Cuidar a un paciente con Alzheimer puede ser una tarea agotadora, más cuando no se está preparado para enfrentar los cambios en los nuevos patrones

El alzheimer es una forma de demencia muy habitual, en especial entre los ancianos. Es una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por una pérdida gradual de neuronas, que lleva a pérdida de memoria y de otras capacidades mentales tales como el pensamiento y el lenguaje, describe el doctor Ciro Gaona, médico neurólogo, Jefe del centro de investigaciones del Mal de Alzheimer en Caracas y director en la Fundación Alzheimer de Venezuela.

¿A quién afecta?

Es una enfermedad muy rara entre gente joven, aunque en ocasiones se dan casos de personas de mediana edad afectadas. Cada vez son mas los pacientes de avanzada edad afectadas por esta demencia, de la que todavía se desconocen con precisión las causas. Ya existen tratamientos que ralentizan el progreso de la enfermedad, pero no se conoce aún una cura eficaz.

Se conoce que entre un 25 y un 50% de las personas con más de 65 años, en especial aquellas que no se mantienen activas mental y físicamente, experimentan episodios de olvidos breves, lo cual no significa que vayan a desarrollar la enfermedad en un futuro, pues es normal que con la edad se tienda a pérdidas de memoria.

¿Cuáles son los síntomas?

Dado que no existe un patrón único, y la forma de aparición de la enfermedad es muy variada, debemos agrupar los síntomas más comunes para poder analizarlos.

Los síntomas más comunes de la enfermedad son incapacidad para aprender nueva información o reconocer información del pasado, cambios de personalidad, cambios extremos del estado de ánimo y conducta, así como dificultades para llevar a cabo actividades motoras. Con frecuencia al inicio de la patología, los pacientes colocan las cosas en sitios disparatados, como poner la cartera dentro de la cazuela o los zapatos dentro de la lavadora.

Etapas de la enfermedad

Esta enfermedad va avanzando y dañando al enfermo por fases, que pueden dividirse en tres períodos.

En la fase inicial la dependencia del paciente es menor, pues el paciente puede valerse para las actividades básicas, aunque tenga pérdidas de memoria y sufra desorientación. Es en este período cuando debe hacerse el diagnóstico para empezar con el tratamiento de fármacos que puedan frenar la evolución de la enfermedad.

Durante esta etapa, los familiares y el propio paciente deben tener claro que en el futuro todo va a ir a peor, y deben tomar decisiones importantes en las que el paciente debe tener participar, pues seguramente esta sea la última etapa de su vida durante la que pueda tomar decisiones con certeza y sabiendo lo que le pasa.

Alzheimer describió los síntomas que presentaba una mujer de 48 años como graves problemas de memoria así como las características neuropatológicas de la enfermedad que hoy lleva su nombre:

«La enfermedad comienza insidiosa, con debilidad, dolores de cabeza, vértigos, e insomnio suave. Irritabilidad y pérdida severa de memoria. Los pacientes se quejan amargamente de sus síntomas. La enfermedad se asocia a un ataque apoplégico repentino seguido por hemiplegia. La pérdida progresiva de memoria y de la mente aparece más adelante, con los cambios repentinos del humor, fluctuando entre el euforia suave y el hypchondriasis exagerado; la enfermedad conduce al estupor y al comportamiento infantil. Las características se diferencian de pacientes con parálisis general, por un patrón organizado del comportamiento y por la capacidad general del razonamiento» (Dr. Alois Alzheimer).

Durante la fase media, el paciente necesita ayuda de los demás para vestirse, lavarse, peinarse, comer o incluso hablar, pues se olvidan de el nombre de los objetos, y de el nombre de sus familiares. En esta fase son frecuentes las alucinaciones (los pacientes ven objetos que no están en la habitación como animales o personas conocidas) y los delirios (en ocasiones acusan falsamente a su pareja de infidelidad, piensan que sus invitados son ladrones, se asustan de su propia imagen en el espejo o llegan a entablar conversación con su propia imagen del espejo como he llegado a presenciar). En cuanto al tema de reconocimiento de las personas, por mi experiencia yo diría que el paciente sabe que te conoce, sabe que eres alguien a quien él quiere pero no consigue dar nombre a tu cara ni situarte en su vida pasada.

En la fase última o terminal, el paciente tiene total dependencia externa para cualquier tarea que vaya a realizar, como comer o limpiarse. Durante esta etapa el paciente pierde todo el contacto con cualquier mundo exterior y la capacidad de comunicación o de respuesta con su entorno. Aumenta el riesgo de infecciones o caídas y como ya he dicho antes, el paciente depende de los demás para absolutamente todo.

Historia

En noviembre del año 1906, Alois Alzheimer (un psiquiatra y neurólogo alemán) presentó en una reunión de psiquiatría un tema nunca antes analizado que el llevaba estudiando desde 1901, «Enfermedad característica de la corteza cerebral», su objeto de estudio era una mujer de 51 años llamada Auguste D. (en el hipervínculo se explica desde como comenzó este estudio, cómo se fue desarrollando y las pruebas pertinentes realizadas).

Cuatro años después de esa reunión, en 1910, esa enfermedad fue denominada demencia presenil (demencia en casos anteriores a los 50 años).

Alzheimer describió su segundo caso en 1911, fecha cuando también aparece una revisión publicada por Fuller, con un total de 13 pacientes con enfermedad de Alzheimer, con una media de edad de 50 años y una duración promedio de la enfermedad de 7 años.

Las investigaciones de Alois Alzheimer no fueron del todo bien recibidas por sus contemporáneos, por lo que fueron necesarios casi 60 años para que aquellas observaciones del médico alemán volvieran a cobrar interés para los investigadores.

Alois Alzheimer

Alois AlzheimerAlois Alzheimer fue un psiquiatra y neurólogo alemán nacido en Marktbreit el 14 de Junio de 1864. Su familia era acomodada, y pudo estudiar bachillerato y estudio superiores.

En 1888 se le nombró médico asistente en el centro clínico «Sanatorio Municipal para Dementes y Epilépticos» y fue escalando peldaños hasta llegar a médico adjunto. Se casó y tuvo tres hijos.

En 1903 abandonó su ciudad para poder continuar su estudio médico en München, en la «Real Clínica Psiquiátrica».

Murió a causa de un mal funcionamiento de sus riñones el 19 de Diciembre de 1915.




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