Los problemas de aguas servidas en la entidad proliferan: esta vez es la salud de los vecinos en la urbanización Tacarigua de Flor Amarillo la que se ve vulnerada por los múltiples desbordamientos de cloacas, especialmente en temporada de lluvias cuando la calle Los Apamates parece un río de aguas negras.
Niños y adultos mayores se enferman constantemente de vómito, diarrea y sarpullidos en la piel. A causa del insoportable olor y la contaminación que impiden a la comunidad realizar actividades cotidianas.
Idania Reales no sabe qué hacer para que sus dos hijos logren comer. Desde hace meses ha tenido que llevarlos constantemente al médico porque las infecciones en la piel y los retorcijones de estómago no han cesado.
“Tienen fiebre y no aguantan el dolor abdominal de tanto vomitar. Ya no se puede comer ni cocinar porque no se tolera el olor”, dijo.

Los vecinos aseguran con preocupación que durante la temporada de precipitaciones la capa negra desemboca en el desagüe de aguas pluviales y la comunidad se ha vuelto más vulnerable a las enfermedades.
“Cuando llueve esto parece un río de cloacas. Flotan las heces y es imposible transitar por aquí. Hasta el perro se enferma”, reclamó.
Servicios en peligro
El otro gran temor de los habitantes de la urbanización Tacarigua es quedarse sin electricidad ni agua corriente, dos servicios fundamentales que ya empezaron a verse afectados en algunas zonas.
“Las tomas de aguas blancas ya están rodeadas de aguas servidas. Nuestro miedo es que uno de los tubos se fracture y se contaminen las aguas limpias”, señaló Silvia Gramko desde el frente de su casa, donde se encuentra un "ladrón" de aguas blancas subterráneo que condensa vapores putrefactos.

De las tanquillas de electricidad también desborda líquido negro. Para Mayela Zambrano la incertidumbre de los apagones ocasionados por la crisis del Sistema Eléctrico Nacional ya es suficiente, como para sumar la zozobra de una suspensión de luz definitiva, a causa de las cloacas.
Tres años ignorados
Adrubelys Esqueda explicó con molestia todo el esfuerzo que ha realizado la comunidad en vano. Ni la Alcaldía de Valencia ni la Gobernación de Carabobo han atendido los insistentes llamados.
“Pedimos de nuevo que nos resuelvan esta problemática urgente, porque ya no aguantamos tanta putrefacción”, reiteró.
“Queremos solución”, fue la improvisada consigna con la que los vecinos resumieron la exigencia que las autoridades han ignorando durante tres años.