Pareciera que el presidente de la República no le bastara con las tantas zozobras vividas por los venezolanos que aún moran en esta tierra de Simón Bolívar, tan destruida hoy por la gran cantidad de torpedos económicos, políticos y sociales envenenados que lanza, cuan ensayo y error, desde su cúpula gubernamental para demostrar a los conciudadanos quien tiene el poder en el país y para infundir en ellos que toda medida económica arropada con los principios del Socialismo del Siglo XXI es la más certera para acabar con las distorsiones que ha sembrado en la misma el imperio norteamericano y los representantes de la oposición, los cuales según Nicolás Maduro son lacayos del presidente de Estados Unidos.

Así han prosperado todas los decretos de emergencia económica dictados fuera de las normas legales y sin la aprobación de los diputados de la Asamblea Nacional, como lo establece la constitución vigente, con la justificación de librar a Venezuela de la supuesta guerra económica impuesta por los yanquis para demoler la revolución bolivariana. Con ese mismo cuento se fecunda la política laboral de incrementar abruptamente el salario nominal en menor proporción que los tickets de alimentación, aunque esa decisión traiga como consecuencia la quiebra de las pocas empresas establecidas aún en la nación, y, ahora, la gloriosa idea de implantar un nuevo cono monetario, el cual, arbitrariamente, desde el próximo 4 de junio regirá como el bolívar soberano, cuya soberanía le permitió arrancarle nuevamente tres ceros a la moneda y devaluarla en un mayor porcentaje que el ocurrido en la reconversión monetaria de 2007.

Supuestamente este nuevo bolívar será tan soberano que no permitirá, después de esa fecha, la circulación de los billetes y las monedas integrantes del cono monetario del mal llamado bolívar fuerte, por cuanto, en cualesquiera de su presentación es tan débil que nunca alcanza para cubrir los precios de los alimentos de primera necesidad. Y más débil aún ha sido su presentación, pues muchas de sus nominaciones aún no son conocidas por todos los venezolanos, debido a que nunca llegaron a las instituciones financieras, tal y como fue anunciado una y otra vez por las autoridades del banco Central de Venezuela. Falacia que quedó al descubierto con la falta de efectivo en todas las entidades bancarias venezolanas.

El Jefe del Estado parece no recordar el teje y meneje ni el caos que provoco cuando impuso, en diciembre de 2016, la recolección, en 72 horas, de los billetes de 100 bolívares, con la supuesta finalidad de frenar el contrabando en la frontera con Colombia con ese billete, el cual, en ese tiempo, era el de mayor nominación. Su discurso muestra que se olvidó de las carreras, angustias y zozobras que hizo pasar a los venezolanos en la víspera de las navidades de 2016 para poder depositar en los bancos todo el papel monedas en esa nominación que tuviesen en los hogares por cualquier eventualidad y en los comercios, como es lógico, para dar vuelto a los clientes o el pagar en efectivo a los proveedores.

Esa decisión intempestiva, como tantas otras, únicamente causó pánico, frenesí, zozobra en la población. Saqueos y muertos igualmente arrojó. No obstante, a esa barbarie el billete de 100 sigue teniendo vigencia, pero con muy poco valor monetario para la compra de cualquier artículo o rubro, pues en los actuales momentos ya no es el de mayor nominación. Ahora es el de 100 mil bolívares, pero está tan devaluado como su antecesor que ya no alcanza para comprar los alimentos de primera necesidad. Muchos aún no le conocen, pues su baja circulación no ha permitirlo verle y detallarlo. Su falta tampoco ha causado conmoción entre los venezolanos, porque su ínfimo valor monetario impide mantener un hogar. Un billete de 100 mil bolívares solo alcanza para comprar cinco panes franceses y se necesitarían cinco de los mismos, más un efectivo para adquirir un cartón de huevos, la proteína más barata conseguida en el mercado.

Sin medir consecuencias, Nicolás Maduro anuncia la circulación de un nuevo cono monetario desde el cuatro de junio próximo, mientras el vicepresidente Tareck El Aissami advierte que hasta ese día el bolívar soberano tiene vigencia y no habrá más oportunidad de canjear los billetes que lo conforman. Noticia que ya causa zozobra en la población. La incertidumbre, la desconfianza y la inseguridad se ha apoderado de muchos venezolanos, porque no consideran esa medida como la panacea para abaratar el alto costo de la cesta básica familiar ni para paliar la falta de efectivo existente en la actualidad por la poca liquidez monetaria que hay en las entidades financieras.

Consideran más bien que esa decisión recrudecerá ese problema, porque si aún no circulan con regularidad los billetes y las monedas del cono monetario vigente no se puede creer que desde la primera semana de junio, los distintos bancos privados y públicos instalados en el país tengan suficiente papel moneda y moneda en las distintas nominaciones de lo que será el cono del bolívar soberano.

Cabe preguntarse, entonces, si esa medida será cierta o simplemente es una estrategia del gobierno para recoger el circulante del cono monetario vigente que pudiera estar ilegalmente acaparado por comerciantes inescrupulosos para venderlo a altos precios o que pudiera estar contrabandeado en la frontera con Colombia, como ocurrió ya con los billetes de 100 bolívares?. Será una estrategia electoral de Nicolás Maduro, como candidato a la presidencia de la República, para hacer creer a los votantes que resolverá el problema de efectivo una vez sea reelegido como Primer Mandatario Nacional?

Otra interrogante que es necesario realizar frente al lanzamiento de esa medida monetaria, es si realmente los funcionarios del gobierno nacional se encuentran en capacidad de garantizar una gran cantidad de las monedas constitutivas del bolívar soberano o al igual que en diciembre de 2016 habrá retardo con su impresión, llegada al país y distribución en todas las instituciones bancarias de la nación? Nuevamente los funcionarios del Poder Ejecutivo Nacional humillarán a los venezolanos al obligarlos a hacer interminables colas frente a los diferentes bancos del país para depositar los billetes de distinta nominación que puedan tener en su poder, aunque no aseguren el circulante del nuevo cono monetario? Constituirá esa decisión una tramoya de la gente del alto gobierno para obligar a los venezolanos a depositar su dinero y poder luego ellos confiscar las cuentas de ahorro y corriente naturales y jurídicas?

Realmente el presidente Nicolás Maduro cree que la nueva nominación de billetes y monedas si circularan sin dificultad desde el próximo cuatro de junio de 2018 e impedirá que cada habitante de este país pague más de lo que necesita para poder obtener dinero en efectivo y que los bancos ya no negarán retirar a los titulares de cuentas corriente y de ahorro la cantidad de dinero que necesiten?

Creerá el Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana que el valor monetario del bolívar se incrementará cuando se transforme de fuerte a soberano, si con esa decisión lo que está es devaluándolo más el bolívar y, por consiguiente, el nuevo billete de 500 bolívares, que en el actual cono monetario representaría 500 mil bolívares y de la anterior a esta, 500 millones de bolívares, tampoco alcanzará para comprar frutas, verduras, hortalizas, lácteos, granos y proteínas. Solo para comprar dos muslos de pollo y tres plátanos.

Todo esto significa que la revolución mató y cremó el valor del bolívar. Sólo los economistas retrogradas pueden creer que eliminando ceros a la moneda, la economía de un país mejorará. Al contrario, dispara más la inflación por el mal manejo de las leyes económicas. Acelera más y más la zozobra de los venezolanos, los cuales, al parecer, no podrán vivir digna ni sosegadamente mientras gobiernen los revolucionarios aupadores del Socialismo del Siglo XXI.




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