Es un inmenso mastodonte, cuya tenebrosa sombra cubre a todo el país e impide que la luz de la libertad y la felicidad llegue a sus habitantes.Tenebrosa sombra, que trasciende las fronteras y persigue a todos quienes huyen de ella hasta en los más recónditos lugares de la tierra.
Pero también a él lo persiguen otras sombras. Sombras que lo atormentan día y noche. A diferencia de las 50 sombras de Grey, las suyas son incontables. Se esconden en todos los rincones: Miraflores, Fuerte Tiuna, o donde sea que se refugia cuando está asustado, que es casi siempre. Las ve cuando menos lo espera.
La más oscura es la de aquel que lo dejó en la situación donde ahora se encuentra, y entonces le pregunta siempre por qué lo metió en este berenjenal.Es que el mandato que le dejó el profanador de tumbas, de destruir al país, lo está cumpliendo, pero piensa que no lo está haciendo con la rapidez suficiente para que el final de Venezuela sea más rápido y la muerte del país seaindoloray sin que la gente se dé cuenta.Sombra que lo acogota, lo agobia. Su pobre preparación no da para tanto.
Terrible es también la sombra que le hace el estamento militarque lo mantiene como el marionetista a su muñeco sin vida, y que se da el lujo de afirmar que más nunca habrá democracia cada vez que el muñeco se empeña en mostrar un talante democrático.
¿Y qué decir de los herederos de H. R., que disfrutan ahora de lo acumulado mientras éste vivió, en un dorado exilio lleno de lujos y comodidades? Esa sombra, que impide que a ellos les llegue la luz de la justicia, no lo cubrirá también a él, y lo sabe:A pesar de las afirmaciones del tenebroso Vladimir, el país retornará a la libertad y habrá justicia para todos.
Y el “comandante eterno” (que ya se convierte en este comentario en un leitmotiv) todavía vive,según dicen quienes se niegan a ver una realidad que tiene un nombre: FRACASO.Pero también vive en la mente del pueblo venezolano,que lo recuerda como la sombra maléfica que muchos se buscaron, y ahora padecen todos en la oscuridad de la miseria y el abandono.
La sombra del descontento reina entre quienes se supone deben ser sus mayores soportes, ante la certeza de que están sub pagados, ayunos de seguridad social, incapaces de estirar sus bajísimos salarios para poder pagar la educación de sus hijos, adquirir alimentos suficientes y medicinas, poder disfrutar de unas vacaciones justas y reparadoras. Y para remate, la sospecha, bien fundada, de que tampoco recibirán sus bonificaciones de fin de año. El dinero en caja no alcanza. Se lo robaron.
Y el histriónico porteño con aspiraciones de presidente le está también haciendo sombra con sus alas de vampiro. Ya se escucha su nombre como su posible reemplazo, ante la obviedad de su ramplonería y pobre respuesta a las exigencias del hambriento pueblo.
Y nada más tenebroso que la sombra de los muchos torturados en el Helicoide, “cajas de muñecas” y demás sitios donde el régimen aterroriza a quienes se le oponen. O la de los que son defenestrados fingiendo un suicidio. ¿Perturbarán su sueño, o es insensible al sufrimiento de sus compatriotas (que no está probado que lo son) como lo han sido todos los dictadores que la historia recuenta?
De todas esas sombras que le oscurecen su visión de futuro, la de mayor densidad es la de María Corina Machado, triunfadora en las elecciones primarias de la oposición, que acaba de culminar. El pánico es inocultable, las desesperadas “pancadas de ahogado” se suceden a diario.
No habrá salvavidas.
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