Los mosquitos están por todos lados. (Foto Arturo Rodríguez)

Darío Sánchez

En La Pradera urgen jornadas de fumigación contra el mosquito lagunero. La presencia de centenares o hasta miles de estos insectos desmejoró la calidad de vida de docenas de vecinos que son afectados con infecciones oculares, respiratorias y de la piel.

Los vecinos de los apartamentos Araguaney y Apamate califican su día a día como una “pesadilla”. Jornadas que consisten en barrer los mosquitos muertos, impedir que ingresen y evitar enfermarse.

José Gregorio Graterón, representante en Carabobo de los Derechos Humanos y Gabriela Gil, delegada del Araguaney 57, rogaron a la alcaldía, a la gobernación, al Ministerio de Ambiente, a Sanidad y a cualquier ente competente a fumigar cuanto antes.

Los mosquitos no solo ingresan a los apartamentos ni están en pasillos y calles, también perturban las clases del colegio y liceo La Pradera, su Centro de Diagnóstico Integral (CDI), sus centro de recreación y la iglesia.

Los vecinos están desesperados. Tapan sus ventanas con sábana, se mantienen encerrados, evitan ir a la bodega, los niños alérgicos asisten a la escuela con lentes y tapabocas y ha sido así desde enero, relataron.

La alcaldía fumigó hace pocos días pero no fue suficiente. Estas jornadas deben ser constantes y sin necesidad de ser requeridas a través de reclamos, apuntó Graterón. Hay personas que venderán su casa al no tolerar más la situación, advirtió.




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