La malaria o paludismo se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados. (Foto Cortesía)
EFE
América Latina ha hecho grandes progresos en la lucha contra la malaria, sin embargo Venezuela se ha convertido en la excepción dado que no consigue frenar la enfermedad, lo que eventualmente podría poner en riesgo a los países limítrofes.
Según los datos con los que cuenta la OMS y que están recopilados en el Informe Mundial sobre el Paludismo 2014, presentado este lunes, el número de casos confirmados de malaria en la región latinoamericana se redujo de 1,2 millones en el año 2000 a 427.000 en 2013.
"Latinoamérica lo está haciendo muy bien", afirmó en rueda de Pedro Alonso, director del Programa de malaria de la OMS.
Tres países son responsables del 72 por ciento de todos los casos en 2013: Brasil (42%), Venezuela (18%) y Colombia (12%).
La diferencia entre Caracas y Brasilia y Bogotá es que los dos últimos lograrán una reducción del 75% por ciento de los casos en 2015, y en cambio Venezuela registró aumentos.
Según el informe, Caracas registró 29.000 casos confirmados de malaria en el año 2000, y 78.000 en 2013.
"Venezuela es el único gran país que registra aumentos. También lo hace Guayana pero tiene menos implicaciones. Venezuela es un gran país, con una gran tradición, con líderes como el Maestro Gabaldón que casi erradica la malaria en los años 60. Pueden y deben luchar contra la enfermedad", agregó Alonso.
Cuestionado si existe la posibilidad de que los nuevos focos en Venezuela sean un peligro para los países vecinos, el experto respondió afirmativamente dado que los vectores que transportan al parásito (mosquitos) no entienden de fronteras.
Dicho esto, enfatizó que se debería pensar primero en la población local y en cómo ayudarla, no en el eventual peligro para los países vecinos.
Del año 2000 al 2013, trece países de la región registraron descensos de más del 75 por ciento: Argentina, Belice, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Surinam y la Guayana Francesa.
Y otras tres naciones (República Dominicana, Panamá y Perú) están en camino de lograr descensos de entre el 50 y 75 por ciento.
Argentina no ha registrado ningún caso en 2013, y por eso se considera que está en fase de eliminación de la enfermedad, y el proceso de certificación de "país libre de malaria" ya ha comenzado.
Se espera que Costa Rica y Paraguay se unan pronto a Argentina en el proceso de eliminación.
Asunción registró cero casos en indígenas y 11 casos importados desde 2012, y San José contabilizó dos de recaída y cuatro procedentes del exterior en 2013.
Asimismo, nueve países centroamericanos y caribeños (Belice, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Panamá) y México se han unido en una iniciativa regional que tiene por objeto eliminar la malaria antes de 2020.
"No hay ninguna razón por la que las Américas no se conviertan en la región que lidere el proceso hacia la erradicación. Latinoamérica fue el primero en acabar con la polio, con el sarampión. Tiene unos servicios de salud desarrollados, tiene experiencia, puede hacerlo", afirmó, convencido, Alonso.
La erradicación de la malaria sería la eliminación total y absoluta de los casos en el mundo, una situación que según el propio Alonso está lejos de suceder.
En el mundo hay 3.200 millones de personas en riesgo de contraer la enfermedad, 1.200 de ellos en alto riesgo.
A pesar de que desde el año 2000 la incidencia de la malaria se ha reducido un 30 por ciento en el mundo, se estima que en 2013 unos 198 millones de personas contrajeron la enfermedad y que, de ellas, 584.000 murieron, el 90 por ciento de éstas en África.