¡Conocer bien el propósito y significado de nuestra vida es la base de una de las fuerzas mas poderosas de nuestra personalidad: !La motivación, ese impulso base de nuestra salud física y mental! Tanto ese significado, como ese propósito, deben estar muy claros para que puedan ser motivantes y canalicen nuestras acciones. Debe existir, además, una adecuada conexión de tres elementos claves: ¡El sentido de futuro, la calidad de vida y la longevidad!

Sin embargo, nuestro organismo podría estar recibiendo, constantemente, muchos mensajes negativos, pesimistas, destructores, que nos alertan sobre enfermedades y muerte, y no nos movilizamos para cambiar nuestros hábitos. Atrapados por nuestro ego “inflado”, dominados por la autosuficiencia, llenos de soberbia, nos plantamos retadores, en una defensa férrea, y hacemos todo lo contrario; hacemos todo lo que nos perjudica.¡Como si nos hiciéramos los sordos y estúpidos, en actitud suicida! …

Derribar nuestras resistencias psíquicas y físicas negativas es siempre difícil. Las conductas opositoras buscan prevalecer, pero podríamos controlarlas y triunfar, después de haber pasado por alguna experiencia emocional y física, difícil y dolorosa. Los pacientes con cáncer, por ejemplo, deben hacer grandes cambios en sus vidas para salir beneficiados. El argumento central es que los estímulos positivos que asimilemos nos impulsarán a luchar: ¡Ése es el gran detalle! El mensaje es que: “estar sano es nuestro mayor motivador de vida y bienestar”.

Es necesario encontrar poderosos y nobles propósitos de vida, que hayamos mantenido por mucho tiempo, para que nos impulsen a avanzar. No confundamos la paciencia, la conducta moderada calmada y analítica, con malos hábitos de resistencia rígida y obtusa, que frenan la posibilidad de hacer buenos cambios. ¡Introducir la torpeza y los abusos en nuestra conducta, es como inyectar veneno en nuestras venas! …

Un secreto de felicidad es aprender a dar, sin esperar algo a cambio, pero nos educan bajo el efectismo de “sacarle” partido a toda oportunidad, aunque dañemos al prójimo. Recordemos que la felicidad no es un fin a alcanzar, sino un trayecto que disfrutamos al andar, en presente, y en positivo. La felicidad no es sumatoria de acciones, ni está en los años, meses o semanas acumulados. La felicidad no viene en “consejitos” de libros de recetas, ni en cursitos de “crecimiento” personal. “El destino no es una cuestión de suerte, es cuestión de elección. No es algo a esperar, es algo a ser conseguido…”
«Amigos, hoy es el mañana del ayer”.




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