Dos cauchos, una batería y una dotación de aceite pueden adquirir. (Foto Eduardo Valencia)

Dayrí Blanco

Las soluciones han comenzado a llegar, pero no son suficientes. La cifra de 800 unidades de transporte público paralizadas en Carabobo por falta de repuestos, no cambiará con la proveeduría que instaló el Ejecutivo en la región. El límite impuesto de un cupo al año por chofer condiciona la profundización de la crisis.

Dos cauchos, una batería y una dotación de lubricante de motor, reciben quienes hayan cumplido previamente con los trámites que exige el Ministerio de Transporte Terrestre, a través de cada alcaldía. También tienen la opción de comprar bandas de frenos, filtros y otras piezas que tenga la proveeduría en inventario. Los precios tienen hasta un 70% de descuento con respecto al mercado nacional, un beneficio que podría tener resultados de ser más consecuente.

Adolfo Alfonso, presidente del Sindicato Único de Transporte del Estado, indicó que esta medida no abastece el 100% de sus necesidades. “Es sólo un paliativo a la situación”. Esta venta programada se ha realizado en 12 estados y sólo en Aragua ha permanecido en el tiempo. El resto no ha cumplido con sus objetivos. “Aspiramos a que la de Carabobo sí cumpla”.

Josefina Aldana, directora ejecutiva de la Proveeduría del Transporte de Carabobo, explicó que se trata de un programa conformado por todos los actores del sector. La idea es que junto con TransCarabobo se solucionen las fallas del servicio en el estado. Lo resaltante de esta iniciativa son los precios. José Enrique Betancourt, miembro de la mesa presidencial de seguimiento para el área del transporte público, detalló que el precio real de un caucho es de cinco mil 300 bolívares, y es vendido por especuladores hasta en 30 mil.

La vida útil de un neumático podría extenderse hasta por una año, igual pasa con las baterías. Pero en el caso de las unidades que cubren rutas urbanas, el constante transitar y el mal estado de las vías provocan, en su mayoría, que el desgaste se dé en un lapso menor. Son repuestos que ameritan ser cambiados hasta dos veces cada año. Aníbal Dose, alcalde de Los Guayos, dijo que entre semáforos los autobuses se deterioran más rápido. Reconoció que el límite de un cupo cada año, no es suficiente.

Inventarios siguen cayendo

Hacerle el motor a un vehículo es complejo. Siempre ha sido así. Requiere de una mano de obra especializada y de los repuestos justos. Pero con la caída de inventarios en las tiendas de autopartes, este trabajo resulta más difícil. Se necesitan 30 piezas para hacerlo. Durante el último año, para conseguirlas hay que pasearse hasta por 10 establecimientos. No importa el precio, lo importante es encontrar cada repuesto.

Javier Fernández, desde la vitrina de su negocio, es testigo del drama de sus clientes. Ha visto a quienes recorren diferentes lugares para completar su compra. “Es como ir al supermercado”. Para él, desde hace dos años su inventario ha caído en más de 50%. En su local era frecuente conseguir baterías. Ahora los despachos han disminuido de 30 unidades cada semana, a solo cinco. En ocasiones el proveedor llega con las manos vacías.

El kit de embrague es el rubro más solicitado. Yorni Altamiranda, encargado de un local en Candelaria señaló que es un privilegio tenerlo en almacén. Y de conseguirlo, el precio se presenta como otro problema. En dos meses varió de cuatro mil bolívares a 10 mil 800.

Ante la escasez, muchos han tenido que incorporar repuestos chinos, que muchos catalogan de mala calidad. “Pero el cliente por resolver se lo lleva”. Carlos Pacheco, dueño de un negocio de piezas originales, fue enfático al decir que los inventarios y ventas han caído en 50%, mientras que los precios han subido en la misma proporción.

En proceso de reactivación

El presidente de la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotrices (Favenpa), José Luis Hernández, indicó que la industria de autopartes está en pleno proceso de reactivación. Se espera que para noviembre hayan llegado al país los materiales que se compraron con los recursos aprobados en la subasta 23 del Sicad II, para logar surtir el mercado.

La producción de baterías en el país, según aseguró, no ha reportado caída. Las industrias están fabricando al tope de su capacidad. Pero no se ven en los establecimientos “porque las importadas ya no se están pidiendo”.




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