(Cortesía)

El portavoz vaticano, Greg Burke, tachó de «falso y ridículo» el documento filtrado supuestamente desde la Santa Sede y publicado hoy por medios italianos que muestra que desde el Vaticano se pagó para esconder a Emanuela Orlandi, una joven desaparecida en 1983.

Los diarios «Corriere della Sera» y «La República» publican hoy un artículo de Emiliano Fittipaldi en el que habla de su último libro de investigación, titulado «Los impostores», en el que adjunta un documento entregado supuestamente por una persona que trabaja en la Santa Sede y en el que se detallan los presuntos gastos que el Vaticano pagó para ocultar y trasladar a la joven.

Orlandi, de 15 años de edad, hija de un empleado del Vaticano, desapareció el 22 de junio de 1983 cuando se dirigía a la escuela de música de San Apolinar, en el centro de Roma, sin que desde entonces haya habido noticias sobre su paradero.

La desaparición fue relacionada en varias investigaciones periodísticas con el atentado contra Juan Pablo II en 1981 en la plaza de San Pedro del Vaticano a manos del terrorista turco Ali Agca, después de algunas declaraciones de este.

También se acusó a la Banda della Magliana, la mafia de Roma de los años 70 y 80, que habría actuado por orden del fallecido arzobispo estadounidense Paul Marcinkus, entonces director del IOR, el banco vaticano.

Todas esas hipótesis nunca han sido comprobadas y han convertido este caso en uno de los más oscuros de Italia y del Vaticano.

Según el documento que publica Fittipaldi, quien fue ya enjuiciado y absuelto por falta de competencia territorial por el Tribunal vaticano por el caso de filtración de documentos, Vatileaks2, se pagaron desde 1983 a 1997 un total de 482 millones de liras (unos 249.000 euros) para ocultar a la joven.

El documento de cinco páginas que enumera los importes por varios traslados, actividad de investigación o estancias en Italia o Londres fue presuntamente enviado como se lee en la cabecera por Lorenzo Antonetti, entonces jefe del APSA (administración del patrimonio de la Santa Sede) a los cardenales Giovanni Battista Re y Jean-Louis Tauran.

El mismo periodista duda de que el documento escrito con una máquina de escribir, sin sello oficial y sin firma pueda ser verdadero.

«Una de dos: O es verdadero y entonces por primera vez se abren revelaciones clamorosas en uno de los casos más oscuros de la Santa Sede, o es falso, es un documento apócrifo, que mezcla con gran habilidad elementos verdaderos que inducen al lector a llegar a conclusiones equivocadas», escribe el periodista en su artículo.

El periodista insiste igualmente en el valor del documento que le ha entregado pues si es falso demostraría «un enfrentamiento de poderes sin precedentes durante el pontificado de Francisco». 




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