Gerardo Rangel Sánchez
Llegó el 2 de enero de 1952, al puerto de La Guaira, procedente de Italia, con la maleta llena de ilusiones y un futuro prometedor, Vincenzo Chinnarella con solo 14 años y toda una vida por delante.
Después de una estadía corta en el ahora estado Vargas viajó a Valencia, su padre fue quien lo enseñó. Le compró la primera silla de barbero con la cual se estableció en la esquina La Salvación cerca de Los Colorados al norte de la ciudad.
Una venezolana lo cautivó. Sus familiares le exigían que se casara con una italiana.
En Los Colorados estuvo nueve años, una decepción lo obligo a reubicarse. Vicente como le dicen sus amigos se desplazó al sur de la ciudad específicamente al barrio El Carmen, calle 63, en la década de los 60. Las calles eran de tierra, ese sector de la ciudad todavía era zona agrícola.
Para este profesional del cabello el amor por Venezuela es muy grande. Tiene doce hijos, algunos están fuera del país. “Ellos me dicen que salga, pero yo me quedo”. Son varias las generaciones que se ha arreglado el cabello en está barbería, que sin duda alguna es la más antigua de la zona.
La historia se puede apreciar en las paredes del negocio. Afiches y periódicos viejos son elementos que resaltan en el ambiente, un cepillo desgastado y sus tijeras son los testigos silenciosos de una historia de las que quedan pocas en la modernidad de Valencia.