Estefanía Rosales Coronel

Bajar de peso, ser más organizado, ahorrar más dinero, ejercitarse más, pasar más tiempo con la familia, dejar de fumar; son algunos de los propósitos más frecuentes en la lista para Año Nuevo. Sólo 8% de las personas logra alcanzarlos, según coinciden diversas investigaciones. 

“El fin de un año es un período bien particular. Permite sentir que estamos cerrando un ciclo y abriendo un ciclo nuevo. En ese momento hacemos una reflexión acerca del año, como comenzó, qué cosas aprendimos y cuando se aproxima el Año Nuevo lo vemos como una apertura de posibilidades. Empezamos a imaginarnos escenarios”, comenta el coach de vida Miguel Ángel Herrera.

El origen de esta tradición se remonta a los babilonios, quienes realizaban promesas a los dioses esperando congraciarse con las divinidades en el año que iniciaba. Por lo general, se comprometían a retornar cualquier artefacto que hubiesen pedido prestado y pagar sus deudas. Más de dos mil años más tarde, se siguen haciendo las mismas promesas. Un estudio de la Universidad de Bristol realizado en el  2007 por Richard Wiseman que involucró a 3.000 participantes, demostró que 88% de quienes hacen resoluciones de Año Nuevo fracasan, a pesar de que 52% de las personas al inicio tenían confianza en que cumplirían sus metas. 

“Diciembre es una fecha que por el hecho de nacer el Niño Dios, la gente se siente conectada religiosamente”, explica el coach de vida y organizacional Mónico Carvajal. “Se maneja una energía diferente, la gente se mete en el espacio del cierre del ciclo de año. Pero todos los días estamos cerrando y abriendo ciclos, o al final de una semana o al final de un mes”. 

Los errores usuales

Una investigación publicada en el 2015 en el Journal of Clinical Psychology encontró que 45% de las personas elaboran propósitos de Año Nuevo frente a un 38% que no los hace nunca y otro 17% que las hace, pero de manera inconstante. De este total 24% fracasa de manera frecuente y tan solo 8% tiene éxito en el logro de sus objetivos. El coach de vida y Máster practioner en PNL (programación neurolingüística) Miguel Ángel Herrera,explica por qué suele suceder.

“El primer error es al momento de diseño. Las realizamos justamente cuando estamos de vacaciones, cuando no estamos metidos en la rutina. Vemos un mundo de apertura de posibilidades. Cuando arranca nuevamente la rutina, se cae”.

También el estudio encontró que 75% de las personas mantuvieron sus resoluciones durante la primera semana; un mes más tarde el porcentaje cayó a 64% y después de 6 meses, menos de la mitad de los participantes (46%) seguía adelante con sus promesas para el Año Nuevo.

Otra de las equivocaciones que se cometen al momento de definir los propósitos de Año Nuevo, a juicio de Herrera es trazarse metas demasiado generales. Es preferible que sean específicas y bien delimitadas. Si alguien se propone adelgazar, debe definir cuál va a ser el peso que desea y cómo va a hacer para alcanzarlo. 

Mónico Carvajal expone como otro desacierto el no tener la emoción adecuada para declarar las metas. “Si alguien está en el espacio de la resignación, de la desesperanza, de la falta de disposición no va tener la fuerza ni la energía necesaria para fijar la meta. A veces la gente fija la meta primero, pero no está en la emoción. Si no está en un modo emocional adecuado, la meta no va a tener ningún tipo de efectividad”.

Ser realistas y específicos

El estudio del Journal of Clinical Psychology halló que 47% de los objetivos de Año Nuevo se relacionan con mejoras personales. Por ejemplo, ser más organizado o aprender algo nuevo. 38% sitúa la pérdida de peso como lo segundo más optado y lo refente al ámbito financiero y emocional en el tercer y cuarto lugar de popularidad.        

¿Y cómo ser del 8% que logra cumplir con sus objetivos?

Lo fundamental al momento de trazarse objetivos para los próximos 12 meses, si se pretende cumplirlos, es ser realista, en especial cuando se trata de la cantidad de metas con las que se va a comprometer. Es aconsejable mantener alrededor de dos o tres propósitos primordiales que realizar una lista interminable. Y a medida que se alcancen estos dos primeros, se pueden incorporar algunos de los demás.

“A veces cuando decimos los deseos, expresamos un montón de cosas que queremos lograr. ¿Pero a cuántas realmente le puedes hacer seguimiento? Es esencial aprender a establecer un ambiente que permita mantenerse en la meta”, explica Herrera. 

En el caso de quienes desean mejorar sus condiciones físicas en el próximo año, bien sea ejercitándose más o alcanzando un peso ideal, si se van a inscribir en un gimnasio deben organizar su tiempo apropiadamente, y tener la certeza de que poseerán los recursos que le permitan realizar la actividad. 

Y si se desea llevar una alimentación más sana, la casa debe convertirse en un espacio libre de tentaciones. “Saber quiénes son los que me van a apoyar en esa meta, está comprobado que si hay alguien que me apoye es más probable que lo logre”.

Táctico. Viable. Real. Que se pueda realizar. Así define Mónico Carvajal un propósito de Año Nuevo bien construido. Muchas personas cuando fijan las metas no ven la factibilidad, la posibilidad de que se pueda hacer. “Hay que buscar metas medibles, reales, de acuerdo a los recursos con los que se cuenta, a los que posea para cumplirlas. A veces nos trazamos objetivos que no son nuestros. Tiene que ser de acuerdo a las propias inquietudes, para satisfacer las necesidades primordiales”.

¿Escribir o no los propósitos? Carvajal es partidario de que todas las listas tienen que estar fuera de la cabeza. En el inventario se va desglosando lo que se desea alcanzar, de forma específica y con fecha de cumplimiento, con los pasos necesarios para cumplir cada una.

Los enunciados correctos

Dentro de la PNL (programación neurolingüística), la forma en que se construyen los mensajes que nos enviamos a nosotros mismos es determinante. Las oraciones deben elaborarse siempre en positivo. Un propósito de Año Nuevo muy común es dejar de fumar, pero es incorrecto construirlo en esos términos. “Ser una persona más sana, tener una mejor relación con mis pulmones. Pero no colocar el fumar, porque ese es el verbo que se quedará en la mente”, detalla el coach Miguel Angel Herrera.

Mónico Carvajal concuerda con el coach y pone como ejemplo a las personas que dicen que quieren perder peso.

“A lo mejor lo que deseo es tener más vitalidad, salud, vivir tranquilo, vivir en paz. El cerebro funciona con lo que le ordenamos, qué es lo que quiero, y no qué es lo que no quiero”.

Herrera resalta la importancia de aprender a manejar los errores que se cometen en el trayecto hacia el cumplimiento de lo trazado y evitar caer en una mentalidad de catástrofe o de perfeccionismo. Una equivocación, no implica el fracaso en el logro de una meta. 

Las conversaciones de los estados del Yo, las que tenemos con nosotros mismos, son claves para perseverar y mantener el ánimo, explica el coach de vida. 

“Si empiezas a criticarte, a nivel emocional lo único que vas a lograr es desanimarte. Te equivocaste pero no te preocupes, sigue con la meta, sigue hacia adelante”.

La PNL ofrece un modelo para aprender a visualizar compuesto por tres elementos, detalla Carvajal. El primero son las imágenes de lo que se desea, deben ser claras y nítidas. El segundo son los sonidos, las palabras que nos decimos a nosotros mismos y lo que los demás nos dicen. Y el tercero es el kinestésico, que responde a las sensaciones: ¿Cómo nos hace sentir esta visualización?

“Las declaraciones son vitales. Una declaración resolutiva es mucho más poderosa que decir quizás, a lo mejor. Sí es importante cómo se dicen las declaraciones a futuro. Cuando te comprometes con algo no importan las estadísticas, el tiempo, lo político, lo social, ni lo económico, lo llevas a cabo”, concluye Mónico Carvajal.




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