(Foto: Referencial / AFP)

Cuando fallece algún paciente de COVID-19, una nueva pesadilla comienza para sus familiares: tratar de cubrir los gastos de la cremación. Entre 400 y 500 dólares es el precio promedio de este servicio en Carabobo, sin incluir los servicios funerarios, que son unos 240 dólares adicionales.

De acuerdo a una fuente del sector funerario consultada por El Carabobeño, el precio de la cremación de fallecidos a causa de la pandemia es mayor debido a los gastos extras que ahora las funerarias incluyen en el esquema de costos, como los equipos de protección personal y trajes de bioseguridad que deben usar los trabajadores.

“A las funerarias muchas veces les toca cubrir incluso los trajes de bioseguridad de los funcionarios del Senamecf (Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses), quienes se encargan de trasladar los cuerpos y recibirlos en la morgue”, dijo la fuente, que prefirió no ser identificada.

Ya no solo se hacen campañas de recaudación de fondos económicos a través de redes sociales y plataformas como GoFundMe para cubrir el tratamiento de los pacientes contagiados, sino también para afrontar los gastos de los servicios funerarios. Tal fue el caso de la enfermera Rosa Suárez, quien murió el 9 de abril.

“Agradecemos toda la solidaridad prestada para los gastos de cremación de nuestra colega Rosa Suárez. Nos informa su hija que faltan pocos recursos, seguimos solicitando la mayor colaboración para la cremación”, publicó a través de Twitter el 10 de abril Julio García, presidente del Colegio de Enfermería de Carabobo.

El precio de la cremación es menor si se trata de una muerte que no asociada al coronavirus: entre 260 y 350 dólares. Casi 50 % menos en comparación con las cremaciones de fallecidos por COVID-19.

Actualmente, tres de los cuatro hornos que hay en la entidad carabobeña destinados a este servicio se encuentran operativos. Dos están en San Joaquín y los dos restantes en el cementerio Jardines del Recuerdo, donde hay uno en reparación. “Los retrasos que se han presentado durante las últimas semanas son debido a la gran demanda que hay”, agregó la fuente.

Se conoció que próximamente un nuevo cementerio privado abrirá sus puertas en Naguanagua y que, además, contará con dos hornos que aliviarían la demanda en ascenso ante el incremento de decesos por la pandemia.

En cuanto a los servicios funerarios para entierros, que no aplican para quienes fallecen por el virus, el precio es de aproximadamente 360 dólares con capilla velatoria y ataúd incluidos. Sin velorio, es de al menos 290 dólares. Esto no incluye los servicios del cementerio, que pueden llegar a superar los mil dólares si no se cuenta con el cupo o parcela en la que será enterrado el cuerpo.

Trámites funerarios burocráticos

Más de un calvario es lo que viven los familiares de algún paciente fallecido por coronavirus en Carabobo. El primero es el de la enfermedad, en el que deben pasar días buscando medicamentos, oxígeno, insumos e incluso recursos económicos. El segundo lo enfrentan al iniciar las gestiones para realizar la cremación del cuerpo.

El doctor Saúl López lo experimentó en carne propia. Su hermana, la médico traumatólogo Yridis López, falleció en horas del mediodía del viernes 9 de abril a causa de la COVID-19 y no fue sino hasta este lunes en la tarde cuando sus restos fueron cremados. Los trámites funerarios burocráticos retrasaron el proceso, denunció en entrevista con El Carabobeño.

Los hijos de la doctora Yridis López se encuentran fuera del país, por lo que su hermano Saúl López decidió hacerse cargo. Según su testimonio, el mismo viernes logró obtener el acta firmada por el médico que certificó el fallecimiento. Al día siguiente acudió al Registro Civil para registrar el acta. En ambos casos, afirmó, el proceso fue expedito.

“Jamás me imaginé sería en la funeraria donde me iban a poner trabas para cremar a mi hermana”, dijo, al explicar que los trabajadores de La Superior, ubicada en la avenida Bolívar de Valencia, le estaban solicitando una serie de documentos cuya obtención retrasó por al menos 48 horas la cremación e hizo todo el proceso más engorroso y doloroso.

Detalló que aunque la doctora Yridis López había pagado durante años una póliza que incluía cremación, tuvo que cancelar 170 dólares adicionales. “Me estaban pidiendo también 50 dólares más que eran para pagar un traje de bioseguridad, pero luego no me los cobraron”.

El médico expuso que su hermana, de 68 años, estaba siendo atendida en su casa porque se negaba a ser trasladada a algún centro de salud público. Durante tres semanas su estado de salud se mantuvo estable, hasta que de un momento a otro se desmejoró súbitamente y falleció.

Hasta el 11 de abril Carabobo sumaba 34 doctores fallecidos con sintomatología asociada a la COVID-19, incluyendo la traumatólogo, de acuerdo al conteo de la ONG Médicos Unidos de Venezuela.

La Superior señaló a El Carabobeño que el caso del doctor Saúl López se trató de un error involuntario por parte de su personal en cuanto a la solicitud de los documentos y la asignación del cupo para la cremación. Aclaró que los 170 dólares correspondían a una diferencia, por tratarse de una muerte por COVID-19 y que, en efecto, cobran 50 dólares por los trajes de bioseguridad.




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