Pese a que se casó con un miembro de la familia real británica a principios de este año y se convirtió en la duquesa de Sussex, Meghan Markle todavía es una ciudadana estadounidense y tiene que pagar impuestos en el país norteamericano.
De acuerdo con Express, la esposa del príncipe Enrique se enfrenta ahora a una pesadilla tributaria, ya que los funcionarios estadounidenses están investigando si Meghan y su esposo le deben al Gobierno estadounidense una porción de su fortuna.
La pareja real podría tener que pagar impuestos a EEUU no solo por los cinco millones de dólares que posee Meghan, sino también por la fuente principal de riqueza privada del Príncipe Enrique, un fondo fiduciario que le otorga una ganancia de 300.000 libras anuales —cerca de 386.000 dólares— y por el que paga impuestos en el Reino Unido.
La fortuna del príncipe Enrique proviene de un fondo fiduciario de 20 millones de libras —más de 25 millones de dólares— heredado de su madre, la princesa Diana, y de la Reina Madre.
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