(Foto cortesía: aleteia.org)

es.aleteia.org en un trabajo periodístico hecho a personas de la tercera edad en la capital venezolana, refeleja la realidad a la que se enfrentan día a día, ante el temor de morir en sus casas de hambre antes que por el nuevo virus de la COVID-19.

Tengo más de un año que no recibo medicinas para combatir la hipertensión y problemas de la tiroides y el oído. Estoy sobreviviendo gracias a la ayuda que me dan algunos familiares que viven en el exterior, de lo contrario hubiera muerto. En este momento, a los ancianos si no nos mata el coronavirus, nos aniquila el hambre”, se lamentaba la señora Alicia Contreras, de 74 años de edad, durante la protesta que el 23 de julio se realizó en Caracas, en reclamo por los derechos de pensionados y jubilados.

Alicia fue una de las personas de la tercera edad que, cartel en mano y de forma pacífica, se apostó frente al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), para reclamar mejores ingresos para la tercera edad. “La pensión y jubilación debe ser suficiente. Con lo que recibimos no se puede comprar absolutamente nada”, dijo a Aleteia.

La protesta de los adultos mayores llamó la atención de los medios porque se produjo justo en momentos en que el gobierno de Nicolás Maduro endurece las medidas en prevención al COVID-19. De hecho, el reporte oficial en la misma fecha, dio cuenta de 129 decesos ocurridos desde el 13 de marzo, cuando se decretó el “Estado de alarma” en el país. Pero es el hambre, y no la pandemia, lo que más asusta a los venezolanos.

VENEZUELA

¿Miedo a morir de hambre o de la COVID-19?

No tengo como decir que las cifras de la pandemia sean verdaderas o falsas”, argumentó José Luis Antequera, uno de los manifestantes que, a ratos se quitaba el tapabocas para vociferar con fuerza sus consignas, frente a la institución de seguridad social en el país suramericano. “Tengo más temor de morir de hambre en mi casa a que me mate el coronavirus”, gritaba con marcado desesperado el anciano.

Omar Moreno, de 68 años, también se lamentó la situación por la cual a traviesa el sector, “especialmente cuando tiene que enfrentarse a una economía dolarizada” que destruye lo poco que se gana. “Para comer lo hago con lo que puedo”, decía mencionando “algunas dietas del hambre”: un trozo de pan, un cambur o una sopa de verduras con sal, “porque la pensión no alcanza para alimentarme bien”.

Moreno, líder de la Asociación de Jubilados de Fundacomunal, dio gracias a Dios por no sufrir de alguna enfermedad crónica. “De lo contrario ya habría muerto, como ha ocurrido con otros compañeros. Con la pensión no podría adquirir los medicamentos”. Por su parte, Beatriz Suárez, aseguró que sobrevive gracias al apoyo de su única hija que labora en una empresa privada. “Con la pensión se pasa mucha hambre”, apuntó.

Leer reportaje completo: es.aleteia.org




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.