Estefanía Rosales Coronel

La semana pasada, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) dio a conocer que los mecanismos para la transición política que van a activarse son 3: la enmienda constitucional, el referéndum revocatorio y la renuncia, sumado a las acciones de calle organizadas. La Asamblea Nacional Constituyente tampoco ha quedado por fuera del todo. Hasta el momento, lo que está claro es un solo detalle: nada es tan sencillo, como parece.

Ante la pérdida del Poder Legislativo, el oficialismo se ha refugiado dentro del Poder Judicial. Y se ha dedicado a obstaculizar las acciones de los diputados de la oposición a través de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, como lo resalta la ex magistrada Blanca Rosa Mármol de León. “El TSJ es un absoluto imponderable, no sabemos qué va a pasar ahí”

-Hay una creciente rivalidad política, se ha trasladado al terreno institucional, ese era el juego perfectamente predecible, diagnostica el analista político, John Magdaleno, sobre el rol que ha asumido el TSJ frente a la AN.

En consecuencia, a los abogados constitucionalistas del país, como el doctor Gustavo Manzo, varias veces, les han formulado la misma pregunta: ¿Cuál de todas las alternativas es la mejor? “No hay soluciones mágicas en la política, ni expeditas, ni simples, ni rápidas. Ninguna solución va a ser simple, todas van a tardar y todas escabrosas”.

Enmienda constitucional

Por la enmienda constitucional, se pronuncia partidario el abogado constitucionalista y docente universitario, Argenis Flores, para reducir el mandato presidencial de 6 a 4 años. Así, el período del presidente Nicolás Maduro concluiría el próximo año. 

Para el jurista, la enmienda es la más difícil de ser obstaculizada por el TSJ. Incluso si ellos afirmasen –como algunos analistas lo han advertido-, que el principio de la no retroactividad haría entrar en vigencia esta modificación a partir del próximo período presidencial; existe un precedente, lo cual es importante. 

Se trata de la enmienda constitucional que prolongó el período presidencial a 6 años junto a la reelección indefinida, aprobada en el 2009. Para esa fecha, el TSJ sentenció esta modificación, a fin de que se aplicara de inmediato. De esta forma, el presidente Chávez logró su tercera reelección. “Si el sector democrático logra sustentar esta tesis y mantenerla, evidentemente es la salida menos traumática”, apunta Flores. 

Un poco más escéptico sobre la enmienda se muestra el abogado constitucionalista y profesor universitario, Gustavo Manzo. “En el campo jurídico, sería  el mecanismo más expedito, de estar viviendo nosotros en un régimen democrático”.

Con este mecanismo, Manzo predice que el TSJ dictaría una sentencia explicando que no puede ser aplicada de manera retroactiva, aunque en la historia de Venezuela haya ocurrido lo contrario, por más errada que sería emitirla. “En este caso, la enmienda debería ser interpretada y aplicada de la misma manera. Pero todos sabemos que no va a ser así”. 

Al ser respaldada por el voto popular, la enmienda estaría siendo avalada por un poder constituyente originario, y la opinión pública, la ratificación de los electores de la propuesta puede darle fortaleza a este mecanismo, arguye Manzo. 

La ex magistrada, Blanca Rosa Mármol de León se ubica en otra perspectiva respecto a este mecanismo; lo que menos le convence de esta alternativa es el lapso de tiempo que tomaría hacer la propuesta, su eventual aprobación por los electores y la convocatoria a nuevas elecciones presidenciales el año entrante. “Me parece que debería ser más rápido que eso. También creo que es una salida en la cual no hay sanción moral, ni de ningún tipo para el abandono de una presidencia. Por lo que es muy viable”.

Referéndum revocatorio

El referéndum revocatorio tuvo algunos traumas en el pasado, afirma Flores. Pero el analista político, John Magdaleno, piensa que ello no es suficiente para descartar esta vía. Al contrario, considera que es un momento en que se podría producir un cambio político a través del ejercicio del voto. 

“Si tuviera que escoger uno solo, me quedo con el referéndum revocatorio. En primer lugar, al gobierno le conviene que la disputa entre el chavismo y la oposición quede circunscrita al terreno institucional. Si la disputa permanece en ese territorio, el gobierno gana el juego, el resto de los poderes se podría oponer al parlamento y eso le quita margen de acción a la oposición, es lo que ha estado sucediendo con el TSJ”.

Citando al autor de El Arte de la Guerra, Sun Tzu, Magdaleno explica que ‘un general debe plantear la batalla en un territorio que le resulte conveniente’, y en el caso de la oposición venezolana, este territorio es la opinión pública y la calle. Con la victoria del 6D, la oposición obtuvo una legitimación social indiscutible. 

“Si se convoca a un referendo y los poderes públicos intentan obstaculizarlo, el enfrentamiento ya no sería entre el parlamento y el resto de los poderes públicos. Sino que sería entre los venezolanos que demandan un cambio político y, también la institucionalidad chavista”. 

Además, hay estudios de opinión pública, que sugieren que entre 25% y 33% de los entrevistados estaría dispuesto o muy dispuesto a firmar por la convocatoria a un referéndum revocatorio. Sin mencionar que en un sondeo de Venebarómetro, se encontró que 25% de los votantes que se identificaban con el chavismo afirmó que le revocaría el mandato al presidente.

“Es cierto que las reglas de juego establecidas vuelven más compleja esa convocatoria”, admite el analista político. “Pero la declaración de los entrevistados en varios estudios de opinión entre 2014 y 2015 sugieren que existe clima de opinión para la recolección de las firmas”.

La posibilidad de la creación de otra lista Tascón y las dudas sobre el Consejo Nacional Electoral (CNE), hacen que Mármol de León desestime este mecanismo. Además que las modificaciones realizadas a la normativa para que se pueda convocar al referéndum hacen que sea complicado lograrlo. El Art. 72 establece que sería necesario que los votos a favor del referéndum sean superiores a los que obtuvo el Presidente Nicolás Maduro cuando ganó los comicios.

Asamblea Nacional Constituyente

“Desde hace tiempo soy partidaria de la Constituyente”, asevera la ex magistrada Blanca Rosa Mármol de León. “Hemos llegado a un punto en Venezuela en que ya hay que refundar el Estado. Aquí se produjo una desinstitucionalización total, aquí no hay independencia de poderes”. 

Mármol de León argumenta que es necesario cambiar por completo los poderes públicos, eliminar la Sala Constitucional del TSJ, establecer la doble vuelta electoral y realizar otras modificaciones muy profundas dentro de la estructura del poder en Venezuela, que ameritarían una nueva Constitución. “Soy partidaria de las vías más expeditas, más directas, porque el problema que tenemos es muy grave y me refiero a la quiebra económica y moral. Esta situación no puede continuar”. 

Como lo define el doctor Argenis Flores, proponer una Asamblea Nacional Constituyente es, en pocas palabras, una reforma sustancial en la Constitución.

“La Asamblea Nacional Constituyente está de la mano de la reforma constitucional. La variante que le vamos a agregar es que ahí se terminan todos los poderes, pero no choca con ir pensando en la reforma constitucional. Hay que presentarle al cuerpo electoral por qué queremos la Asamblea Nacional Constituyente. Y no es un trabajo de un día para otro, va a llevar su tiempo, pero se puede hacer”, expresa Flores.

Madgaleno, por su parte, no desestima la Constituyente. A su juicio, tiene un problema estratégico serio que consiste en que con este mecanismo, el chavismo no tendría incentivo alguno para votar por la oposición, y podría dar origen a un oficialismo más cohesionado, ya que estaría comprometida la institucionalidad. 

“La Constituyente yo la desaconsejo en este momento de turbulencia política, de intranquilidad de la sociedad; la sociedad no se puede poner a pensar en una nueva Constitución”, argumenta Manzo. “Venezuela lleva 26 constituciones, y todas han sido consecuencia de este tipo de situaciones”. 

Acciones de calle

“No se debe perder de vista lo que quiere el pueblo”, recuerda el abogado constitucionalista Gustavo Manzo. “No debemos olvidar que el Estado está compuesto por personas y que las personas tienen su forma de ponerse de acuerdo. Pienso que hay que desjuridizar  un poco  el tema, sacarlo del ámbito jurídico y llevarlo al ámbito del ser humano, del ciudadano, incluso llevarlo un poco al ámbito político”.

De las estrategias planteadas por la MUD, el jurista resalta y le tiene fe a las manifestaciones pacíficas, ya que este último componente podría ser un elemento de desequilibrio que marque la diferencia. 

John Magdaleno está de acuerdo. En procesos de transición recientes como la Primera Árabe, el rol de la sociedad civil y su movilización fue definitiva. “Es necesario que la sociedad se movilice dentro del marco de la constitución, y en el marco de valores y prácticas propiamente democráticas que es lo que se exige que haya”.

Frente a esta compleja encrucijada política, el abogado constitucionalista Argenis Flores, recalca que los demócratas deben permanecer en el marco de la Constitución y explorar todos los mecanismos para solucionar la profunda crisis que vive el país. “Yo tengo fe como venezolano, que por los canales constitucionales no va a ser fácil, evidentemente, pero vamos a tener que seguir predicando la democracia”.




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