La respuesta de los médicos ante el tinnitus fue durante mucho tiempo “no tiene cura”, “acostúmbrese a vivir así”. Por lo que en el 2014, nos dedicamos a realizar un  estudio descriptivo, multicéntrico, transversal, con el objetivo de conocer la perspectiva del paciente con relación al tinnitus, por lo que los atendidos en 13 centros entre julio y octubre de2014, se les aplicó un cuestionario que comprendía: nomenclatura, escala de optimismo–resignación, conceptos, áreas afectadas, número de consultas, satisfacción y evaluación de la respuesta de los médicos consultados.

Resultados: el nombre más usado fue zumbido 32 %, seguido de grillo 33,2 % quedando tinnitus 8,4 % y acúfenos 3,7 %, con poco uso. Se percibió dudas en 41,7 %, resignación 27,3 %, optimismo 21,4 % y pesimismo en 9,6 %. Uno de los pensamientos recurrentes fue temor a quedarse sordo en 15,4 %, y el área afectada fue la conciliación del sueño 27,6 %. Un tercio de los estudiados nunca había asistido a consulta por tinnitus mientras que otro tanto había acudido más de tres veces. Cerca de la mitad percibió que el nivel de conocimiento sobre el tinnitus fue medio (19,6 %), poco (15,2 %) o ninguno (4,3 %).

Conclusión: Desde la perspectiva del paciente con tinnitus, existen falsos conceptos y los médicos podrían ofrecer una atención que ayude aún más a la reducción del impacto.

El término tinnitus proviene del latín tinnire, que significa campanillear o tintinear.

En medicina se define como la percepción consciente de un sonido que no puede ser atribuido a una fuente externa.

Se manifiesta como un zumbido, pero puede percibirse con otras características como silbidos, grillos, chasquidos o, con características tonales particulares.

La intensidad del tinnitus es variable, desde ruidos casi imperceptibles hasta sonidos insoportables e intrusivos que comprometen la calidad de vida del paciente e incluso pueden llevar al paciente a ideación suicida.

Este fenómeno acústico es frecuente, se estima que afecta entre un 10 a 15 % de la población general, según datos publicados.

Su prevalencia aumenta con la edad, concentrándose en pacientes mayores de 45 años y en especial, en el sexo masculino.

En nuestro país desconocemos las cifras exactas de la incidencia y prevalencia, sin embargo se describe una prevalencia entre 0,5 a 20 % en la población general, con un 1 % de afectación grave en su vida.

A través de los años, mucho se ha descrito en la literatura internacional, acerca de las causas de este padecimiento, sus manifestaciones clínicas y psicológicas, así como también sobre su clasificación, batería diagnóstica y, lo más controversial, su tratamiento.

Hasta la fecha, ha sido difícil concretar el manejo adecuado de estos pacientes, producto de la diversidad de criterios tomados en cuenta al momento de diseñar un protocolo de estudio.

Aunado a ello, el tinnitus puede mostrar diferentes características acústicas, en cuanto a intensidad y tono; pero lo más resaltante nace de la perspectiva de cada paciente.

La percepción del sonido es muy personal, lo cual surge de un esquema de creencias muy ligadas a la personalidad.

Un gran porcentaje de estos pacientes han escuchado de su médico la frase: “no hay nada que hacer con su tinnitus, deberá aprender a vivir con él”. Esto no es verdad, son graves las consecuencias que acarrea este planteamiento en el paciente con tinnitus por ser devastadoras. Por otro lado, desde el punto de vista global, los resultados del manejo farmacológico del tinnitus no han sido satisfactorios y aunque existen modalidades terapéuticas que han reportado altos niveles de éxito, no han sido aprobadas por los organismos regulatorios (FDA, EMA) porque no han podido ser replicados de manera uniforme y muchas veces su eficacia no es mayor a la del placebo.

En consideración de lo anterior, probablemente el tratamiento personalizado para distintos grupos de pacientes, la mayor especialización de los profesionales en técnicas no farmacológicas y la identificación de condiciones potencialmente manejables, permiten dar a estos pacientes una respuesta satisfactoria, aunque no siempre total ni definitiva.

Por ello, aquel estudio pretendió dar respuesta a esas interrogantes, sentar las bases para nuevas investigaciones, y servir de estímulo a quienes atienden a los pacientes con tinnitus, para que tengan una mirada en su interior, e identifique como convertirse en verdaderos agentes de cambio y contribuir al control del tinnitus por quien lo padece.

Llamó la atención, también que más de la mitad de los pacientes refirieron no haber quedado satisfechos cuando acudían por tinnitus, al otorrinolaringólogo, pero la mitad de los pacientes estuvo convencido de su curación. Para ello es fundamental que los estudios complementarios sean solicitados ante la sospecha de una causa tumoral, vascular, neurológica o sistémica (laboratorio, imagen)

Aunque existen muchas sugerencias terapéuticas para el manejo del tinnitus, no existe un estándar aceptado globalmente. La evidencia existente, a pesar de ser de alta calidad, es escasa; y la diversidad de criterios no contribuye a la unificación de conductas. Quizás esto fue interpretado por más de 1/3 de los pacientes de la serie como “escasos conocimientos”. Esto obliga a incorporar en los centros de formación de especialistas, actividades dirigidas a capacitarse en la atención a estos pacientes.

Los autores coincidimos con otros grupos de investigadores y estamos convencidos que nunca se debe desanimar al paciente diciéndole “no existe nada que podamos hacer por usted” y/o “acostumbrarse a vivir con su tinnitus”.

Al contrario, la conducta primordial es la evaluación integral y hacerle sentir que no está solo, que existen herramientas para llegar al diagnóstico y de acuerdo a ello, se dictarán las recomendaciones pertinentes.

Es que el estudio del tinnitus es un campo en activo desarrollo y probablemente nuestra comprensión de él mejorará en los próximos años, llevando a soluciones más efectivas y definitivas para estos pacientes.

Desde la perspectiva del paciente con tinnitus, existen falsos conceptos y los médicos podrían ofrecer una atención como verdaderos profesionales de cambio, en actitud y perspectiva, frente al problema.




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