La validación de los partidos es táctica y estrategia de un régimen que pretende esclavizar al país, son salidas de escape político para evitar llamado a elecciones, así han demostrado lo que pueden hacer y lo que no pueden hacer para mantenerse en el poder, no es otra cosa que una política de confusión ciudadana para destruir los planes y objetivos de la oposición, de allí ya no queda nada por adivinar, el régimen seguirá sus táctica y estrategia política hasta agotarlas, pero hasta hao todo ha sido coherentemente ejecutado por el TSJ y el CNE, aunado a la pasividad política de la sociedad y la carencia de liderazgo carismático, intelectual e ideológico y de partidos políticos que no supediten su acción a las malsanas intenciones del régimen.

A partir de la validación de este fin de semana, AD, COPEY y Proyecto Venezuela tienen el “testigo” en sus manos, deben crear una táctica y una estrategia política propia, donde quede demostrado que los intereses son la democracia, el pueblo y la libertad, lo que no tiene nada que ver con los intereses mercenarios y crematísticos del régimen y su caterva de corruptos.

Es necesario vivir la realidad del país y dentro de ella configurar la estrategia a seguir conforme al objetivo buscado, cual es, la del cambio político rompiendo el delgado hilo con el cual la dictadura pretende alargar su agonía. Se hace imperioso la reactivación de los activistas de base de las distintas organizaciones partidistas de lo que AD es experta, para la formulación de los objetivos que queremos y debemos alcanzar.

Toda táctica y estrategia política debe tener presente que estamos ante un régimen militarizado, representante absoluto de las fuerzas reaccionarias y del hampa común, pero cada día se deterioran más, su política antinacionalista y, lógico, antipopular del régimen, expande como un globo el descontento popular, pero falta organización político partidista que conjugue ese descontento significativamente, abra perspectivas válidas para el país y su gente con clara visión de futuro y fuerza política incuestionable, teniendo en cuenta de estar seguros que contamos con la codiciada fuerza electoral y le hagamos saber a las traidoras FAN que el poder civil no es impotente y que el régimen es la palpable expresión de la crisis que nos ahoga y se mantiene a costa de transgredir el estado de derecho, con el vil apoyo del TSJ y el CNE al régimen cuyas políticas más a dañado el bienestar colectivo y en especial a las clases menos pudientes.

AD, el decano de los partidos, enfrenta el reto de validarse con amplio caudal de firmas. AD, no está derrotada, pero, su validación la construyen los líderes que interpretan el sentir militante y que crecen renovándose en su gestión, es la forma superior de liderar; lo que va mucho más allá de mandar y aún de administrar; la gestión partidista implica participación activa de la militancia y capacidad de manejo político para concatenar opiniones y construir entendimientos sociopolíticos para la valoración de la planificación tácticas y estrategias para metas y proyectos como elemento de crecimiento político. La validación es un momento de oro para AD. Es fundamental poner las necesidades del país por encima de las consideraciones partidistas. Debemos tener presente las palabras de Tartakower, con las que abrimos el presente artículo. La política es una lucha contra los errores de uno mismo, de allí la importancia de la táctica y la estrategia, sin confundir tales conceptos.




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