Para muchos padres, la infancia se presenta ahora como una etapa-momento que recibe (y amortigua) los ideales y las presiones psicosociales generadas por muchos de estos mismos padres, por lo cual la fuerza inter generacional está presente, retadora, muy dura y difícil de administrar, por mejor voluntad que se demuestre, y por más sutil que sea la ingenuidad adulta.
Muchos padres de hoy parecen haber “colonizado la infancia”, ahora convertida en un objetivo del creciente consumo desbordado (“hiperconsumo”), porque esta etapa infantil está, sin dudas, hiper conectada, hiper sexualizada e hiper activada, y agreguemos que está, también, hiper vandalizada por tanta información agresiva, de estos tiempos cuando las pos verdades son juegos de niños. Con lo que vemos a diario, pareciese que los progenitores pretenden que los niños actúen (y casi que piensen) como si las decisiones y propuestas salieran de sus padres. Pero la realidad no es como se le ve, desde los niveles de estos –radicalizados– parámetros de los adultos.
Las cosas no son así. Los menores necesitan atravesar, con apoyos y protecciones, por todas las etapas de un desarrollo propio, natural y auténtico, no presionado, para lograr en ellos personas y personalidades, tanto genuinas como funcionales. Esta verdad hoy casi no se permite, y mucho menos se logra. Ahora se intervienen e interrumpen los procesos y etapas evolutivos, se acelera una errónea comprensión del mundo, de la sociedad y la naturaleza, de la sexualidad, de la paternidad, y hasta de la muerte, entre otros difíciles temas y realidades a vivir: Es la pasión inversionista de querer etiquetarlo todo, con el fin de comprenderlo y poder actuar, en consecuencia. ¡Pero los adultos nos estamos pasando!
Cuando algún padre comenta, con ligereza, que uno de sus hijos es rebelde sin causa, podríamos sugerirle que recuerde cómo fue su propio pasado: ¿A su edad, recuerda cómo era usted, y en cuántas aventuras y “desajustes” se sobrepasaba la “normalidad”, y se inmiscuía? Esos mismos padres, ahora toleran menos este tipo de episodios. ¡Lo de siempre: Se alega que son de otra generación! Siempre se hablado en esos términos, al opinar sobre cómo ha sido el pasado.
Por el momento, impresiona ver a infantes (cuasi bebes) desde los dos años, pegados a la pantalla de las “tablets”, en preparación para los «combates» que se avecinan. ¿Tenemos que hacer algo? ¡Cuánta confusión hay en estos modernos padres! Deben reconocer que fueron sobre pasados por sus propios “niños”. ¡Así son las cosas!