La Cumaca, municipio San Diego. Foto: Patricia Ochoa

Cuando se va la luz en La Cumaca, la familia de Olivia Pérez no come. Vive con su mamá, de 80 años, y cocina a base de caracoles de corriente debido a la falta de gas, que le permiten alimentarse y hacer las empanadas que vende. Trata de subsistir entre constantes cortes de luz, sin espacios de recreación, inseguridad y un suministro de agua de cuestionable calidad.

Los residentes de la comunidad ubicada al norte del municipio San Diego, a pesar de vivir en un espacio con alto potencial turístico, no cuentan con servicios públicos eficientes. En medio de las montañas, las necesidades vitales son ignoradas. 

Pérez cuenta que al pagar el gas doméstico debe esperar hasta tres meses para que le sea suministrado. Quienes no cuentan con los recursos suficientes para comprar cilindros por otros medios, deben optar por alternativas nocivas para la salud como la leña, que con el humo puede causar enfermedades: “Es algo insólito porque no creo que haya escasez de gas. En otros lados se ve que lo venden en seis o diez dólares. Uno aquí tiene que pasar penumbras y necesidades”.

Agua de mala calidad

Los residentes de la comunidad también apuntan a que la limpieza del río que proporciona agua al sector debería ser más regular. La última que hizo la alcaldía fue justo antes de Semana Santa. “Fue solo por esa temporada, deberían ser más constantes”.

La planta de clarificación, mecanismo encargado de limpiar el agua que va hacia las casas, no cuenta con gas. A los hogares llega el líquido mezclado con tierra y suciedad directamente del pozo. Debido a que el agua no es tratada, los niños se enferman también. «Les da mucha diarrea”.

Río La Cumaca. Foto: Patricia Ochoa

¿Los cortes de luz, fallas en el alumbrado e inseguridad se relacionan?

La penumbra que Pérez describe se intensifica cuando a diario realizan cortes de luz, que según vecinos, pueden prolongarse de dos a tres horas. Esto causa que los electrodomésticos se quemen o dejen de funcionar. Si viene la hora del almuerzo y no tiene luz, no cocina o solo come pan.

Los bajones constantes también han producido que la iluminación en las calles sea casi inexistente, ya que los bombillos dejan de funcionar, lo que ademàs incrementa la inseguridad. El vecino Omar Rodríguez indicó que en las noches cuando se va la luz es cuando más roban en la zona. Esta situación también ha afectado al turismo. El número de visitantes ha disminuido considerablemente.

Calles de La Cumaca. Foto: Patricia Ochoa

Parques y canchas en mal estado 

Los niños y adolescentes no cuentan con espacios dignos para jugar y ejercitarse. En la cancha de básquet predomina la suciedad y los huecos en el piso. Donde se juega béisbol, una academia maneja el jugar. Hasta la fecha, los vecinos dicen que no se ha visto una mejoría considerable.

El parque y la zona para ejercitarse tampoco cuentan con los artefactos necesarios. Los columpios y  balancines no tienen asientos y de las máquinas, solo algunas son funcionales.

Canchas en La Cumaca. Foto: Patricia Ochoa

Un ambulatorio sin medicamentos 

A pesar de que se encuentra abierto al público, el ambulatorio de la zona sólo cuenta con médico dos días a la semana. Los medicamentos e insumos son escasos o inexistentes, los envían “muy esporádicamente”.

Si se tiene una emergencia, los vecinos deben ir hasta San Diego o a la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera.




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