Ricardo Rodríguez
Ricardo Rodríguez, tenista venezolano. Foto cortesía Ig @rick1rodriguez.

El destino de Ricardo Rodríguez comenzó a escribirse un día antes de su nacimiento, cuando sus padres tomaron la decisión de asociarse en el Altamira Tennis Club. Hoy es el número uno en el país y regresa a su tierra a reencontrarse con una disciplina que había estado ausente.

El tenista contó que desde pequeño inevitablemente pasaba parte de su día en contacto con las canchas de tenis, donde practicó desde los siete años alternando con otros deportes, como el fútbol, hasta los 12 años. La determinación de jugar al tenis como actividad principal surgió del análisis de un pequeño niño que no quería resultados grupales como en el fútbol y se inclinaba más hacia disciplinas más individuales, donde la responsabilidad recayera sólo en su rendimiento.

Así experimentó un crecimiento progresivo que rindió los primeros frutos a los 15 años, cuando recibió una invitación especial a disputar el sudamericano en Carabobo. Ganó en la categoría sub-16 y pasó directamente a figurar a escala internacional. 

Entre sus partidos más recordados está la victoria ante Dominic Thiem, reconocido tenista austríaco, en uno de los partidos del G1, el mundial que se jugó en Altamira, en Caracas.

Ricardo Rodríguez, un tenista que regresa

Rodríguez se dio cuenta de la posibilidad de ser profesional cuando ya lo era. «Al retroceder en el tiempo veo que todo se desarrolló con bastante rapidez, ya que en cuestión de dos años ocupé posiciones importantes en el ranking internacional«.

No fue fácil. Hoy reconoce que nunca imaginó un recorrido tan difícil y solitario, pero tomar decisiones es habitual en él. Además, se dio cuenta que ansiaba recorrer un camino distinto al común, buscando el profesionalismo y el éxito con valentía.

Su etapa junior fue sinónimo de felicidad y bienestar personal por alcanzar sus objetivos. En especial recordó su participación en el Roland Garros y US Open, los que vivió con su papá como acompañante en el público.

Al llegar a la etapa profesional hubo más sacrificios, cambios totales, con un mayor enfoque tenístico para asumir su carrera deportiva como trabajo y adaptarse tanto física como mentalmente a ser deportista a tiempo completo.

Se trasladó a España con solo 17 años. Allí lidió con la soledad y el desapego de su cultura. Recuerda esos años como una etapa muy fuerte, aunque hoy agradece haber superado tan joven esa adaptación, que hoy en día muchos de sus compañeros apenas atraviesan.

Representar la bandera, el sueño de los deportistas

El entrenador Willy Campos lo convocó para debutar en la tricolor en el año 2012. Vivió ese primer reto vinotinto con todas las ganas de demostrar su talento en la cancha. Así consiguió una racha positiva en Copa Davis, con el récord de más victorias individuales de Venezuela. Ahora, su agradecimiento y respeto es para Campos, por encontrar el momento más indicado para el debut.

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A la fecha cuenta con 22 series de Copa Davis jugadas, lo que le otorga gran experiencia en la cancha. Reconoce, no obstante, que siempre es un gran reto y se vive bajo la misma emoción, aunque en cada serie emplee mejores estrategias para sobrellevar el nerviosismo, presión, tensión y la responsabilidad que supone representar la bandera.

Rodríguez, desde su debut, ha sido número uno del país y, más allá, de la Copa Davis. Perteneció a la primera expedición de Venezuela en los Juegos Olímpicos Juveniles-Singapur 2010. Previamente jugó los tradicionales bolivarianos, sudamericanos, panamericanos y el ciclo olímpico, pero fue en la Copa Davis donde se afianzó el significado del verdadero trabajo constante.

Última edición de la Copa Davis, reconexión y sentir patriótico

Con el paso de los años, Rodríguez volvía al país por un máximo de dos semanas, a cumplir compromisos con el uniforme vinotinto o a participar en torneos. Le tocó vivir el momento en que  la Federación Internacional de Tenis (ITF) determinó que Venezuela no cumplía los requerimientos, ni los estándares para ser sede de sus eventos.

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Aún lamenta las consecuencias, pues varias generaciones perdieron la oportunidad de apreciar en casa a su selección. Entonces, comenzó un nuevo desafío para el que se unieron esfuerzos durante siete años, hasta que finalmente la Copa Davis volvió a su tierra, específicamente a las canchas de Puerto Cabello, este 2023.

Y la reconexión con los venezolanos fue total. Entre las vivencias más inolvidables destacó la incondicionalidad que sintió por parte del público, cuando en uno de los encuentros llovía tanto que detuvieron las acciones y al volver a la cancha observó que la gente se mantuvo bajo la lluvia, que no abandonaron sus puestos, esperando con gran fidelidad la reanudación del partido. “He podido reconectar con una parte de mí. No sabía cuánto la necesitaba y por eso estoy acá, estoy explorando las opciones en Venezuela”. 

El deportista anunció que seguirá jugando, ahora estableciendo su base en Venezuela, enfocado en crear y dictar charlas, clínicas o cualquier proyecto que sume a la reconstrucción y evolución del tenis venezolano. 




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