Los mensajes digitales, popularizados por las crecientes tecnologías, y por las nuevas y maneras de escribir, muestran cada vez más en las pantallas digitales de teléfonos digitales, o sobre el papel, tres minúsculos “redondeles” o “puntitos”, que implican sugerentes significados. Seguidamente, hacemos una demostración de lo que decimos, al terminar de escribir estas líneas expresivas… ¿Vieron los tres puntos? ¿Los contaron bien? ¿Tuvieron la sensación de que alguna idea pudiese haber faltado por completar…?
¿Han renacido los viejos puntos suspensivos, esos que han sido siempre tres, por lo general…?

Estos tres puntitos se nos aparecen por todas partes, con mucha frecuencia, muy sugerentes al escribir en el móvil (Smartphone), en el computador, y hasta en lo que escribamos “a mano” sobre papel. Su presencia era antes muy ocasional en las buenas novelas, en cartas, o en la fraseología poética clásica. También, cuando escribíamos algún comentario, o en carteles de publicidad y anuncios, y en las noticias de la prensa.

Son tres puntitos que se han convertido en “algo” ya imprescindible para muchas personas, en una especie de “tic’ compulsivo del escribiente… ¿Lo vieron? ¡Acabamos de escribir tres más!

Los tres puntitos, que antes se usaban como interjecciones, se han convertido -en sí mismos-, en un elemento de comunicación más…, que pueden significar de todo, a nuestro gusto e inventiva. Al escribir, puede quedar “abierta” más de una impresión, más de alguna idea, como si se esperase una respuesta, un comentario, una réplica de alguien… ¡Alguien me dijo que ya le estaba cogiendo rabia a esos “miserables” puntitos! ¡Se comportan a veces –nos señaló– como productores de estrés!

En textos por correo electrónico, por SMS, por WhatsApp, mucha gente, aparte de rellenar espacios con figuritas y muñequitos, remata trozos enteros con esos tres redondeles minúsculos de sugerentes significados. Rebuscando en gramáticas encontramos que estos tres puntitos se usan al dejar oraciones inacabadas, con intención de expresar desconocer, dudar o temer; también como expectación o intriga por lo que se escribirá de inmediato. (Por ejemplo: “Señores, el ganador del concurso es…”). Pero cuando los tres puntitos están entre paréntesis (…), la idea es otra cosa, inconfundible: ¡Es señalar que se ha omitido algo de una lectura o escritura!

La Academia de la Lengua Española incorporó esto de los tres puntos seguidos (que llamaba “puntos seguidos”) en su definición en el Diccionario de 1869. Entendido como dejar algo en un sentido incompleto, cuando el discurso (escrito) queda en suspenso. Es correcto que escribamos los tres redondelitos (puntos) en mensajes donde no está todo dicho, y no pretendemos tener la última palabra, porque aún queda algo por expresar y cedemos ese espacio a quien nos lee. Tal vez invitando a la respuesta…

¡Cuánto valor pueden tener tres humildes puntitos en seguidilla, dejados para el final…!
Así llegamos al final de este comentario… ¡Y punto!




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