EFE
El Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia (Unicef), presentó una iniciativa para reducir la
violencia en el entorno escolar y asegurar a niños, niñas y adolescentes una
educación de calidad.
«Millones
de niñas, niños y adolescentes se preguntan cada día si podrán llegar a la
escuela, si estarán seguros durante la jornada escolar”, señala el documento
base de la Iniciativa a favor de escuelas y comunidades fuertes: Colaborar para
construir escuelas seguras y ambientes de aprendizaje protectores.
Según
el documento, la presencia de delincuentes, pandillas y armas en las escuelas
aumenta el ausentismo y, en muchos casos, conduce al abandono escolar de
millones de niños en América Latina.
Asimismo,
la extorsión a docentes, estudiantes, el robo y la destrucción de instalaciones
escolares impiden el acceso a la escuela, generan miedo y consecuencias
psicológicas negativas que disminuyen la calidad de la enseñanza y el
aprendizaje.
El lanzamiento
se hizo durante el evento global Up for School, que reúne en Nueva York a
jóvenes, líderes empresariales, docentes, sociedad civil y organizaciones
religiosas de todo el mundo para realizar un llamamiento a favor de que la
educación sea considerada una prioridad en la nueva agenda del desarrollo
global.
«América
Latina y el Caribe tiene el índice más alto de violencia armada de todo el
mundo y es la única región donde la violencia con efectos mortales aumentó
entre 2000 y 2010. En las últimas dos décadas, las tasas de homicidio
aumentaron de cinco a ocho veces más rápido que en Europa y Asia», dice el
documento.
«La
tasa de homicidio juvenil es más del doble que el promedio mundial: 70 cada
100.000. Aunque esta violencia afecta a todos, la más mortal afecta
desproporcionadamente a los jóvenes varones, como autores y como víctimas»,
agregó.
Además, hacen un llamamiento a toda la sociedad
para que participe activamente en la creación de ambientes de aprendizaje
seguros y destaca que es «especialmente» importante la consulta y la
participación de los niños, niñas y adolescentes y sus familias.
El
documento señala específicamente qué pueden hacer cada uno de los actores estudiantes,
familias, docentes, autoridades y empresarios por lograr ambientes educativos
más seguros y menciona experiencias concretas que han tenido éxito en varios
países latinoamericanos.