Seis horas de horror vivió el padre Cristian González en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía Simón Bolívar. Lo que debió ser un proceso rutinario se convirtió en lo que él llamó un “secuestro por parte de efectivos de la división antidrogas de la Guardia Nacional”.
Los hechos ocurrieron el pasado 14 de noviembre cuando el párroco regresaba a España, donde fue reasignado a una iglesia ubicada al sur de Madrid. Había vuelto a Venezuela para terminar unos trámites con la visa, buscar unos documentos pendientes y pasar unos días con su familia en Aragua.
Nunca le pasó por la cabeza que el regreso iba ser tan tortuoso. “Malditos curas”, “A nosotros no nos intimidan esos trajes de curas”, “Detrás de esta sotana puede estar un narcotraficante”, eso y más le dijeron al padre Cristian mientras lo desnudaban y le quitaban los documentos y el teléfono celular.
“No me agredieron físicamente”, dijo el padre, pero la presión sicológica, los insultos e improperios hacia él y la iglesia aumentaron cuando los funcionarios revisaron su dispositivo móvil y descubrieron que era crítico del gobierno de Nicolás Maduro.
Lo salvó la oración, que le dio mucha paciencia, aunque hubo momentos de mucho miedo en los que lloró y pensó que le podía pasar cualquier cosa, refirió.
Este caso es más común de lo que imaginamos en los procedimientos antidrogas que realizan en el aeropuerto de Maiquetía, en los que caen culpables e inocentes por igual en una suerte de ruleta rusa de la que pocos están dispuestos a hablar.
El padre Cristian accedió a conversar con El Pitazo para advertir lo que pocos se atreven a contar.
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