Dayrí Blanco
No hay espacios a dudas. Carolina González recuerda todo en detalle. Fue la última en entrar al conjunto residencial “Balcones del Norte” la tarde del martes 18 de julio en medio de la represión de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). En su espalda estaba claro y visible que pertenece a El Carabobeño. Tenía el chaleco que la identifica como tal. Cerró la puerta y sintió lo que ella misma califica como un fogonazo en la cara. Rápidamente abrió los ojos y vio a quien le había disparado de frente una lacrimógena. “En ningún momento me caí o golpee accidentalmente como ha difundido la Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI)”. No solo lo dice ella. Hay videos que documentan lo que sucedió.
La grabación será consignada en los próximos días ante la Fiscalía 36, como prueba de la agresión de que fue víctima la jefa de redacción del medio de comunicación, quien denunció el hecho en el Ministerio Público, la tarde de este viernes.
Las heridas de la periodista son visibles. Ocho puntos en el pómulo derecho, nueve en el cuello, y un dispositivo de acrílico que protege su ojo, luego de la intervención quirúrgica a la que fue sometida, son elocuentes. Lo que más le preocupa a González es que el funcionario le disparó directamente a ella, en pleno conocimiento que se trataba de una comunicadora social. “Los periodistas no estamos tomando partido en este conflicto, no estamos tirando piedras ni disparando, solo estamos informando, y si eso no le gusta a la guardia entonces que modere su actuación. No tienen que agredirnos para evitar que lo que hacen se conozca en las calles”.
González relató que ese martes llegó a su casa a las 2:30 p.m. a almorzar. Venía de su oficina. Sabía de la manifestación, pero no que la represión era tan intensa. Tenía a una de sus periodistas haciendo la cobertura del hecho. “Estaba preocupada por su integridad y salí a buscarla para que se resguardara en mi apartamento cuando los manifestantes comenzaron a correr, y detrás de ellos estaban los uniformados”.
La bomba lacrimógena impactó en la puerta y los vidrios que estaban en ella se partieron y le cayeron encima. “Gracias a Dios que ya había cerrado la puerta. Sino, la historia había sido otra”.
María Torres, secretaria general del Colegio Nacional de Periodistas, seccional Carabobo, acompañó a González al Ministerio Público, donde las fiscales Victoria Ospino y Erlin Chávez las atendieron y se comisionó a la 36, Johana Moreno, a seguir el caso. “Este es el octavo caso en Carabobo que denunciamos desde que iniciaron las protestas en abril, de agresiones a trabajadores de la prensa en la cobertura de las informaciones”.