“El mercado puede permanecer irracional más tiempo del que usted puede permanecer solvente.”
John Maynard Keynes.

La crisis multifactorial que atraviesa Venezuela es cada vez menos inocultable en el ámbito
y especialmente en el ámbito económico sus efectos se dejan ver en los síntomas de una
recurrente devaluación del signo monetario, que trae a colación los resultados de aquel
agosto negro de este año, así pues a finales del segundo cuatrimestre del año, visto que la
política de flotación sucia, en la cual el Banco Central de Venezuela actúa como un agente
del mercado para lograr mantener artificialmente controlado el tipo de cambio, es
insostenible y costosa, los efectos no pueden ser otros que los de una disyuntiva que
propenda al deslizamiento cambiario y aceptación de mayor grado de inflación en medio de
una economía absolutamente dolarizada de facto y por ende inmersa en distorsiones
importantes, entre las que se encuentran la desigualdad en la renta, la presencia de
estructuras de costos absolutamente inviables de las empresas privadas como resultado del
colapso del Estado, ha devenido pobreza de carácter multidimensional de 81%, reversión de la pirámide demográfica e insisto iniquidad en el ingreso.

Los valores para el mes de agosto de la conducta del tipo de cambio oficial, tomado de las
estadísticas del Banco Central de Venezuela daban cuenta de una robusta posibilidad de
contar con un valor del tipo de cambio cercano a los 10 bs por dólar y de 12 bolívares en su
esquema paralelo, sin embargo, al culminar la antepenúltima semana de noviembre y con
intervenciones desde el BCV; por un orden de 420 millones de dólares la cotización del
tipo de cambio en ambos esquemas es la siguiente:

 10,72 Bs/USD (cambio oficial)
 12,63 Bs/USD (cambio paralelo)
 Brecha cambiaria de 17,82%

Lo importante de la conducta del tipo de cambio, subyace en la brecha cambiaria pues las
expectativas de allí derivadas dan cuenta de la volatilidad del esquema cambiario y el
efecto que este causa sobre la emisión terciaria de dinero y por ende el sostenimiento de la
alta inflación, en una sociedad fracturada por la pobreza, en donde más de la mitad de su
población no percibe cien (100 USD) al mes, manteniendo indemne el tema de la
multidimensionalidad de la pobreza, medida en el ingreso, en las necesidades básicas
insatisfechas y en la incompatibilidad de lo que se denomina normalidad.

La meta de mantener una inflación de 100% para finales de año, es insostenible sobre todo
cuando comparamos el dato de inflación del mes del mes de octubre de155%, sin conocer
las cifras ciertas de deuda pública y de las fuentes de financiamiento del déficit es cuanto
menos imposible determinar si seremos o no defenestrados de nuevo a un período de
hiperinflación, en términos microeconómicos no existe recuperación , ni bienestar sobre
todo sí existe una iniquidad tan extrema como la vivida en nuestro país.

Las sombras de la inestabilidad se posicionan como los heraldos negros, de una verdad a
voces intentada acallar, bajo el influjo de las posverdades de la recuperación, misma que
desde luego comienza a desacelerarse a ritmos importantes y de un optimista diez por
ciento se contra a menos del cinco por ciento acotado en los sectores de comercio y
servicios.

El daño en el país no se acota solo a la esfera económica, en fin la economía esta al servicio de los grandes intereses y no al contrario, el daño es humano, espiritual, antropológico, es decir de un homus economicus involucionamos al homus saucius o enfermo y una sociedad afectada por una ola de pobreza jamás podrá ostentar crecimiento real, tangible y sostenible, el rebote económico es un espasmo inter catatonia, incapaz de lograr reactivar a la economía, después de siete años de caída del PIB, es imposible que con un 4% de recuperación se logre consolidar crecimiento.

Se siguen manteniendo las fallas de base y no existe política monetaria, subyaciendo todo
en los desvíos fiscales, la crisis cambiaria es el resultado de años de inobservar la
sostenibilidad del tamaño del estado, los pagos fraccionarios o parciales solo logran
administrar la crisis vivida en agosto, pero al final caos es entropía y desorden así sea
forzado a comportarse de manera acotada.

Como corolario el país no se arregló, los mantras y reduccionismos, solo dan cuenta de la
depauperación de la gnosis pivotada en el cada vez más rudimentario lenguaje con el cual
nos comunicamos e intentamos construir cadenas de causabilidad eficientes, capaces de
recrear la verdad, en tal sentido menos podemos afirmar que es lo que ocurre en materia de la situación económica.

“Los especuladores son una consecuencia y no una causa de los precios altos”.
John Maynard Keynes.




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