Se conoce como Adviento al tiempo santo en que celebra la Iglesia los cuatro domingos anteriores a la Navidad.

El primer domingo de Adviento es el primer día del Nuevo Año Litúrgico para la Iglesia Católica y en esta ocasión, en el Evangelio (Mateo 24,37-44), Jesús anima a los fieles a “estar siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y mantenerse en pie ante el Hijo del hombre”.

El Adviento es un tiempo de alegría para los cristianos, caracterizado por la preparación espiritual del nacimiento de Jesús. El Adviento comienza en el domingo más próximo del día 30 de noviembre y termina el día 24 de diciembre, convirtiéndose en el primer tiempo del año litúrgico cristiano.

El Adviento (en latín: adventus Redemptoris, ‘venida del Redentor’) es el primer período del año litúrgico cristiano, Su duración suele ser de 22 a 28 días, dado que lo integran necesariamente los cuatro domingos más próximos a la festividad de la Natividad (celebración litúrgica de la Navidad), pero -en el caso de la Iglesia Ortodoxa- el Adviento se extiende por 40 días, desde el 28 de noviembre hasta el 6 de enero.

Con particularidades litúrgicas propias, prácticamente todas las Iglesias cristianas históricas celebran este tiempo: la Iglesia Católica, la anglicana, la Iglesia Ortodoxa, las Iglesias protestantes (luterana, presbiteriana, metodista, morava, etc. ), la Iglesia copta, entre otras.

Los fieles cristianos consideran al Adviento como un tiempo de oración y de reflexión caracterizado por la espera vigilante (es decir, tiempo de esperanza y de vigilia), de arrepentimiento, de perdón y de alegría. En la iglesia ortodoxa, el Adviento incluye -como nota particular- una abstinencia estricta de ciertos alimentos, que torna en un ayuno cabal (conocido como el ayuno de la Natividad) en el caso de la Iglesia Ortodoxa Copta.

El color usado en la liturgia de la iglesia católica durante este tiempo es el morado. Por su parte, las lecturas bíblicas en el tiempo de Adviento son tomadas del profeta Isaías como también del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías.

Si se quiere que el Adviento sea un tiempo de transformación –a los hogares y corazones, e incluso a las naciones– entonces, la gran pregunta para los cristianos es si se va a salir de las convulsiones del tiempo presente con esta determinación: ¡Sí, levántate!

Es hora de despertar del sueño. Un despertar debe empezar en alguna parte. Es hora de regresar las cosas a donde Dios las destinó. Es hora para cada uno de cristianos de ir a trabajar –con la certeza de que el Señor vendrá– poner la vida en el orden de Dios en todo lo que se pueda. Donde la Palabra de Dios es escuchada, Él no ocultará la verdad; donde la vida se rebele Él lo va a reprender.

Según la Biblia, el Ángel Gabriel, se le apareció a María, indicándole que pronto daría a luz a un niño, hijo de Dios, que llamaría Jesús, y su reino no tendría fin. Ese tiempo de espera, es caracterizado como Adviento.

La corona de Adviento surgió en la edad media como símbolo de amor y luz hacia Dios. La corona de Adviento se caracteriza por ser una corona de ramas, puede ser de pino o abeto, con cuatro velas, por lo general son 3 de color morado y una rosado que representan las cuatro semanas del Adviento. La primera vela, es encendida en el primer domingo de tal lapso conmemorativo y las restantes son encendidas -una a una- en los domingos de las siguientes semanas.

La corona de Adviento está llena de simbolismo: su forma circular, representa la eternidad y su color esperanza, de observar, una cinta de color rojo  en la corona, simboliza el amor de Dios por la humanidad y el amor de los fieles que esperan el nacimiento de Jesús. También en esta corona se puede encontrar una serie de velas de otros colores diferentes, los cuales son: amarillo (que simboliza la fe en Cristo), rojo (que hace referencia al amor de Dios), azul (que representa la justicia de Dios), verde (que representa la esperanza del creyente que reside en Cristo), y blanco (el de la vela que se enciende en Navidad y que alegoriza la persona de Jesucristo).

Es diciembre y con él llegan muchas cosas, las vacaciones se aproximan y cada vez más se va acercando a aquellas fechas que llevan a la celebración más importante de este mes, la Navidad.

La Navidad es el pretexto perfecto para pasar un momento especial con la familia, es una época donde se puede hacer un estudio rápido de todo lo que hemos pasado en el año, recordar las experiencias agradables y aquéllas que no lo fueron tanto. Se puede hablar también de las tradiciones, como las posadas, las piñatas, los árboles de navidad, los nacimientos de porcelana o madera y las luces parpadeantes de colores.

Esta época del año está llena se simbolismos, se sabe bien que el motivo principal de esta celebración reside en el recuerdo del nacimiento de Jesús, aquel niño de cultura hebrea, judío, llamado Emmanuel, cuyo significado es: “Dios con Nosotros”, aquella criatura a quien Los Magos de oriente le ofrecerían: oro, incienso y mirra y cuya misión iba más allá de dar libertad al pueblo de Israel sometido por el Imperio Romano.

Los domingos de Adviento, la familia o la comunidad se reúnen en torno a la corona de Adviento.  ¡En este lapso, reunámonos como nación!

 




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