“La ambición de poder es una mala hierba que sólo crece en el solar abandonado de una mente vacía.”
Ayn Rand.

Abordar el tema de la tragedia venezolana desde lo estrictamente economicista es una tarea necesaria, absolutamente vinculada con la faena de enseñar economía, sobre todo en un país en donde toda la estructura económica ha pasado a una sala de terapia intensiva sin insumos, de economistas hemos pasado a intensivistas, lidiando con indicadores que bien no se publican o se publican de manera extemporánea y con absoluta falta de probidad.

La semana pasada en Banco Central de Venezuela, esa torre de hormigón que se yergue en el centro de la Capital de este ex país, tuvo que publicar los datos de inflación para el bimestre agosto septiembre, datos que daban cuenta de una gravísima inflación, los valores de estos meses son 7.4% y 8,7%, para un total anualizado de 318% y de 158,4% acumulado de enero a octubre, sin tomar en cuenta el efecto que las bonificaciones en diciembre de los sectores privados y públicos aún no se han cancelado, claro con el agravante de que los pasivos laborales para el sector público son una dádiva ominosa.

Seguimos en el vórtice de un posible retorno a hiperinflación, con esa tasa de inflación anual cercana a 500%, que opera “positivamente correlativa con la liquidez e inversamente correlativa con el peso que la deuda pública causa sobre el déficit fiscal”.

Todos los caminos están abiertos para el retorno hacia la hiperinflación en un país herido de muerte, hambriento, harapiento, desisntitucionalizado hasta la medula y en dónde la lógica del insulto, la calumnia, “la grosería y procacidad de la lengua dan cuenta, de una Inmanente depauperación social”.

El deterioro progresivo de la lengua nos conduce a creer en cualquier patraña y caer en los charcos del inconsciente, así hemos dejado de existir desde el alma, estamos vaciados de espíritu, “anestesiados espiritualmente”, esa anestesia del alma es la suma del daño antropológico, la metamorfosis del hombre nuevo, al hombre enfermo, la artrosis social desde el homo economicus al homo saucius y desde luego la absoluta ausencia del zoom politikón, por un sujeto cambiante, voluble, sobre merecido y que coexiste en lo que Ayn Rand definiese como la era de la envidia.

“En esas condiciones, sirve de base para críticas mordaces, comportamientos corrosivos y, no es raro, criminales, que miran siempre la destrucción del envidiado”, además de la inmensa crisis económica nos agobia un caos en lo político y en lo social, podríamos afirmar que nuestra crisis es una deformación filosófica, un estado perpetuo de confusión en los modos de pensar y hacerlo con claridad, por ello las virtudes son atacadas con tanta irascibilidad.

La emergencia se siente en la soledad de las calles, en las familias fracturadas, en el retorno de los migrantes desde Estados Unidos, pues Venezuela es segura, cuando lo que subyace es la imposibilidad de lidiar con ese peso humano y resulta económicamente más rentable enviarlas de retorno a su país patíbulo.

Ostentamos los últimos lugares de libertad económica y política del orbe y eso es una inocuidad para los entes internacionales. Venezuela dejó de existir, fue trocada en un lázaro en ostracismo por el chavismo, ese conjunto de ideas atadas por el odio, la rabia y el resentimiento, no podíamos esperar otro resultado.

En este ex país todo es una distopía lúdica lo que denuncia Huxley: “Preocupa que las personas decidan no leer por su propia cuenta, sin la prohibición para hacerlo” . Todo es un circo un festín sin sentido, los ditirambos del horror, la risa hueca ante el horror que es mesura del daño moral y espiritual.

Una nación de personas sin marcos de pensamientos, sin virtudes trascendentales, guiadas por el único interés el crematístico, la búsqueda del atajo, la viveza criolla, la picardía que deviene delincuencia y caos.

Venezuela es un país infinitamente contradictorio, los criminales en las cárceles convertidas en clubes para los vicios por obra y gracia del régimen de los cacos, ostentan vidas más cómodas que el ciudadano común, el neologismo del pranato, que define la depauperación del logo de la mano del régimen, le permiten convertir el fracaso penitenciario de la cárcel de Tocorón en un éxito, cuando en realidad es el fracaso de colosal de un Estado macilento e hipertrofiado.

Finalmente la crisis nuestra de cada día transcurre como el catre de Procusto, aceitado por el abandono de la lógica cambiaria, la ausencia de moneda y la repudiabilidad al bolívar. En esta heredad pasarán a la historia como los destructores del signo monetario, son peores que Othar el corcel de Atila, lograron convertirnos en este circulo infernal, sin embargo nos corresponde evitar que se salgan con la suya, hacerles la vida compleja, denunciarlos y ser distintos a ellos. He allí el peor de los insultos, rechazar toda forma de proxemia que se aproxime a este escollo en el desarrollo histórico y social de la nación.

“Precisamente quería prevenirle contra el pecado del perdón. (La rebelión de Atlas)”
Ayn Rand.
X @carlosnanezr
IG @nanezc

Referencias:
Aguilar, L. (2020). Reflexiones sobre Cuba y su futuro. Miami: Universal.
Bruno, M., Di Tella, R. D., & S, F. (1988). Inflación y Etabilización . Cd. Mexico: Fondo de la Cultura económica.
Huxley, A. (2007). Regreso a un mundo feliz. México: Porrua.
Pérez.Javier. (1999). Deterioro de una sociedad , decadencia de un lenguaje. Caracas: IESA.
Rand, A. (22 de 07 de 2016). Saliendo de la caverna. Obtenido de Saliendo de la caverna: https://omateosm.blogspot.com/2016/07/la-era-de-la-envidia.html




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