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La exposición demuestra el movimiento del color que pregonaba cruz-Diez en su obra. Foto EFE

El artista venezolano Carlos Cruz-Diez (Caracas, 1923-París, 2019) protagoniza una exposición que se inaugura este jueves en el Centro Pompidou de Málaga (sur de España). Los asistentes comprobarán como el color cobra vida y movimiento a través de cuarenta obras, que provocarán miles de experiencias.

Esta retrospectiva supone además la presentación al público a nivel internacional de muchas de las piezas que se exponen, debido a su reciente incorporación a los fondos del Centro Pompidou de París.

Carlos Cruz Delgado, hijo del artista y director del Atelier Cruz-Diez, recordó en la presentación de la muestra que su padre dedicó «toda su vida a demostrar que el color es autónomo y no necesita la forma para existir», pese a que tradicionalmente «el color siempre ha sido asociado a formas».

Carlitos, como es conocido entre sus

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En total 40 obras de Cruz-Diez se exponen en el Centro Pompidou de Málaga. Foto Cortesía

parientes al ser el quinto Carlos de la saga familiar, desveló que pasó cincuenta años trabajando junto a su padre y «acompañándolo en su obra», porque él no es artista, pero sí le ayudaba a «resolver los problemas técnicos de los inventos» que concebía Cruz-Diez.

El comisario Michel Gauthier resaltó que están presentes todas las grandes series en las que Cruz-Diez dividió su obra a partir de 1959. Esto fue poco antes de instalarse definitivamente en París. En ellas, el artista quiso explorar cada uno de los aspectos particulares del fenómeno cromático.

Sobre todos los efectos ópticos destacan dos tipos. Los de la inducción cromática, los cambios de tonalidad e imagen que experimenta el ojo cuando ve simultáneamente diferentes colores. Y los de post-imagen, la aparición de un color tras la contemplación de otros colores.

«El genio de Cruz-Diez fue comprender que el color solo puede revelar mejor su relatividad fundamental mediante la participación activa del espectador», según Gauthier.

Un recorrido por la retrospectiva de Cruz-Diez en Málaga

 

En un recorrido por la exposición junto al comisario, destacó las pinturas que creó el artista desde finales de los años 50 del siglo XX. En ellas el color va cambiando con el movimiento del espectador mediante la colocación de láminas perpendiculares al plano del lienzo.

«No habrá dos espectadores con la misma experiencia ante una determinada obra. La experiencia cambia según la ubicación y la velocidad a la que se desplaza el observador», apuntó Gauthier.

En una de las series, ‘Colores aditivos’, el artista consigue que aparezca un color a partir del choque entre otros dos colores. Pero, como precisa el comisario, «son colores que solo surgen en nuestra retina, pero que no están en el lienzo».

A su lado escuchaba atenta sus explicaciones Adriana Cruz Delgado, hija del creador venezolano, quien desveló que su padre consideraba que los niños eran el mejor público en sus exposiciones, porque se acercaban a sus obras sin prejuicios.

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