Venezuela ha sido cuna de grandes escritores y poetas y, muchos de ellos son de Valencia y Puerto Cabello, como Enrique Bernardo Núñez, Santiago González Guinán, Carlos Brandt, Margot Ramírez Travieso, Luis Guevara, Ida Gramcko, José Rafael Pocaterra, Manuel y Salvador Feo La Cruz, Leoncio Lucena Alvarado y tantos otros que, de seguir nombrándolos, no me quedaría espacio para continuar escribiendo.

Pero hoy quiero hablar sobre un poeta llanero, Ernesto Luis Rodríguez, nacido en Zaraza en 1916. Desde muy pequeño sintió amor por las coplas, sin embargo, su educación formal fue precaria, ya que su padre murió muy joven y él, ante esta situación, dejó la escuela y se fue a Caracas, donde, sin miedo al trabajo, sobrevivió por muchos años.

Cuando tenía veinte años, en 1936, publicó su primer poemario, “Agraz”, dedicado a su padre y a su hermanita Elsa, quien también había fallecido en Zaraza, cuando apenas tenía 9 años. Luego publicó “Cantares de Tierra Llana”, “Pasitrote”, “Tiempo de volver”, “El Color de entonces”, por nombrar algunas de sus obras. 

Con los años volvió a su ciudad natal e hizo vida pública, trabajando para el estado, primero como escribiente y luego como secretario de la Jefatura Civil de Zaraza, llegando finalmente a representar al estado Guárico en el Congreso de Venezuela, como Senador de la República.

El año treinta y ocho, se casó con su amor eterno, Esperanza, con quien tuvo tres hijos. Pero nunca dejó de escribir. Colaboró con los periódicos y revistas del momento, como El Mundo, La Esfera, El Universal, El Nacional, Fantoches, La Verdad, El Camaleón y Élite, entre otros, así como en algunos diarios de diversas ciudades del país.

Pero, ¿quién no recuerda “Rosalinda”, en la voz del siempre recordado Oscar Martínez? “Me voy con la tarde linda, recordando a la mulata. Un soplo de brisa ingrata, de la copla se me guinda. ¡Se llamaba Rosalinda! Un romance del jagüey, que en este llano sin ley, se prendó de mis corríos, y entre amores y amoríos, me la robé de un caney…”, considerado uno de los poemas más importantes de la poesía popular venezolana.

O a tantas canciones de Juan Vicente Torrealba, cuyas letras le pertenecen a Ernesto Luis Rodríguez, como “Rosario”, inmortalizada por Héctor Cabrera, desde que ganó el Festival de la Voz de Oro en Barquisimeto, hace más de cincuenta años. Otros temas de su autoría, compartida con Torrealba que vienen a mi mente son “Barquisimeto”, interpretada por Rafael Montaño o “Luna y Lejanía” y “Junto al Jagüey”, en la voz de Mario Suárez, por nombrar algunas.

Cabe destacar que también se desempeñó como arreglista musical de grupos y de artistas de relevancia en Venezuela como Serenata Guayanesa, Hernán Gamboa, Adilia Castillo y el mismo Simón Díaz. Y de igual manera, colaboró en las producciones de actores que se desempeñaron como declamadores, como Oscar Martínez, a quien ya mencioné, Raúl Amundaray, Luis Edgardo Ramírez, Balbino Blanco Sánchez y Víctor Morillo, entre otros.

En Zaraza, Ernesto Luis Rodríguez siempre fue objeto de gran aprecio. Muestra de este cariño se reflejó durante su vida, cuando le rindieron un merecido homenaje al fundar la Casa de la Cultura en 1965, la cual llevaría su nombre. Este gesto se debió a su destacado papel como «puntero de la poesía venezolana a lo largo de las distintas épocas». Además, su ciudad natal lo distinguió como hijo ilustre, en reconocimiento a su profunda fibra humanística, sus cualidades como un caballero honorable, y los valores que lo siguen recordando en la memoria colectiva.

Sin duda su legado trasciende ampliamente la esfera de la poesía popular. A lo largo de su prolífica vida, sus letras para himnos de diversas universidades, instituciones militares, deportivas y municipios recibieron más de treinta premios en diferentes competencias.

¿Y por qué le estoy rindiendo homenaje a un hijo predilecto de Zaraza? Porque fue el autor de la letra del valse “Valencia”, que el alcalde Parra escogió como himno de nuestra ciudad. Una canción cuya música le pertenece a Juan Vicente Torrealba. Además, Ernesto Luis Rodríguez es el autor de la letra del himno de la Universidad de Carabobo, porque en 1959, el poeta ganó el concurso que se había hecho para tal fin, por lo que recibió un Diploma y Bs. 2.000, que, para el momento, estaba muy bien. Posteriormente, en el año 1960, el maestro Antonio Lauro, musicalizó la letra y por ello, el rector Humberto Giugni, en sencillo homenaje, otorgó una medalla de reconocimiento a Lauro, en el Ateneo de Valencia, donde Los Madrigalistas, de Caracas, dirigidos por el maestro Lauro, interpretaron, entre otras obras, nuestro Himno Universitario.

Además, Ernesto Luis Rodríguez fue el autor del Himno de la Juventud – Batalla de La Victoria en 1945, así como de composiciones notables como el «Canto al Río Orinoco y Lago de Maracaibo» en 1943, que le valió el Premio Udón Pérez. También dejó su huella en himnos como el «Himno del Anciano» (Inager, 1980), el «Himno del Sesquicentenario de la Independencia», con música de Antonio Estévez y los himnos de los municipios caraqueños de Baruta y Chacao, ambos en 1994.

El maestro Ernesto Luis Rodríguez nos dejó el 24 de octubre de 1999, tenía 83 años. Su contribución a la poesía, la música y la cultura venezolana es incalculable.

Anamaría Correa anamariacorrea@gmail.com




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