En el centro-norte de Venezuela,  “Carabobo” emerge como uno de los estados más pujantes del país, que destaca por su diversidad geográfica y una agraciada multiculturalidad forjada por la mezcla de indígenas, caribeños, africanos y europeos.

La unión de las distintas culturas en la región ayudó a cultivar una serie de creencias, costumbres, sonidos, movimientos y expresiones que se convirtieron en tradiciones.

Hoy, en el 90 aniversario de El Carabobeño ofrecemos una ruta por algunas de las tradiciones más arraigadas en el estado, desde La verde Clarita en Carlos Arvelo, pasando por el Joropo con Violín en Libertador o la Virgen del Socorro en Valencia, hasta las manifestaciones de Puerto Cabello, donde inicia esta travesía cultural.

San Juan de Borburata

San Juan en Borburata 2023 / Foto: Reiver Dávila

Muy cerca de la costa del Caribe se encuentra el pueblo más antiguo de Carabobo: “Borburata”, una localidad perteneciente al municipio Puerto Cabello, donde cada mes de junio retumban los cueros por San Juan Bautista.

Zonny Cedeño, miembro de la Sociedad de San Juan, detalló a El Carabobeño que el ciclo festivo arranca la noche del 31 de mayo mientras los devotos esperan reunidos que el reloj marque las 12:00 a.m. para entonar un Ave María.

Enseguida, un grupo de personas se encarga de bajar a la Cruz de Mayo del altar y colocan la imagen del santo en su lugar.

Los siguientes sábados del mes de junio se invita a la casa de San Juan para un “golpe de esquina”, es decir, una noche de tambores, baile y sirenas (un canto popular).

El 22 de junio inician los preparativos para la gran fiesta y el tradicional sancocho (sopa), que reparten entre todos los presentes, incluidos locales y turistas.

Zonny Cedeño frente al santuario Santo Cristo de la Salud en Borburata / Foto: Reiver Dávila

Luego el Santo sale de la iglesia el 23 de junio a las 6:00 a.m. y se le hace una “venia”, un movimiento que consiste en bajar y subir tres veces en forma de reverencia la “anda” o plataforma donde reposa la imagen sostenida por los devotos.

Después visita algunas casas del pueblo donde lo esperan con un altar decorado, comida, bebidas y tambores hasta las 12:00 m., que debe regresar al santuario Santo Cristo de la Salud.

En este intermedio, se reparte el sancocho en la casa del San Juan y a las 2:00 p.m. el Santo sale nuevamente para seguir la parranda hasta el 24 a la 1:00 de la tarde, que es finalmente resguardado en el templo hasta el año siguiente.

Vestimenta, ofrendas y devoción

Rosa Guevara, una de las habitantes de Borburata, explicó que la devoción por San Juan en el pueblo es inmensa porque es un santo milagroso y siempre ayuda a sus creyentes.

Señaló que el código de vestimenta para las mujeres es falda ancha y floreada, blusa con faralao, sombrero y alpargatas. Mientras que los hombres deben combinar un pantalón caqui con una camisa parrandera, sobrero y alpargatas.

Entre las ofrendas más populares que recibe el santo “que todo lo tiene y todo lo da” están los sombreros que crean las personas con sus propias manos en señal de agradecimiento.

Un San Juan infante

De la imagen del San Juan Bautista de Borburata no existe hasta ahora un registro exacto de su llegada al pueblo, pero sus últimos restauradores, Gustavo Zajac y Harry Chuster, concluyeron que es una pieza de arte barroco con talla en madera de cedro policromada y estucada con hojilla de oro, que fue traída de Guatemala.

San Juan de Borburata 2023 / Foto: Reiver Dávila

Su fisionomía es de un joven de entre 15 y 16 años. No fue pintada con pincel, sino con vejiga de cerdo. Tiene una posición de éxtasis por sus manos erguidas y su cabello es de un color entre vinotinto y carrubio, que anteriormente cuando se iluminaba con la luz de las velas brillaba como oro.

Epicentro de la tradición en Carabobo

La tradición se asentó cuando los amos le permitieron a los negros del pueblo fundar la Sociedad de San Juan (1886), pero la historia revela que la devoción a la imagen ya existía desde mucho antes y hasta se dice que al principio del siglo XVII, los blancos, que tenían oratorios en sus casas, recibían la visita del santo.

Por esta razón, Borburata se considera el epicentro de la comunidad Sanjuanera en Carabobo y lo respalda un acta declaratoria que certifica a su San Juan Bautista, con más tres siglos de antigüedad, como la primera imagen del estado.

Las fiestas de San Juan Bautista también son Patrimonio Cultural de la entidad carabobeña y en el 2021 la UNESCO las declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

La Bendición del Mar

La Bendición del Mar de Puerto Cabello / Foto: Colección José Alfredo Sabatino Pizzolante

Para marcar el fin de la Semana Santa en el casco colonial de Puerto Cabello, se celebra todos los domingos de resurrección la Bendición del Mar en su conocido malecón.

El presidente de la Academia de la Historia del estado Carabobo, José Alfredo Sabatino Pizzolante, sostuvo que esta celebración se originó por dos razones: Bendecir las aguas y evitar eventos catastróficos.

“Hay un temor en la población por los estragos que puede causar el mar y es por eso que surge esta tradición de bendecir o rendirle homenaje a las aguas”.

En el caso de Puerto Cabello, es curioso porque inicialmente lo que se bendecía era el puerto y no el mar. Fue a principios del siglo XX que se empieza a bendecir el mar.

Una tradición que nunca desapareció

El archivo histórico fotográfico de la Bendición del Mar demuestra, sobre todo en las primeras tres décadas del siglo XX, que era un evento multitudinario que se concentraba en la entrada del puerto, donde actualmente está el Monumento a la Descentralización.

Sabatino Pizzolante resaltó que a partir de la década de los 70 la tradición decayó, pero nunca desapareció. “Muchas veces se dice que había desaparecido y después se volvió a reiniciar, pero la verdad es que quienes vivimos acá sabemos que nunca desapareció”.

La Bendición del Mar de Puerto Cabello / Foto: Colección José Alfredo Sabatino Pizzolante

También recordó que de niño iba a esta bendición del mar, que ya no se hacía en el malecón, sino que era una modesta ceremonia que empezaba a las 6:00 a.m. con una procesión desde la iglesia La Caridad hasta la orilla de playa Blanca.

Fue durante el gobierno de Henrique Salas Römer (23 de enero de 1990 al 23 de enero de 1996), que la Bendición del Mar vuelve al malecón, donde ha subsistido hasta la actualidad.

Desarrollo de la ceremonia

Para la celebración, la iglesia atraca una gabarra (un tipo de barco) frente al malecón desde donde el padre, junto a todos sus sacerdotes, oficia la Santa Misa a las 8:00 a.m.

La población se ubica en tierra firme y desde las aguas también se unen algunos pescadores, lancheros y surfistas que  rodean la gabarra para recibir la bendición.

Malecón de Puerto Cabello 2023 / Foto: Reiver Dávila

Durante la ceremonia una orquesta sinfónica e intérpretes invitados además ofrecen cánticos y temas tradicionales.

En las últimas ediciones se ha hecho entrega de unos envases llenos de agua que son bendecidos por el padre, para que los creyentes se vayan a sus casas con agua bendita.

La celebración de este 2023 además contó con algunas actividades extras de carácter religioso y al finalizar la liturgia desde el cielo se incorporaron helicópteros de la Armada para dejar caer una lluvia de flores.

¿Desde cuándo se celebra?

Sabatino Pizzolante indicó que es difícil determinar cuántos años tiene la tradición porque las únicas referencias existentes de la Bendición del Mar datan del siglo XIX. La más antigua que se conoce hasta la fecha es de 1863.

La Bendición del Mar de Puerto Cabello / Foto: Colección José Alfredo Sabatino Pizzolante

“Existe la tendencia de algunas personas de contar a partir de 1863 como el año de inicio de la tradición y la verdad es que nadie puede afirmar que ese año se inició”.

El historiador solo considera que el origen de la tradición en Puerto Cabello pudo haber comenzado con llegada de la Compañía Guipuzcoana a mediados del siglo XVIII.

La Hamaca

La Hamaca en el barrio de San Millán de Puerto Cabello / Foto: Juan Carlos Hernández @jchernandez69

Días coloridos, misteriosos, divertidos y para algunos hasta escalofriantes, se viven cada lunes y martes de carnaval en el barrio San Millán con el velorio y el entierro de “La Hamaca”.

Herman Villanueva, director de los Tambores de San Millán, cuenta que si llegas al barrio de Puerto Cabello el lunes de carnaval antes de las 9:00 de la noche te vas a encontrar con las calles vacías. Todo cambia si te acercas después de las 10:30 p.m., cuando se empiezan a reunir cientos de personas hasta el punto de no tener ni por donde caminar.

Luego, a cinco minutos para las 12:00 p.m., se espera que llegue un emisario gritando desde lo lejos “Ya se murió”, mientras el resto responde “Hay que enterrarla”.

El supuesto muerto se traslada envuelto en metro y medio de tela blanca adornada con flores y colgado de un palo de bambú (originalmente de guayaba), hasta la esquina de “Los tres clavos”, donde el pueblo lo recibe al ritmo de los tambores, cachos y escardillas.

Un hombre con un «Cacho» durante la celebración de La Hamaca en el barrio de San Millán de Puerto Cabello / Foto: Juan Carlos Hernández @jchernandez69

Seguidamente se le da una vuelta por el barrio y regresan al punto de partida, donde ubican a “La Hamaca” en el centro de la calle para iniciar el velorio.

Durante el ritual, el pueblo se hinca con sus velas y hace un juramento para mantener viva la tradición en la comunidad.

El martes a medio día, sale el entierro que recorre toda la zona colonial, sube hasta Rancho Grande y Rancho Chico y regresa a la comunidad alrededor de las 6:00 de la tarde.

La Hamaca en la Casa del Tambor de San Millán 2023 / Foto: Reiver Dávila

Nancy Hernández, vocalista de San Millán, aclaró que lejos de ser un entierro per se, lo que se hace es una elevación al dejar “La Hamaca” en lo más alto del frente de la Casa del Tambor, donde pasa colgada todo el año hasta que se retira dos días antes de sacar la nueva.

Este rito mortuorio hace más de 20 años se hacía en la casa del fallecido  Viviano Pitre, descendiente de familiares nativos de Curazao y propulsor de esta tradición.

Préstamo cultural de las Antillas

La Hamaca es un préstamo cultural que llegó a Carabobo de las Antillas, específicamente de la isla de Curazao.

Los curazaleños fueron unos de los primeros pobladores de esta zona popular junto a los criollos, quienes compartieron negocios, valores y tradiciones.

La Hamaca en el barrio de San Millán de Puerto Cabello / Foto: Juan Carlos Hernández @jchernandez69

Fusión de la música, la danza y el teatro

La tradición es la representación de una tragicomedia donde se fusiona la música, la danza y el teatro.

La música se presenta en los cantos e instrumentos como en “El acho”, que figura porque es el sonido que simbólica y culturalmente se relaciona con la muerte.

El toque de los tambores o de “la escardilla”, instrumento tradicional de las Antillas, tienen la singularidad de que al tocarse se debe establecer una especie de conversación entre los instrumentos, es decir, que si alguien toca la escardilla, otra persona debe responderle con un repique.

El baile de la hamaca incluye ritmos lentos y rápidos. Usualmente las danzantes son mujeres, pero siempre dan la oportunidad a toda persona que quiera bailarla.

Veras en la tradición de La Hamaca / Foto: San Millán

Finalmente el teatro se refleja en el lloro de las mujeres, así como en el celo de los hombres y su pelea de vera (bastones).

Otra particularidad de “La Hamaca” es que sus protagonistas se pintan el rostro de color negro humo para honrar a sus ancestros. En la actualidad, algunas personas deciden pintarse el rostro multicolor para celebrar la mezcla de razas y culturas.

Durante la fiesta también se ve muchas libaciones de licor, es decir, que se riega ron y otras bebidas espirituosas sobre las presentes.

La Hamaca en el barrio de San Millán de Puerto Cabello / Foto: Juan Carlos Hernández @jchernandez69

Ensayos y preparación

Después del año nuevo, en el pueblo de San Millán empiezan los ensayos para el desarrollo de la manifestación.

Los hombres buscan las veras para pelarlas y tenerlas listas, mientras que a los más jóvenes se les enseñan como es el combate para evitar lesiones.

Las mujeres empiezan a buscar sus telas para la elaboración de la hamaca porque es una tarea única y exclusiva de ellas.

La Hamaca en el barrio de San Millán de Puerto Cabello / Foto: Juan Carlos Hernández @jchernandez69

Las damas también preparan su traje que consiste en vestidos o faldas muy coloridas por debajo de las rodillas y blusas multicolores o floreadas.

Los hombres van con pantalón caqui o jean azul combinado con una camisa de colores que no tiene botones y se amarra con las puntas más una cinta de color en la frente.

Cabe destacar que la tradición no surgió porque era una forma que usaban los esclavos para escaparse, un tampoco hay un muerto real, todo es una simbología.

Virgen del Socorro de Valencia

Virgen del Socorro de Valencia / Foto: Reiver Dávila

El 19 de mayo de 1616 se unieron los negros pardos y mestizos de Valencia para fundar la Cofradía del Espíritu Santo y empiezan a recoger dinero para encargar una imagen del sur de España. Entre 1677 y 1690 finalmente llega la imagen de la virgen y el nombre cambia a Pontifica y Real Cofradía del Espíritu Santo y Nuestra Señora del Socorro, lo que hace que la devoción por la actual patrona de Valencia se expanda rápidamente por toda la región y otros territorios del país.

Las fiestas comenzaron formalmente con la coronación canónica de la Virgen del Socorro en 1910, convirtiéndose en la primera imagen en recibir esta distinción en Venezuela. Esa ceremonia se realizó en la plaza Bolívar de Valencia y así empezó a celebrarse su festividad cada segundo domingo del mes de noviembre hasta que se dicta el 13 de noviembre como su día.

Virgen del Socorro de Valencia / Foto: Reiver Dávila

Marina Bencomo, actual presidenta de la cofradía, recordó que la festividad en los años 80 se celebraba en el Polideportivo Misael Delgado. Después se hicieron en Catedral hasta que en el 2010, para celebrar el centenario de la coronación canónica, se hizo en la Plaza de Toros, donde a las miles de personas presentes les cayó un aguacero pero se quedaron hasta el final.

Tras ese acontecimiento, decidieron irse al Forum de Valencia porque bien se sabe que la Virgen atrae a la lluvia, pero no cualquiera, los creyentes aseguran que es un aguacero que limpia y se lleva todo lo malo.

Trajes hermosos

La Virgen del Socorro posee un total de 17 trajes hermosos, entre los que destacan el de las manos devotas, donde cien mujeres trabajaron para bordar este traje que se puso en el 2010.

También es icónico el traje de rosas que lució para los 400 años de la cofradía, con el que además marcó un cambio porque siempre era negro y dorado, y este fue tenía 170 rosas bordadas.

Marina Bencomo reveló en exclusiva a El Carabobeño que la virgen estrenará un traje este 2023 que será confeccionado por el afamado diseñador caraqueño Alejandro Fajardo.

Virgen del Socorro de Valencia / Foto: Reiver Dávila

La festividad

La festividad comienza con una misa rociera, en honor a su lugar de origen, o con una misa criolla, en honor a su casa.

El pregón se pronuncia en la Catedral a las 10:30 a.m. y al siguiente día inicia lo que conoce como el besamanos, ceremonia donde la imagen se coloca a un nivel accesible para que los devotos puedan tener contacto con ella.

La novena comienza el 4 de noviembre hasta el 12. Esto anteriormente se hacía en la tarde pero este año será a las 10:00 a.m.

Virgen del Socorro de Valencia / Foto: Reiver Dávila

El día 12 se hacen las vísperas con todos los estudiantes del seminario y el 13 se oficia la misa es las 8:00 a.m., para después salir a las 9:00 a.m. en su popular socorromovil para el Forum de Valencia.

Al llegar  al recinto una orquesta la espera para cantarle su himno tradicional “Madre mía del Socorro” de Luis Troya y el himno del estado Carabobo, junto alrededor de 10 mil personas de todo el estado Carabobo y otras regiones como Maracaibo y Caracas.

Terminada la actividad, sale del Forum en procesión hacia la Catedral. Los cargadores de la Virgen son elegidos por zonas y se les da 3 o 4 cuadras para que puedan participar la mayor cantidad de devotos posibles.

En la Catedral se hace la misa de los niños y la festividad termina el siguiente domingo con la misa criolla o rociera, que varía cada año.

«Maisanta» y la Virgen del Socorro de Valencia / Foto: Reiver Dávila

Maisanta y otras curiosidades

La devoción por la Virgen del Socorro se extendió por Apure, Barinas, Portuguesa y Guárico por el general Pedro Pérez Delgado, mejor conocido como “Maisanta”, seudónimo que ganó por sus gritos en los combates: ¡Madre Santa!.

Carmen Girón, subtesorera y camarera de la cofradía, afirmó que la Virgen también llegó a recibir dádivas de todas partes de Venezuela como de Maracaibo, Mérida o Ciudad Bolívar.

Actualmente también se tiene la creencia que todo lo que se le pida a la patrona de Valencia con la cara debajo de su manto, quiere decir que esa petición será cumplida.

La Verde Clarita

La Verde Clarita / Foto: Reiver Dávila

La noche del 13 de diciembre de 1941 un grupo de músicos se reunieron en la casa de Roque Joaquín Páez en Central Tacarigua, donde acordaron crear una parranda que en su nombre destacara la palabra “verde”, por el color de la caña y “clarita” por el azúcar que se producía en la región. Así nació la Verde Clarita, una agrupación que hoy se ha vuelto tradición de Carabobo y se ha expandido por todo el país.

Por esta agrupación dejaron su nombre grabado grandes músicos como Moisés Linares, Ifigenio Mota, León Valera, Ernesto Ojeda, Juan Villegas, Juan Rincones, Antonio Medina, José Miguel Obispo y Pedro Guevara, el único fundador vivo.

Retrato de los fundadores de la Verde Clarita y algunos reconocimientos / Foto: Reiver Dávila

Cantar a lo humano y a lo divino

La Verde Clarita tiene dos formas de cantar: a lo humano y a lo divino. La primera se trata de versos picantes o tiraderas entre ellos, y la segunda es cuando hacen cantos al Santísimo Sacramento, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Dentro de las normas de la agrupación carabobeña también ha prevalecido cantarle al niño, a la madre y al medio ambiente.

Entre sus canciones más emblemáticas destacan La Navidad, La agüita de Dios, La flor del mango y las que le han dedicado a cada estado del país.

La variedad de cantos especiales, su talento y trabajo incesante, en el que llegaron a producir uno o dos discos por temporada, los llevó a ganarse el reconocimiento nacional.

El grupo llegó a tener presentaciones en programas de televisión como “A todo Color” de Orlando Urdaneta o en “Sábado Sensacional” para recibir a la Miss Mundo Pilín León.

La Verde Clarita / Foto: Reiver Dávila

En la época cuando era difícil escuchar una parranda en la radio, La Verde Clarita también logró sonar y fueron los que abrieron paso para que las emisoras del estado incluyeran al género en sus parillas.

En un tiempo también popularizaron una tonada que se llamaba “El Candidato”, que sonaba en época de elecciones sin ninguna inclinación por algún partido. Hoy esta costumbre se mantiene en receso.

Pedro Ochoa, actual director musical de La Verde Clarita, compartió con El Carabobeño que su próximo trabajo discográfico se llamará “Que suene todo el año”.

La intención del nuevo disco es el mismo objetivo que tiene toda la mancomunidad de parrandas del país: no solo sonar en época decembrina, sino durante todos los meses del año.

Instrumentos de la Verde Clarita

De generación en generación

Muchos de los actuales integrantes fueron primero grandes seguidores de La Verde clarita, como el percusionista Alvis Zapata, quien manifestó que estar dentro de este grupo es como estar en “las grandes ligas de las parrandas”.

Johangel Peña relató que actualmente ejecuta el requinto, mismo instrumento que además tocó por 26 años su padre Honorio Brito, quien llegó a ser director musical del grupo.

El guitarrista Eleazar Pineda confesó que de joven en su casa tenía los acetatos de la Verde Clarita y le gustaba escucharlos, mientras que para Cruz Ramón Suarez se materializó un sueño personal y de su familia al poder integrase a la parranda.

En el caso del violinista Eduardo Rieras, su primer acercamiento fue a los 13 años con su participación en el semillero infantil de La Verde Clarita.

Ahora, Rieras tiene la misión junto a sus compañeros de la parranda retomar este proyecto del semillero para seguir construyendo historia en la región.

La Verde Clarita / Foto: Reiver Dávila

La Verde Clarita hace un llamado a los carabobeños para que ayuden a que la parranda entre en los colegios y se impulse a los a niños a tocar instrumentos y a escribir versos.

En la casa de la cultura de Central Tacarigua en Carlos Arvelo, el grupo también mantiene sus puertas abiertas para todos los interesados en aprender sobre la parranda central de Venezuela porque hay que preparar a una generación de relevo para que la parranda nunca muera.

La agrupación del centro-sur de Carabobo hoy cuenta con más de 60 discos y más de 500 composiciones musicales. Entre sus galardones destaca el León de Oro, Mara de Oro y El cucarachero de Oro, además de ser patrimonio cultural del estado y El Caribe.

Entre los integrantes actuales también se encuentran Fredy Omar Muñoz, Reyes Reina, Norkis Brito, Francisco José Díaz, Daniel Alejandro Ochoa, Cruz Suárez, Jorge Salas y Anthony Brito.

Joropo con violín carabobeño

Joropo con Violín / Foto: Reiver Dávila

En la parroquia Independencia del municipio Libertador, donde se encuentra el inmortal Campo de Carabobo, se toca y baila con gran entusiasmo el joropo con violín.

Josefina Hernández, cultora del joropo con violín, narró que la tradición se originó 30 años después de la Batalla de la Independencia de Venezuela que ocurrió en tierras carabobeñas.

Todo empezó cuando los pobladores de los sectores aledaños al Campo de Carabobo, como La Pica, Perro Seco, Barrera, Las Manzanas y Rincón, tomaron el baile de los patriotas alrededor del fogón para celebrar las victorias en batalla y lo convirtieron en joropo.

La música se implementó posteriormente cuando las personas utilizaron latas de alimentos para hacer la base de los primeros violines, mientras que para las cuerdas dejaban al sol el crin o pelo largo de la yegua hasta que quedaran templados.

Las maracas se hacían con taparas y pepas de capacho, y el cuatro se hacía de madera y las cuerdas la sacaban de la cola del burro.

Los instrumentos que actualmente se conjugan son el tradicional cuatro, las maracas y el violín. Ahora también tienen la reciente adición de la bandola y el bajo.

La vestimenta de las damas para bailar es un vestido con detalles muy simples y alpargatas lisas sin ningún tipo de accesorio, ni maquillaje. Los hombres van con pantalón caqui, una camisa blanca o un liquiliqui, sombrero y alpargatas.

Se considera un joropo libre porque no tiene coreografía. Lo primordial es la elegancia.

Las hermanas Hernández y Julio Mora del Joropo con Violín carabobeño / Foto: Reiver Dávila

Santos aparecidos

El joropo carabobeño también guarda una estrecha relación con lo espiritual por la creencia en los santos aparecidos, a quienes los campesinos de la época le pedían por la cosecha, el ganado y para librarse de cualquier enfermedad.

Hoy día los creyentes hacen nuevas y diferentes peticiones pero el pago de la promesa se mantiene: Bailar siete galerones, que se dividen al bailar 35 minutos el primer galerón, se descansa cinco minutos, y se sigue con el segundo galerón hasta completar los siete.

La bomba

Otra de las particularidades es “la bomba”, que no es más que un verso para aceptar o rechazar al parejo que busca pretender a la mujer.

Un ejemplo de una bomba de rechazo es: “Viene saliendo la luna y el sol que la tamborea, quien se va enamorar de ti nariz de plan de batea”

En cambio una bomba receptiva es “si tu camisita blanca se partiera en mil pedazos, yo te la remendaría con 100 besos y mil abrazos.

El grupo carabobeño de joropo con violín «Tacón y Cuerda»

Reconocimiento nacional

El joropo carabobeño en su primera presentación en el Festival Cantaclaro de Valle la Pascua dejó a todos sorprendidos porque por primera vez se veía a una mujer repicándole el zapateo a un hombre.

Reina Hernández, también cultora del joropo con violín,  aseveró que en el festival todos quedaron maravillados por este acontecimiento, pero el grupo fue descalificado porque no tenían un fundamento legal en esa edición a finales de los años 80.

Contó que todos los integrantes regresaron derrotados a su tierra pero con la tarea de validar su irreverente estilo y lo lograron.

Joropo con Violín / Foto: Reiver Dávila

Después volvieron a participar y ningún estado del país pudo evitar que fueran los campeones por 14 años consecutivos.

El joropo con violín hoy además es Patrimonio Cultural del estado Carabobo y se celebra durante todo el año, ya sea por una fecha especial, un bautizo, un cumpleaños o una fiesta agraria.

Diablos Danzantes de Canoabo

Diablos Danzantes de Canoabo / Foto: Reiver Dávila

En el corazón del pueblo más antiguo de los Valles Altos de Carabobo nace la Cofradía Diablos Danzantes de Canoabo, una tradición con más de 300 años de historia.

Gloria Martínez, custodia principal de la cofradía, expuso que la primera iglesia de Canoabo se fundó en 1711 y, aunque asegura que para este tiempo ya existía la cofradía, toman esta fecha como punto de partida de la tradición.

Los Diablos Danzantes de Canoabo salen a bailar oficialmente dos veces al año: el día de su santo patrón San José (16 de junio) y el día del Corpus Christi, es decir, el noveno jueves después del Jueves Santo.

El atuendo que utilizan es un pantalón bombache y una camisa llamada casaca. Ambas prendas anchas y amorfas.

El único que viste de color rojo y blanco es el “diablo mayor” o “capataz”, cuya mascara también es la única que tiene cuernos simulando a un toro, figura que según las creencias del pueblo se presentaba el averno (infierno).

Diablos Danzantes de Canoabo / Foto: Reiver Dávila

El diablo guía también viste únicamente de blanco y negro, porque simbólicamente es la sombra del diablo mayor.

El resto de personajes van de diferentes colores y sin cuernos en sus máscaras, porque son diablos pero sin rango.

Todos complementan su traje con alpargatas con motas y pichaguas.

El significado que le dan al color rojo es la sangre de Jesucristo y las llamas del infierno. El blanco representa el espíritu santo y el negro la oscuridad que es el mal.

Siempre prevalece el bien

El lema con el que siempre salen los Diablos Danzantes de Canoabo es que “siempre prevalece el bien”, porque para sus integrantes el bien es un Dios de paz, amor y bondad.

Martínez precisó que para formar parte de la manifestación no hay edad fija, solo deben ser canoaberos y bautizados bajo la fe católica.

Las máscaras son elaboradas con taparas y se le da la forma con la técnica de papel maché.

El diablo mayor

José Porfirio González Martínez, con 20 años dentro de la tradición, es el actual diablo mayor.

Relató que empezó a los 2 años por una promesa que hizo su madre pero desde que entró más que una obligación, se fue convirtiendo en una alegría para su vida.

El baile normalmente dura aproximadamente una hora, pero para González Martínez el momento que más disfruta es el poder danzar con el público.

“Esta es una de las partes más animadas y bonitas del baile porque el público representa el bien y los diablos somos el mal, pero cuando nos juntamos con el público es porque ya todos son buenos”.

Diablos Danzantes de Canoabo / Foto: Reiver Dávila

El grupo advierte además que durante el baile el mal se acerca y suele suceder que son 30 diablos danzantes pero el público cuenta 31, sin entender de donde emerge el danzante extra.

Por esto todo diablo nunca olvida su pichagua, una variedad de la tapara muy pequeña que la limpian, la perforan y le introducen capacho para acompañar la música y la llevan en la cola para espantar a los espíritus, creencia heredada de sus antepasados indígenas.

Pastores de Aguas Calientes

Pastores de Aguas Calientes / Foto Reiver Dávila

Los Pastores de Aguas Calientes es una manifestación folclórica y religiosa que data de 1745. Surge a consecuencia de una sequía y una plaga llamada la langosta que azotaba al pueblo, por lo que los campesinos le ofrecieron al Niño Jesús un tributo si él lograba salvar sus cosechas.

La historia dice que para el 1 de diciembre cayó un torrencial de agua tan divino que salvó todo lo que quedaba de las cosechas y arrasó con la plaga por completo.

Desde ese momento, se toma ese día para celebrar al Niño Jesús de Aguas Calientes, hasta que en el año 1752 crean formalmente la danza en su honor.

Pastores de Aguas Calientes / Foto Reiver Dávila

Durante sus inicios bailaban hombres y mujeres. Todo cambió tras la visita de un Obispo ortodoxo que observó el baile en el pueblo y les prohibió a las mujeres su participación.

Lejos de acabar con este ritual, la fe de los hombres del pueblo fue más grande y deciden tomar el puesto de las damas, sin importar el qué dirán.

Hoy la tradición se mantiene con abuelos y niños asumiendo el rol de pastorcitas porque es una forma de recordar el valor y la fe que tuvieron sus antepasados ante una situación injusta.

Pastores de Aguas Calientes / Foto Reiver Dávila

De Mariara hasta el pueblo de Aguas Calientes

Los ensayos comienzan el 15 de noviembre de 7 a 9 de la noche hasta el 30 de noviembre, cuando el niño se traslada en romería desde la población de Mariara al pueblo de Aguas Calientes.

El 1 de diciembre a partir de las 9:00 p.m. se hace el velorio al Niño Jesús o baile de Los Pastores. Durante la danza hay una etapa de pagar promesa donde todos los presentes se hincan de rodillas y se convierte en el momento más especial de la noche porque todo el pueblo se paraliza.

Anthon Mena, presidente de Los Pastores de Aguas Calientes, mencionó que entre los 14 números que realizan destaca La venia, La Cruz, El remolino, El tejido, La visita al Niño, La entrega de los cuernos, El caracol o El ancla. Todos y cada uno con una representación o simbología especial.

Pastores de Aguas Calientes / Foto Reiver Dávila

El baile se complementa con los personajes de “El cachero”, que representa al buey y dentro de la danza es la máxima autoridad; “El viejo y la vieja”, que representan a todos los antepasados; “El Titirijí”, mejor conocida como el ave nocturna Aguaitacamino, que abundaba mucho en el pueblo; y el cargador del Niño o Santero, que es una persona designada para este cargo hasta que no pueda hacerlo más.

El 2 de diciembre la festividad finaliza con una última procesión del patrono por las calles del pueblo y así poder visitar a los enfermos.

Vestimenta y música

El pastor utiliza un gajillo chineco gigante (Bastón sonajero), que es su instrumento de baile, adornado de cintas multicolor. También lleva un sombrero de cogollo con la copa adornada con flores y guirnaldas de papel de colores, al igual que su correa.

Las pastorcillas visten con atuendos de mujeres con un sombrero adornado de flores. Tradicionalmente utilizan vestidos de la época, pero la realidad en el pueblo es que cada buscan prendas de las mujeres contemporáneas que les quede para representar tal cual a la mujer de cada época.

Los Pastores de Aguas Calientes / Foto: Saúl Zerpa

La música de los pastores es autóctona. Esta se basa en la entrega o promesa al niño, que es un canto estribillado; luego viene una parranda, que es para levantar a los pastores y el villano, que es el nombre que se le da al ritmo con el que danzan.

Los Pastores de Aguas Calientes son Patrimonio Cultural del Municipio Diego Ibarra, del estado Carabobo, de Venezuela y del Caribe.

Además se consideran la madre y cuna de los pastores en el país, porque de ellos descienden los de San Joaquín, El Limón, Chuao y Los Teques.

Pastores de Aguas Calientes / Foto Reiver Dávila

El Cachero

Alexis Vilches, de 18 años, es el actual cachero. Llegó a los Pastores para pagar una promesa como pastorcilla por 10 años y uno más de agradecimiento. Al terminar con la promesa salió una vacante para ser cachero que se ganó por sus conocimientos y destrezas. En este puesto ya cumplió 4 años, después de hacer una nueva promesa.

Al joven le emociona cuando es época de ensayos. Primero porque está más cerca de las fiestas y segundo porque tienen la particularidad de lanzar cohetes como una señal que de que va a iniciar la práctica grupal.

Detalló que se lanza uno para que se vayan alistando,  el segundo es cuando ya están listos y el tercero es cuando ya comienza el ensayo.

“El baile del caracol es una baile complicado. Si el cachero no está pila, nos quedamos atorados”, dice uno de los temas de los pastores que demuestran la importancia de este personaje.

El Cachero y el Titirijí de los Pastores de Aguas Calientes / Foto: Saúl Zerpa

Para Vilches más allá de las promesas que han sido muy significativas en su corta vida, se siente muy honrado de poder guiar y dirigir el baile y estar pendiente del Titirijí, con quien simula una sabrosa pelea durante el baile.

Otro aspecto que destaca de ser parte esta tradición es que cada quien se encarga de su traje, pero se reúnen para elaborarlos e intercambian materiales de trabajo.

Alexis Vilches afirmó que para su último traje de El Cachero utilizó entre 60 y 80 pliegos de papel crepe de colores.

Este joven devoto a Los Pastores de Aguas Calientes también celebra que paralelamente hay un semillero donde un grupo de niños también hacen un baile y son los que en el futuro tendrán la responsabilidad de mantener la tradición.

Vasallos de la Virgen Carmen

Vasallos de la Virgen Carmen / Foto: Reiver Dávila

La manifestación más joven de la lista es los Vasallos de la Virgen Carmen del municipio Miranda. Fundada en 1996 en agradecimiento a esa imagen que trajo Eugenio Cisneros de España y dejó su altar en la Hacienda Monte Carmelo para salir por las calles del pueblo con la llegada del cólera o el “vomito negro”. Para sorpresa de todos, después de su procesión las personas del pueblo comenzaron a sanar.

Tras el milagro, Cisneros acepto la decisión de donar la imagen para que se convirtiera en la patrona de Miranda.

José Jaure, Vasallo Mayor, recordó que este acontecimiento histórico motivó a la creación de los Vasallos de la Virgen Carmen que salieron a bailar por primera vez el 16 de julio de 1996 bajo el lema de “Sembrando una tradición en Miranda”.

Hoy en día, Jaure considera que están cosechando los frutos de aquella manifestación que les ha brindado tantas alegrías y los hace recordar su historia.

El palo de cintas

Una de las costumbres de la manifestación es tejer y destejer el “palo de cintas”. Este tradicionalmente es un bambú adornado con cintas multicolores que representan cada uno de los valores que debe tener el ser humano como el amor, la solidaridad, la paz, responsabilidad y unión.

Vasallos de la Virgen Carmen / Foto: Reiver Dávila

Sus integrantes se consideran personas terrenales hasta el momento que se bajan la máscara y se convierten en vasallos, lo que significa que tienen una relación directa con la Virgen.

Esta máscara, a diferencia de otras manifestaciones venezolanas, tiene una abertura en la parte de la boca para que se pueda proyectar el grito del “ay, ay, ay”, que hacen los vasallos para acompañar el canto del solista.

Robinson Dávila (Pío Lara), uno de los fundadores y creador del canto de los Vasallos la Virgen del Carmen, explicó que se inspiró en la combinación de la rítmica de la parranda central con la repetición de los versos.

El “ay, ay, ay” hace referencia a la creencia de que los devotos a la Virgen del Carmen mueren en paz y no trágicamente. Entonces este verso simboliza el sufrimiento que evitan todos los devotos.

Entre sus miembros fundadores también destacan Juan Hernández Briceño, Edgar García, Noris Briceño y el entonces alcalde Eduardo Sequera.

Vasallos de la Virgen Carmen / Foto: Saúl Zerpa

La Pericoca

El color del traje es por “La Pericoca”, un cerro que protege el pueblo de Miranda que es de color rojo y negro.

Además de este traje cada Vasallo lleva una maraca, una pañoleta en similitud al manto que arropa a la Virgen  y un escapulario, que no es un amuleto sino un símbolo que los conecta con su madre.

Junto a ellos también van otros vasallos tocando el cuatro y el designado de llevar el “nicho”, que es una figura de madera donde se resguarda la imagen de la Virgen y actualmente también reposa una foto de Misia María Franceschi y la de Naira Cazorla.

En su historia solo han existido cuatro Vasallo Mayor: Pío Lara, Edgar Silva, Edgar García y el actual: José Jaure.

Vasallos de la Virgen Carmen / Foto: Reiver Dávila

Ciclo festivo

Los vasallos bailan todos los 15 y 16 de julio, pero el ciclo festivo inicia el 7 de julio cuando se dirigen a la iglesia Nuestra Señora del Carmen para entregarle el nicho al padre.

Ese día comienza la novena a la Virgen del Carmen, donde en cada misa hasta el 15 del mes dicen presente los vasallos.

El 15 de julio en la tarde se acercan a la iglesia y el sacerdote les entrega el nicho y bendice los escapularios de los nuevos integrantes. Desde ahí salen hasta la casa de Misia María y la familia Franceschi los recibe para hacer un velorio a la Virgen donde se le canta y reza.

El nicho pernota en esta casa y al día siguiente, el 16, se busca el nicho para regresar a la iglesia para la misa de las 10 de la mañana.

Al salir de la misa se hace el ritual oficial de los vasallos para la Virgen del Carmen.

Vasallos de la Virgen Carmen / Foto: Saúl Zerpa

A este ciclo se suma el 7 de diciembre, día de la fundación de Miranda, por lo que los vasallos le hacen una ofrenda al pueblo por su cumpleaños.

En los últimos años se ha adaptado el uso de los escapularios con un color. El escapulario con cinta blanca representa que el vasallo tiene mínimo 5 años, los de cinta beige es porque ya tienen 10 años y el marrón es para los que tienen más de 15 años.

Hoy los Vasallos están conformados por más de 30 personas entre niños, jóvenes y adultos, y mantienen su sede desde su fundación que es la casa de la cultura de Miranda.

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