Nos envejece más la falta de decisión que el tiempo, porque solo los años arrugan la piel. El miedo arruga el alma”

-Facundo Cabral

En este espacio semanal debo escribir sobre economía ciencia que además enseño en la Universidad de Carabobo y en otras Instituciones de estudios superiores, sin embargo resulta necesario entender que no todo cuanto ocurre en esta crisis orgánica que nos afecta como Nación lo podemos abordar desde el economicismo puro pues además de audaz, sonaría petulante sin embargo el ruido generado por la catástrofe en materia económica es un lamento ensordecedor, una queja punzante que nos sube hasta el estómago y nos lleva a la pregunta eterna. ¿hasta dónde puede soportarse?, el caos cotidiano nos frustra, lo elemental se troca en Odisea y la vida se hace insoportable.

Ayer se conmemoraron 209 años de la batalla de la Victoria, batalla que en mis clases de joven mozalbete eran dictadas por un educador bien pagado y por ende motivado de nombre Ángel Moreno, solía recrearnos con el auxilio de la obra de Venezuela heroica la batalla de José Félix Rivas, decía es la épica de la nación espero no sea jamás deformada la estética de nuestra épica por la mentira de quienes estén en el poder, leer las descripciones heroicas de las huestes realistas de Morales conformadas por peones y campesinos que buscaban venganza, siempre fueron una alerta que nos tocó la vida en aquel bachillerato de 1989, año del inicio del horror, en el cual ser joven estuvo condicionado por la imagen sediciente del saqueo, la violencia el tumulto y el odio con sus consecuencias, mi generación no tuvo opciones crecimos en el caos y envejecemos acumulando derrotas, despidos, adioses, nos hemos forjado absortos en el ascenso de nulidades y el horrido sentir de ocultar el talento para no ser objeto de empellones, atropellos e indignidades, en suma nosotros quienes pisamos las cinco décadas fuimos y seguiremos siendo traicionados, nunca tuvimos opción nos correspondió el dilema moral de ver y callar, seguimos siendo vapuleados, ofendidos, burlados y humillados por jóvenes veletas y por viejos a quienes el miedo y el interés crematístico les han entumecido el cuerpo y con diente y un solo ojo, cual Greas tropicales creen, que este monstruo rojo y amorfo, que esta metástasis en el cuerpo moral del Estado no les pasará factura.

Hace doscientos 209 nueve años (209 años), Rivas es casi abatido por los llaneros al mando de Morillo en Aragua, Ribas con 1500 hombres se enfrentaba a la furia de 4000 llaneros al mando de Morales, cuya promesa era saquear Caracas, esa tara de quitar lo que no te pertenece, de odiar al otro por el resentimiento nos acompaña desde el parto de la república, los peones y llaneros estaban movidos por la defensa de una corona metropolitana ubicada en Europa, desde luego que no los movía el rencor hacia el otro, la pulsión animal del saqueo, la destrucción, de hacer al otro igual o más miserable, que quienes estaban en esa batalla defendiendo a una monarquía que los despreciaba, eran un instrumento, el germen de la oclocracia vengativa, Simón Bolívar envío un refuerzo de 400 jóvenes, seminaristas de Caracas , quienes soltaron el misal y la camándula por la lanza y la bayoneta, la celebre frese de Ribas aún nos hace poner la piel de gallina; “Soldados, defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor de vuestras esposas, el suelo de la Patria. No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer ¡Viva la República!”.

Así fue y se impuso la necesidad de vencer, el derecho a existir logrando la retirada de los realistas y el titulo al General José Félix Ribas de “ Vencedor de Tiranos”, por cierto dado por el Padre de la Patria, los jóvenes, gallardos, valientes, impulsivos, sin nada más que perder que la vida lo dieron todo, por tener patria y libertad, demostraron el derecho a existir, ese día se diluye en el naufragio de la escuela, ya el maestro Morales no podría ir a dictar las clases, con unos salarios de miseria y menos bajo amenazas, desde luego los acólitos de los grupos de irregulares que apoyan a esta gansterilidad, no pueden enseñar más que comandos, frases repetidas, propaganda goebeliana, en sus lenguas hay pobreza y sus almas están vacías.

Así ayer pude observar como se celebraba bajo la visión lúdica y distópica un día de la juventud, en el cual el centro del mensaje es que a pesar de la edad somos jóvenes, eso es una verdad a medias, tal vez seamos aún capaces, lúcidos, pero jamás seremos jóvenes, en este país a lo Zigmunt Bauman, todo es líquido y nadie hizo referencia al hecho histórico que se dejó de enseñar desde hace años, sustituyendo a Eduardo Blanco, por panfletos de glorificación a Hugo Chávez Frías el eterno líder, en su lugar todo se diluyó en fotografías ridículas de ancianos vestidos de rockeros, ancianas saltando en trampolines y no hubo referencia a los mártires de 2014 y menos a los valientes de 2017, tras cuyas anchas espaldas como Anquises huyendo de Troya ígnea, sorteábamos las bombas lacrimógenas, los perdigones, los chorros que arrastran y los carros de combate que atropellaron literalmente a nuestros muchachos, esos héroes de escudos de cartón, esos de franelas con vinagre, los consecuentes que no se apoltronan, merecerán mi respeto eterno, verlos morir en la calle aun me lacera el alma, ver el llanto de sus padres, de sus compañeros es un dolor punzante que solo me compele a no envejecer por miedo.

Los héroes del siglo XIX y los del siglo XXI, están unidos por el mismo vinculo vencer al tirano, sea Morales o Maduro, sea Boves el taita, sin música y crueldad o esta heredad horrida quien develo un monumento a Rivas en medio de la masacre de 2017, mientras un cruel director de orquesta le ponía música al horror, la historia “Clío” es implacable a su juicio Leni Riefenstahl, solo produjo un cortometraje para Hitler y es conocida como la cineasta del Holocausto, la consecuencia nos acompaña aún a muchos quienes acompañamos a los héroes de 2017, en las cátedras en la calle, bajo la amenaza de la captura, de los horrores, pero no seremos calificados de nada que no sea la consecuentes profesores, que aun tenemos la ultima barricada para decirle a nuestros famélicos estudiantes, desde nuestro ominoso estado de necesidad: ¡Un día más otra vez, sale el sol!, en mi conciencia quedan mis gritos y el repudio a la mordaza bárbara, que asuma cada cual su responsabilidad ante la historia, yo no produzco prurito y menos se debe tragar doble para darme la mano, sencillamente yo decido cual es la escala moral de quienes deciden estar en mi entorno y por ahora y hasta siempre esa escala del vibrato moral estará del lado de la irredenta juventud que busca la libertad.

Feliz día jóvenes, aunque cada vez nos queden menos estoy en las aulas a su espera, quizás con los ojos nublados pues parafraseando a Benedetti, es preferible llorar a traicionar y en mi caso jamás los traicionaré en estos tiempos mustios y lodosos que me tocaron heredar.

Juventud, divino tesoro,

¡ya te vas para no volver!

Cuando quiero llorar, no lloro…

y a veces lloro sin querer”

Rubén Darío




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