Los habitantes del puerto cierran su año 2014 como lo iniciaron. (Foto Jhoiner Páez)

Litzy Sanz Nava || lsanz@el-carabobeno.com

Las colas que realizan los porteños para comprar alimentos, persistieron en tiempos de paz o de protesta durante todo este año 2014. Las filas formadas por más de dos centenas de porteños que esperan ansiosos la oportunidad de comprar alimentos de primera necesidad, se volvieron hábito en el municipio, aunque ya es una práctica de varios años.

Nada más paradójico en una ciudad que alberga en su costa al puerto comercial más importante del país y receptor del 90% de los rubros e insumos que se consume en la nación venezolana, destacó Anselmo Ruiz, habitante de Cumboto II.

Consecuencia de una manifestación laboral, como la protagonizada en los últimos días por trabajadores portuarios, comuneros en espera de cemento, vendedores de Mercal y otros sectores laborales, la escasez de alimentos básicos y de papel higiénico, además de otros artículos personales, persiste. Y con ella la necesidad de los ciudadanos de hacerse del producto para mantener un inventario en casa, ante el temor de no contar con estos artículos para su uso diario.

Los productos más buscados durante este 2014 fueron la harina de maíz precocida y de trigo, leche en polvo, aceite, margarina y papel higiénico. Los porteños no se preocuparon por hacer hasta cuatro colas semanales para adquirir los referidos rubros.

Gas para fin de año

El año 2014 cierra con colas para los porteños. Y va desde una fila para comprar leche a otra para adquirir una bombona de gas doméstico. El martes, más de 250 ciudadanos se formaron en cola para adquirir una o dos bombonas del combustible.

A ciudadanos como Arelys Mariñez, madre de tres niños residenciada en Santa Cruz, el día no le alcanzó para comprar las bombonas de gas indispensables para las hallacas y el pollo relleno del 31, porque para el pernil que nunca consiguió tampoco tenía presupuesto.

En julio de 2014, el diputado Dennis Rivero se preocupó por la escasez generalizada. A su juicio, había que investigar las colas que diariamente se ven en los centros comerciales, que obligan al consumidor a agarrar números y amanecer frente a los locales.

Pero desde entonces el único cambio en este escenario fue un decreto municipal que prohibía a niños y adolescentes permanecer en las colas. El cumplimiento de tal decreto está a cargo de los funcionarios del Consejo de Menores y Consejo de Protección.

Para comprar zapatos

Ante el alto costo del calzado, el martes (penúltimo día de diciembre) fue destinado por muchos porteños para buscar las ofertas más tentadoras y hacer cola para comprar un par de zapatos.

En algunas tiendas de la avenida Bolívar de Puerto Cabello se pudo observar a algunas personas en cola para su ingreso a los locales. Compradores aseguraron que la espera para efectuar la compra a última hora obedeció a la espera del pago de la quincena. Otros hicieron la cola el pasado lunes y este martes. Yohanna González aseguró que caminó durante dos semanas en busca de un calzado de calidad y a buen precio. Esperaba que los precios bajaran, pero eso sucedió solo en algunas zapaterías, en otras más bien aumentó, precisó.

En Bejuma también hay colas

Van dos días de colas extensas en un local comercial de la avenida Bolívar de Bejuma, desde las 7:00 a.m. hasta que cierran la santamaría, para adquirir pollo. En la última semana del año aumentó el precio del kilo de pollo: pasó de 43 a 63 bolívares, pero en las demás carnicerías y negocios que lo ofrecen lo venden en 100 bolívares el kilo, lo que conlleva que el alimento llegue a valorarse entre 150 y 200 bolívares por unidad. A pesar del aumento, los compradores, tanto de la zona como de municipios aledaños, comentaron que es preferible hacer esa cola; “viendo cómo están las cosas no afecta mucho ese aumento, prefiero pasar dos horas en la cola, ahorrándome más de 50 bolívares por un pollo, que ir a una carnicería y pagar más de 200”, expresó María de Díaz, ama de casa.




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