaz recordó que poco después de la «invasión del Ateneo» fueron llamados con urgencia porque en las afueras de la institución había alrededor de 500 libros tirados en la calle que eran parte de la colección de la institución.

Obras bajo resguardo

Por primera vez desde la toma del Ateneo se conocen algunos detalles de las obras que están en la institución. Feo La Cruz aseguró que en los últimos cinco años se han expuesto más de 200 obras de la colección, de más de 700. Afirmó que el año pasado se verificó el inventario y están todas en muy buen estado. “Para tranquilidad de los valencianos las obras están muy bien, de pronto alguna presenta alguna cosa y es atendida. La Fundación de Museos tiene un centro de restauración de obras muy bueno, así que cualquier cosa que se presente, que no ha pasado, tenemos cómo atenderla”.

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Obra ganadora del Salón Michelena 2000 titulada «Des… lavando pecados» de José Manuel Da Silva, Raúl Da Silva y Yordin Herrera (Foto: Dayrí Blanco)

Detalló que cuentan con el programa denominado “Bóvedas abiertas”, con el objetivo de que esa colección esté frecuentemente a la vista de todos, y que cada mes de marzo celebran el aniversario de la ciudad con la exposición de obras de valencianos que están en bóveda, como Arturo Michelena y Braulio Salazar.

Respecto a las actividades que realizan en el lugar, dijo que los talleres para niños y adultos son permanentes, se realizó el plan vacacional para más de 120 niños, hay clases de música, danza y teatro, y en la sala María Luisa Escobar se han presentado diferentes eventos, como el reciente tributo a Jesús Sevillano.

Feo La Cruz insistió en que en el MUVA las puertas están abiertas para todos, sin importar sus tendencias políticas. “A ningún artista que ha expuesto en estos años, ni a los que vendrán, les hemos preguntado su ideología política, han venido personas que en el pasado tuvieron posiciones de oposición acérrimas y, que hoy en día, simplemente entienden que aquí hacemos el trabajo”.

También dijo que conoce y respeta a los integrantes de la junta directiva del Ateneo de Valencia. “He hablado con algunos de ellos, uno me dio clases, otro es gran amigo mío desde hace tiempo, a veces nos vemos, yo voté por Elis Mercado en la Universidad de Carabobo… De tal forma que aquí lo que importa es siempre hacer un llamado a que nos unamos en lo que verdaderamente importa”.

La imagen del Ateneo a cuestas

Desde que esta junta directiva asumió, está itinerante. «Estamos llevando a cuestas la imagen del Ateneo. Es muy fácil criticarnos, porque nadie imagina lo que es tener una institución sin presupuesto y acosados todo el tiempo, cuesta demasiado, por eso nadie quiere ser de la junta directiva del Ateneo”, reflexionó Douaihi.

Para ellos resultaría cuesta arriba volver a organizar una bienal en la actualidad, sin el apoyo de los gobiernos regional y municipal y con la empresa privada en una condición de crisis económica. “Nosotros hicimos cuatro fuera del Ateneo y unos eventos espectaculares para recoger dinero y motivar a la gente, pero la gente ya está desgastada”.

Y esta no es una situación exclusiva del Ateneo de Valencia. Mercado sabe que aqueja a  todas las instituciones culturales del país que no son adherentes a la política del gobierno. «Atacan a las universidades, a la Iglesia, a la cultura, porque son instancias de opinión libre y no lo pueden soportar”.

La promesa incumplida

El 18 de marzo de 2022 un anuncio sorprendió a la junta directiva del Ateneo y a toda la sociedad carabobeña. El gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, durante la firma del convenio con la Universidad de Carabobo, que se realizó en el salón del Consejo Universitario, dijo que haría todo lo posible por devolver el Ateneo.

Encomendó al secretario de Gobierno, Jesús París, que se encargara de todo. Afirmó que se iba a comunicar con nosotros, pero no lo hicieron. «Nos quedamos esperando”, recuerda Díaz.

Meses después, Díaz se consiguió al mandatario regional en la antigua Facultad de Derecho de la UC, donde había un curso para policías, y le pidió cinco minutos para hablar con él. “Le dije que si cree que es posible que esa oficina donde caben tres personas, y que nos cedió la rectora Jessy Divo, sea el salón de sesiones del Ateneo. Me dijo: no se preocupe, deme tiempo que yo prometí entregarles el Ateneo y lo voy a hacer. Todavía estamos esperando”.

Como respuesta, Lacava convocó lo que han denominado el 65 Salón Michelena, desconociendo las cuatro últimas ediciones organizadas por la actual directiva del Ateneo, quienes catalogan el hecho como una usurpación, pero ante la que no se rinden.

“Hay un modus operandi, todos los gobiernos autoritarios borran el pasado. Esa es una constante de los gobiernos totalitarios, para dar la impresión de que la historia comienza con ellos”, lamentó Mercado.

Pero no hay borrador que pueda con la tinta indeleble de toda la historia que se construyó desde el Ateneo de Valencia, institución de una sociedad que espera volver a escuchar ópera, acordes de piano y violín, y aplaudir exhibiciones de obras que le devuelvan el latir al corazón cultural a la ciudad.




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