De seguro has escuchado y hasta has probado el beneficio de la Toxina botulínica tipo A, conocida como “botox”, para eliminar las arrugas faciales. El movimiento continuo de los músculos de la cara puede hacer que la piel se arrugue al envejecer y se vuelve menos elástica.

La toxina botulínica tipo A es una neurotoxina proteica producida por bacterias,  que se suele utilizar para suavizar las arrugas inyectándose en los músculos lo que lleva a que la actividad muscular cese de manera temporal, suele durar de 4 a 6 meses.

 Es una de las aplicaciones más frecuentes de la Toxina botulínica tipo A, sin embargo, también se ha utilizado en la medicina en una amplia gama de disfunciones musculares porque actúa sobre las terminaciones nerviosas e inhibe la liberación de acetilcolina en los espacios sinápticos, previniendo el espasmo o contracciones  musculares, de esta manera puede actuar sobre el dolor crónico, los contracciones y contracciones musculares involuntarias (distonía), utilizándose con éxito para aliviar estos síntomas.

En el ámbito ginecológico la mujer puede atravesar por diferentes patologías que están relacionadas con la aparición de estos espasmos musculares y distonías, que son llamados trastornos dolorosos sexuales vulvovaginales  que pueden ser primarios ( a partir de la primera relación sexual) o secundario (después de haber tenido relaciones no dolorosas) y presentarse siempre o de manera aislada.

Puede existir la participación de varias etiologías, desde problemas anatómicos hasta psicosociales o biológicos, por lo que se hace difícil separar las causas, lo que puede dificultar su tratamiento. Dentro de estos trastornos dolorosos se encuentra el vaginismo (contracción involuntaria de los músculos que se encuentran alrededor de la vagina), vulvodinia (dolor agudo en la vulva), dolor pélvico crónico por espasmos musculares del piso pélvico y en casos de patologías urológicas la cistitis intersticial y  vejiga neurogénica.

Como en la mayoría de estas patologías lo que se presenta es una liberación excesiva de acetilcolina y de mediadores inflamatorios, así como la de sustancias como adrenalina, dopamina, serotonina que pudieran inducir al dolor, la Toxina botulínica tipo A llega a realizar su acción, inhibiendo la liberación de acetilcolina y de estas sustancias que activan el dolor. La primera vez que se utilizó la Toxina en vaginismo fue en 1977  de ahí en adelante y en vista de los numerosos casos que no responden al tratamiento convencional, varios autores empezaron a  investigar el uso de la toxina botulínica tipo A en estas patologías.  

 Si has presentando cualquiera de estos trastornos dolorosos sin respuesta a tratamientos convencionales, es posible que la Toxina Botulínica tipo A puede ser una opción para el tratamiento, no dejes de consultarlo  con tu ginecólogo. Y si deseas conocer más de este tema visita mis redes sociales @Ginecoestetica.




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