Romero fue rescatado del río con un traumatismo craneal. (Foto AFP)

AFP

La muerte de un seguidor del Coruña el domingo en Madrid ha conmocionado al fútbol español y abierto una polémica sobre la falta de previsión que pudo permitir una reyerta entre aficionados ultras rivales, de los que 21 siguen detenidos por estos hechos. 

«No existían elementos objetivos que permitiesen prever acontecimientos como los que se produjeron», aseguró este lunes el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, en una rueda de prensa posterior a una reunión de la Comisión Antiviolencia española.

La Comisión analizó lo sucedido el domingo cuando unos doscientos aficionados radicales mayoritariamente del Deportivo de la Coruña y del Atlético de Madrid se citaron para enfrentarse con palos, tubos de aluminio y navajas, entre otras armas, en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón, horas antes del inicio del partido de Liga entre ambos equipos a mediodía, que finalizó con victoria 2-0 para los locales.

Unas imágenes muestran como un grupo de personas arrojan al río Manzanares, que cruza la capital española, a un hombre, casi seguramente Francisco ‘Jimmy’ Romero Taboada, de 43 años, identificado por la prensa española como un miembro del grupo ultra coruñés Riazor Blues.

Romero fue rescatado del río con un traumatismo craneal y una parada cardiorrespiratoria que no pudo superar, según los servicios de emergencia madrileños.

 

Querían escapar al control policial

La falta de previsión policial llevó al Partido Socialista, principal formación opositora a pedir la comparecencia del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en el congreso de los Diputados y su secretario general, Pedro Sánchez, insistió este lunes en reivindicar «un deporte sano fuera de la violencia y de los extremos».

También los nacionalistas gallegos del BNG pidieron este lunes explicaciones sobre «la ausencia» de un dispositivo policial previo al partido. Los implicados en la pelea «hicieron lo posible por eludir el control de la policía, hubo una intención deliberada de escapar al control» policial, aseguró Martínez.

Los radicales coruñeses alquilaron en la provincia vecina de Lugo el autobús que los llevó a Madrid y ambos grupos se habrían citado por aplicaciones de mensajería como «WhatsApp», más difícil de controlar que las comunicaciones en redes sociales, según fuentes policiales.

Tampoco había antecedentes de enfrentamientos entre las aficiones del «Depor» y del «Atleti» en los últimos seis años, lo que había llevado a que el partido fuera considerado de bajo riesgo, lo que implica un menor dispositivo de vigilancia.

Martínez no quiso dar muchos datos de la investigación, pero adelantó que la policía examina una lista de entradas que habría ido a parar a los ultras y «sobre las que hay alguna duda sobre como se distribuye».

Nuevas sanciones

Un total de 21 sospechosos están detenidos por la pelea, de los que «cuatro son del Frente Atlético, uno del Alkor Hooligans (ultras del Alcorcón), dos Bukaneros (radicales del Rayo Vallecano) y catorce Riazor Blues», dijo a la AFP un portavoz policial.

Según la prensa española, los Alkor Hooligans y los Bukaneros, considerados de ultraizquierda, se habrían enfrentado junto a los Riazor Blues a los Frente Atlético, considerados de ultraderecha.

«Son grupos que se citan, se hermanan, no dependiendo de sus convicciones deportivas sino de sus afinidades ideológicas», señaló el secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, antes de la reunión de la Comisión Antiviolencia.

Cardenal adelantó este lunes la posibilidad de introducir nuevas sanciones como el cierre parcial de los estadios o la expulsión de grupos ultras de los estadios y anunció una reunión el jueves con la Liga y la Federación Española de Fútbol para estudiar estas nuevas acciones.

Tras lo ocurrido en Madrid, seis encapuchados agredieron a dos personas en un bar de Coruña, sede de una peña del Atlético de Madrid, y en Sevilla (Andalucía, sur) fueron detenidas tres personas por supuestamente causar destrozos en un bar frecuentado por aficionados del Atlético.

La muerte de Romero es la primera en enfrentamientos entre aficiones desde 2003 cuando Manuel Ríos, un aficionado del Deportivo falleció por los golpes que recibió de seguidores ultras de su propio equipo cuando intentaba proteger a un niño que llevaba una camiseta del Compostela, al término de un partido de Copa del Rey.

Más recientemente, en abril de 2012 murió Iñigo Cabacas por una pelota de goma lanzada por la policía vasca en los altercados entre aficionados del Athletic de Bilbao y del Schalke tras un partido de Liga de Campeones.




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