El 27 de noviembre de 1820, se llevó a cabo en la prócera ciudad de Trujillo, la firma de los famosos Tratados, surgidos de las importantes conversaciones y discusiones que sostuvieron a partir del 22 de noviembre de 1820, los comisionados del ejército realista al mando del general Pablo Morillo, representado, por el general Ramón Correa, y el jefe del ejército republicano el Libertador Simón Bolívar, representado por el joven cumanés, el general de brigada Antonio José de Sucre.

Es la culminación de la Proclama de Guerra a Muerte, emitida el 15 de junio de 1813, precisamente en Trujillo, a causa de los horrendos crímenes cometidos por los jefes españoles: Francisco Rosette, Eusebio Antoñanzas, Antonio Tízcar, Domingo Monteverde y Antonio Zuazola entre otros.

Le correspondió al joven general Sucre de 25 años, abrir un espacio diferente en el ámbito político-social-militar, gracias a su carácter negociador, adornado de su bondad, clemencia y hábil diplomacia.

Los realistas catalogaban a los republicanos como: «una horda de insurgentes».

En Cabezas de San Juan, cerca, de Cádiz, se produjo el 1ro de enero de 1820, un alzamiento de tendencia liberal, promovido por los comandantes Antonio Riego y Rafael Quiroga, que obligó el 7 de marzo de 1820, al rey Fernando VII a jurar la Constitución promulgada el 19 de marzo de 1812, contra el sistema absolutista que mantenía férreamente.

La monarquía suspendió el envío de una nueva expedición comandada por el general Félix María Callejas integrada por más de diez mil soldados en reemplazo de las disminuidas fuerzas de Morillo, que en número de 10.500, llegaron a Margarita el 7 de abril de 1815.

Morillo en sus apreciaciones desde Venezuela informaba a España que:

“los americanos no quieren ser gobernados por nadie, a menos que sea su jefe”.

Morillo recibió instrucciones fechadas el 11 de marzo por Real Orden del Ministerio de la Gobernación de Ultramar de entablar conversaciones con Bolívar para lograr un Armisticio.

El 12 de junio, Morillo desde Valencia inició las comunicaciones con los republicanos.

Bolívar se encontraba en Cúcuta el 19 de junio; al tener conocimiento que el rey de España aceptó en marzo acatar la Constitución,
en Carta a Santander dijo:

» ¡Albricias mi querido general!, ya el rey español ha reconocido las cortes y la Constitución, forzado como él dice, por la voluntad del pueblo…

Bolívar recibió el 4 de julio al teniente coronel José María Herrera, Ayudante del general realista Miguel De La Torre, quien se encontraba en la población de Bailadores, con la oferta de parte de Morillo, de entablar conversaciones para buscar la suspensión de las hostilidades.

A tal fin Bolívar le contestó el 21 de julio desde San Cristóbal que:

“Venezuela acepta las conversaciones, siempre y cuando se le reconozca como un estado independiente, libre y soberano”.

Designó al «Siempre Leal» general Rafael Urdaneta y al coronel Pedro Briceño Méndez, como primeros comisionados para entrevistarse en San Cristóbal el 18 de agosto con los enviados por Morillo, (teniente coronel José María Herrera y el comerciante Francisco González Linares), quienes solicitaron que se adoptara y jurara la Constitución Política de la monarquía española, que se envíen diputados de Venezuela a las Cortes y que los españoles en cada provincia se mantengan allí”.

Como es de suponer las proposiciones no fueron aceptadas, pero se dio un gran paso en la búsqueda de la ansiada paz. España respondió que:

“Las negociaciones tendrán como base el reconocimiento de la soberanía e independencia de Colombia (Venezuela, la Nueva Granada y la provincia de de Quito)”.

Morillo designó el 20 de octubre a la comisión definitiva integrada por: el general de brigada Ramón Correa, jefe político de Venezuela, Don Juan Rodríguez del Toro, abogado, Alcalde de Caracas, firmante del Acta de nuestra independencia, hermano de Francisco, el marqués del Toro y de Fernando, y Don Francisco González Linares, rico comerciante de Caracas.

El Libertador designó al general Sucre, al coronel Briceño Méndez y al teniente coronel José Gabriel Pérez.

El 22 de noviembre se iniciaron las conversaciones en Trujillo, (Casa de los Tratados).
El 25, es aprobado por ambas partes el primer Tratado conocido como el «Armisticio», dicho documento, estipulaba la cesación de las hostilidades por seis meses, se mantenían los límites y permanencia en su actual lugar ambos ejércitos.

El 26 de noviembre culminaron las deliberaciones del segundo Tratado, denominado «Regularización de la Guerra», siendo aprobado por los comisionados en la ciudad de Trujillo

Ratificados y firmados por Bolívar y por Morillo el 27 en Santa Ana.

Escogieron a Santa Ana por cuanto Morillo llegaría desde Carache y Bolívar desde la ciudad de Trujillo.

Ellos decidieron colocar una roca en el sitio donde se abrazaron, posteriormente se colocaría un monumento de forma piramidal.
Fue inaugurado el 24 de julio de 1912.

El Libertador expresaría:

«Este Tratado, es digno del alma de Sucre, él será eterno como el más grande monumento de la piedad aplicado a la guerra».

Esta actividad de Sucre, le permitió ser designado en el Congreso Mundial de Historia reunido en 1980 en Bucarest, por solicitud del jurista e historiador ecuatoriano Jorge Salvador Lara:

“Precursor del Derecho Humanitario Internacional”,
adelantándose 43 años a la creación de la Cruz Roja y 44 a los Tratados de Ginebra.

El 28 de enero de 1821, con el Pronunciamiento de Maracaibo, el ejército realista lo consideró como violación a la tregua de seis meses;
Iniciándose las hostilidades el 28 de abril que culminaron en gran parte con la Batalla de Carabobo.

Nota: El general Ramón Correa, jefe de la comisión realista en los Tratados, estuvo casado con Úrsula Mijares, hermana de leche de nuestro Libertador; hija de Fernando Mijares e Inés Mancebo de Mijares.

Eumenes Fuguet Borregales.
eumenes7@gmail.com




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