transporte público
foto referencial.

Prevenir la COVID-19 en las unidades de transporte público del sur de Valencia es un acto de fe. En más de 80% se redujo la flota y es imposible mantener el distanciamiento social entre los pasajeros.

Hace dos años, entre las cuatro líneas que cubren rutas como La Florida, José Leonardo Chirinos, cementerio, hospital, La Isabelica, Plaza de Toros y otros destinos, existían alrededor de 150 unidades circulando, pero actualmente solo hay 20 operativas, según detalló el fiscal del terminal de estas cooperativas, Benito Uzcátegui.

Él tiene 30 años trabajando en el sitio y es primera vez que lo hace en medio de una crisis de transporte público tan severa. “La flota de gasolina tiene casi dos años arrumada… Es imposible cumplir con el distanciamiento social, el pasajero tiene que estar amontonado porque hay pocas unidades y tienen que ir a sus trabajos, a cumplir con sus labores”.

Dormir en la calle

Solo los vehículos a gasoil están en circulación en estos momentos en las líneas de transporte público del sur de Valencia. Pero no es una tarea sencilla para sus conductores.

Ellos tienen que hacer largas colas para poder surtir las unidades de transporte público en una rutina que les ha cambiado la vida por completo. Carlos García pasa la mitad de sus noches durmiendo en la calle para poder trabajar. “Hago cola un día sí y un día no. Un día me quedo en mi casa y un día no”.

Relató que suele llegar cerca de las 3:00 p.m. a la cola y logra su objetivo al día siguiente unas 17 horas después. “La comida me la llevo yo de una vez preparada para no tener ese gasto adicional”.

Y le toca hacer cola de manera tan frecuente porque solo le surten 80 litros de combustible que le alcanzan para trabajar un día y medio. “Nos echan poco, mi carro es pequeño y es lo que surten, a los más grandes les dan 100 litros, pero eso tampoco es suficiente”.

A todo este drama se suma el alto costo de los repuestos que hace más cuesta arriba la actividad del sector, por lo que muchos han decidido vender por partes las unidades de transporte público y dedicarse al comercio informal como un negocio más rentable.

“Cada dos meses se hace el cambio de aceite que está muy caro, pero es por el gasoil que nos las vemos duras, es lo que más nos complica… pero seguimos guerreando”.

La crisis de combustible ha afectado en gran media al transporte público en Carabobo. Ya en mayo, el presidente del sindicato del sector en la entidad, Adolfo Alfonzo, advirtió que el gremio estaba prácticamente paralizado al trabajar solo el 5%.




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