Tener una cuenta nómina no significa estar bancarizado. (Foto Archivo/ El Carabobeño)

Las cuentas nómina son mayoría en el sistema financiero nacional, pero son usadas como un cajón de donde se saca el dinero justo cuando es transferido.

Dayrí Blanco

Son las 2:00 p.m. y Francisco está aún en la oficina. Mira su reloj con impaciencia. Debe salir en menos de una hora, de lo contrario la necesidad de tener su salario en efectivo en sus bolsillos chocará de frente con el cartel que de forma clara indica “cerrado”. Es quincena y además viernes. Como él, sus compañeros Mauricio, Ana y Magali tienen la misma ansiedad. Saben que tendrán que hacer una larga cola. Pero lo importante es llegar a tiempo para dejar nuevamente sus cuentas en cero. Los bancos están repletos. Todos. Públicos y privados; universales o no. Pero es una realidad irónica. La sociedad no está eficientemente bancarizada. La pobreza sigue siendo su sello de presentación.

Los números están ahí. Viajan a través de los sistemas de las entidades bancarias. Van y vienen. Le imprimen velocidad los 15 y 30 de cada mes, pero en apenas una transacción que tarda menos de un minuto, el sueldo mínimo que cobra la mayoría de la población venezolana desaparece de los registros. El monto máximo que permite sustraer un cajero automático supera por más de 300 bolívares el salario básico. Manuela, la prima de Francisco, acude a esa herramienta cada vez que a su teléfono celular llega la acostumbrada y esperada alerta de depósito. La capacidad de ahorro ha mermado. Las cuentas nómina son líderes, de no existir difícilmente las colas serían la norma en los bancos.

La profesora universitaria y experta en el tema Yoskira Cordero indicó que se debe prestar atención a indicadores que miden la bancarización, para así disponer de información para tomar decisiones de políticas públicas y contribuir a mejorar la situación de crecimiento de las economías rezagadas como la venezolana. “Existe una relación positiva entre bancarización y crecimiento económico”.

Cifras contradictorias

Los datos oficiales contradicen la realidad analizada por especialistas. La más reciente publicación de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban) data de 2012. En ese entonces se aseguró que el índice de bancarización nacional estaba en 62,53%. Pero es una cifra que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) refuta al indicar que para el cierre de 2014 solo el 32% de la Población Económicamente Activa (PEA) de Venezuela cuenta con al menos una cuenta bancaria.

Francisco es parte de esa cifra. Pero como él, más del 50% pertenece a esa estadística únicamente porque la empresa para la que trabaja le abrió una cuenta nómina. El economista y profesor de la Universidad de Carabobo Carlos Ñáñez explicó que basado en el porcentaje que dio la Sudeban en 2012 solo el 25% de la PEA está bancarizado bajo los conceptos universales que esto indica. El 40% de ese 62,53% son personas con verdadera capacidad de ahorro El 60% está representado por cuentas nómina.

Pero la Sudeban ha incurrido en un error de cálculo para favorecer sus cifras. Asume que la simple apertura y mantenimiento de cuentas bancarias es un indicador de bancarización. Ñáñez apuntó que resulta difícil medir las relaciones entre los integrantes de una sociedad y el sistema financiero, pero la técnica ideal es el resultado obtenido entre microcréditos productivos otorgados como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), cifra en la que el país desde 2004 muestra una conducta decreciente y ocupa los últimos lugares en la región.

Una de las más recientes encuestas publicadas donde se trató el tema de la bancarización fue la realizada por Datanálisis en agosto de 2004. En ese material se señaló que la bancarización en Venezuela estaba en 34,2%, uno de sus puntos más bajos desde 1993, cuando se había ubicado en 60%. Esa investigación de la encuestadora refirió que el momento cúspide de la bancarización se había alcanzado en 2001 con 62,2%.

Mayoría de carabobeños tiene cuenta nómina

En encuesta realizada a través de las redes sociales de El Carabobeño se confirmó el análisis de los especialistas. El 65,38% de los lectores que participaron admitió tener cuenta nómina, de esa cifra el 67,19% aseguró sustraer un alto porcentaje de su salario del cajero automático. Son los únicos beneficios de la banca que emplean, por lo tanto no están efectivamente bancarizados.

También se sondeó que el 72,31 posee chequeras y tarjetas de crédito, pero solo el 15% usa con frecuencia el primer mecanismo de pago, mientras que el segundo es empleado por el 100% cada quincena. Estos datos dejan en evidencia que en el país el desconocimiento de los beneficios reales de la banca pública y privada ha evitado que el proceso de bancarización se desarrolle en los niveles deseados. La pobreza sigue apuntalando en una sociedad que goza de un precario salario de subsistencia.

Sin beneficios reales

Son muchas las definiciones de bancarización. Unas más complejas que otras. El economista José Grasso Vecchio la enuncia como sinónimo de inclusión financiera que no es más que el acceso de la población a los servicios bancarios. La importancia de ese proceso es que se convierte en una forma efectiva de lograr progreso y combatir la pobreza. La persona que está fuera del sistema financiero es presa fácil de la usura, al tener que acudir a mercados informales para solicitar préstamos, pero también tiene restringido el manejo de sus ingresos y carece de medios de pago ágiles y seguros, entre otros tantos problemas.

Estar bancarizado no significa tener una cuenta. Tampoco gozar del beneficio del depósito quincenal del salario. “Tener una cuenta nómina y sustraer de ella en dos operaciones todo el dinero que entra no es estar bancarizado”, aseguró Grasso Vecchio, quien además es parte del directorio de la Asociación Bancaria de Venezuela. Pero si a eso se le suma la posibilidad de tener una tarjeta de crédito y esta se emplea como lo hace Francisco para “estirar la quincena”, tampoco se debe incluir en las estadísticas.

Las tarjetas de crédito fueron concebidas para pagos especiales como una emergencia médica, programas de inversión, pago de viajes o compras durables. Pero la crisis económica que ha desatado la precariedad del salario mínimo que se pierde en medio de la inflación ha desatado un uso irracional de este mecanismo, mientras que las chequeras han quedado extinguidas.

Pero existen otros indicadores negativos. Según datos del Banco Central de Venezuela (BCV) la cantidad de puntos de venta instalados en el país en 2014 subió 0,79%, lo que significó un ritmo menor comparado con años anteriores como 2012 cuando el incremento fue de 19,71%. Lo mismo ocurrió con la instalación de cajeros electrónicos que registró la menor alza durante los últimos cinco años.




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