Al igual que varias empresas de la región, El Carabobeño se destacó por ser un gran empleador, al punto que su nómina nunca bajaba de 300 trabajadores, lo cual le daba un gran prestigio en el ámbito de las comunicaciones en el país.

Fue una compañía pujante que se adaptó a los cambios tecnológicos, donde mucha gente quería trabajar porque sabía que tenía la estabilidad laboral garantizada.

Un ejemplo de ello es que en 90 años solo tuvo dos mujeres encargadas de la caja. María Olimpia Pinto y su sobrina María Luisa Ortiz. La primera le dejó el cargo a la otra, después de haberla formado en el área.

Maria Olimpia Ortiz. (Foto cortesía).

María Olimpia, sobrina del primer rector de la Universidad de Carabobo, don Alejo Zuloaga,  comenzó a trabajar en El Carabobeño en el año 1949 y se convirtió en la mano derecha del director Eladio Alemán Sucre, pues le tenía mucha confianza.

Supo ganarse el aprecio de los trabajadores porque siempre los ayudaba con los vales. La vejez le impidió seguir trabajando, por lo que renunció en diciembre de 1969 y murió en abril de 1970, a los 90 años.

María Luisa Ortiz ingresó a diario en el año 1964. Fue asignada al área de mini anuncios, donde estuvo hasta 1970 cuando pasó a ocupar el cargo que dejó su tía. Fue jubilada en 2017, después de 53 años de servicio.

Maria Luisa Ortiz trabajó durante 53 años en El Carabobeño.

Confiesa que la mayor satisfacción que tiene de su desempeño en El Carabobeño fue haber ayudado siempre a los trabajadores que tenían apuros económicos. Contribuyó mucho en esa tarea, la confianza que depositó en ella el director Eduardo Alemán Pérez, quien nunca auditó la caja a pesar de los rumores que le llegaban de los préstamos que hacía al personal. Siempre entregó buenas cuentas.

TRES GERENTES GENERALES

En nueve décadas la empresa solo tuvo tres gerentes generales. Al crearse el cargo la primera designación fue la de Marcos López Arocha, esposo de Marisol Alemán de López. Luego a Lorenzo Araujo, y Carmen Grillet, oriunda de Ciudad Bolívar, quien sigue en el cargo en la actualidad.

Lorenzo Araujo.

LORENZO ARAUJO

Lorenzo Araujo, ingeniero de profesión, trabajó en el diario por 20 años. Comenzó en 1988 en el departamento de avisos, luego de que se le contratara para automatizar el área publicitaria. Estaba bastante joven por lo que asumió como un reto todas las responsabilidades que se le asignaron, y hoy en día agradece a los directivos que lo hayan hecho.

Este segundo gerente general conoció la última sede de El Carabobeño desde la elaboración de los planos hasta la inauguración por el expresidente Caldera en el año 1997.

Entrevistado por el 90 aniversario, confesó sentir nostalgia por la poca actividad que se realiza en la actualidad en la gran edificación. “Da dolor realmente ver cómo está esto. Uno recuerda el hervidero de gente que había todos días. Había una gran movilización de personas que visitaban, no solo la redacción, sino el Centro de Documentación y el Centro Cultural Eladio Alemán Sucre, entre otras áreas”.

Sobre el hecho de que el periódico no esté circulando comentó que es un proceso al que es difícil adaptarse, porque sigue estando presente el deseo de buscar la información, conservando siempre el principio de credibilidad.

Dice estar consciente que en las redes sociales rueda mucha información no verificada y por lo tanto incierta. Por eso cada día se hace más necesaria la información veraz.

“Valoro la veracidad y la transparencia de la información, y eso siempre lo ha transmitido El Carabobeño”.

Carmen Grillet.

CARMEN GRILLET

Carmen Grillet, la actual gerente general, con 34 años de servicio, admitió que le entusiasmó mucho cuando Guillermo Ruíz, asesor informático del diario, le sugirió que se postulara para el cargo de jefe de personal, por cuanto en sus metas siempre había figurado la posibilidad de trabajar en El Carabobeño.

Iris Betancourt le explicó el proyecto para conformar un Departamento de Recursos Humanos y eso le encantó. De inmediato comenzó a trabajar en la tarea recomendada, años más tarde fue nombrada gerente de Recursos Humanos y posteriormente gerente general.

“Esta organización, desde su nacimiento, ha tenido una concepción social de lo que es el trabajo. Y las políticas sociales aplicadas por sus fundadores, es lo que hace que se tenga arraigo con ella», atestigua Grillet.

Ella asegura que lo que se ha conocido como la gran familia de El Carabobeño, no representa palabras al vacío, porque es así como se sienten quienes comienzan a trabajar en la empresa. “Aquí siempre la dinámica empleador-trabajador pasa de ser laboral a personal. Por eso somos una gran familia”.

Para Carmen Grillet, la salida de circulación del diario en el año 2016 representó una castración a la esperanza que tenían los trabajadores de que la empresa siguiera surgiendo. Pero, sobre todo a la posibilidad de que se siguiera informando a la colectividad. “No se derrumbó un emporio económico, sino un legado institucional. Eso fue lo que representó El Carabobeño”.

Para ella, ese sentimiento todavía está latente en quienes se quedaron en El Carabobeño, aunque añoran el dinamismo que implicaba la actividad diaria.

CUATRO JEFES DE REDACCIÓN

Antenor López, al centro, al lado de María Camarán, en una foto tomada en 1946. Foto archivo El Carabobeño

Antenor López, hombre de confianza del director- fundador, fue el primer jefe de redacción de El Carabobeño. Se mantuvo al frente de esas responsabilidades hasta el año 1955, cuando asumió don Néstor Hernández Martín.

Néstor Hernández Martín segundo jefe de Redacción.

Este último estuvo en el cargo durante 35 años. Era un abogado procedente de las Islas Canarias, que comenzó como corrector de pruebas. Luego fue designado secretario de Redacción, posteriormente jefe de Información y después jefe de Redacción.

En 1990 fue ascendido como adjunto a la dirección, y asumió el cargo el jefe de Información para entonces, Salvador Castillo.

Néstor Hernández Martín fue un jefe querido por todos los trabajadores, porque trató a todos con respeto. El día de su jubilación, hicieron un acto de despedida donde mucha gente lloró, según contó a Ildemaro Alquíndigue en un Foro Dominical.

Salvador Castillo.

La escuelita de Salvador Castillo

Salvador Castillo trabajó 36 años en El Carabobeño, el mayor de los tiempos como jefe de Redacción. Recuerda con precisión que entró el 16 de febrero de 1972. Un miércoles para ser más exacto.

800 bolívares mensuales fue el primer sueldo para este periodista valenciano, más carro asignado. Era una buena remuneración para entonces, que inició una nueva etapa en el tratamiento del recurso humano en El Carabobeño y que se hizo extensivo al resto del personal.

Por recomendaciones de Miguel Colombet y César Vita fue llamado al diario para cubrir la fuente de sucesos, pues se había destacado en el área en el diario Hoy.

Entrevistado por el 90 aniversario de El Carabobeño, confiesa que estaba contento cuando lo llamaron porque representaba formar parte del diario más importante de la región central. De allí salió jubilado en el 2008 a solicitud suya.

Castillo está claro en la seriedad y credibilidad que siempre  ha caracterizado diario. Eso es lo que ha permitido que El Carabobeño sea referencia informativa en la región central del país, cuando circulaba, y ahora su sitio web que llega a todo el mundo.

Pasó por todos los procesos de elaboración del periódico, desde el plomo hasta la digitalización. A los periodistas les recomienda que lean mucho, y eso siempre se lo decía a quienes estuvieron bajo su cargo. “A mí los periodistas siempre me respetaron porque yo los respetaba a ellos también. A varios los llamé a mi oficina para reclamarse sobre algún asunto serio, pero luego les daba una segunda oportunidad. Y resultó, porque todos crecieron después profesionalmente”.

Salvador Castillo tiene recuerdos ingratos: «El día que Eduardo Alemán me llamó para asistir al entierro de la edición impresa de El Carabobeño. Luego volver y ver esta redacción vacía, cuando siempre estaba llena de gente»

Yo manejé la historia no contada de Valencia, pues entendí que un periodista no puede perder su lado humano. Hablamos incluso de secuestros que no se publicaron, porque no puedes poner en riesgo la vida de una persona, por sacar una información”.

En base a la credibilidad que siempre ha caracterizado a El Carabobeño, comentó que en una oportunidad don Eladio Alemán Sucre le ofreció la jefatura de información y no la aceptó. Al otro día salió publicado “Salvador Castillo, nuevo jefe de información” y no le quedó otra opción que aceptar el cargo, ya que de lo contrario iba a dejar mal parado al periódico. “Para ese entonces sentía que me faltaba más formación en la calle, pero lo acepté por respeto a don Eladio”.

Carolina González

Carolina González, egresada de la Universidad del Zulia, pasó a ser la primera mujer en ocupar el cargo y todavía se mantiene en él. Trabajó inicialmente en la corresponsalía de Maracay, estado Aragua, de 1991 a 1996. Luego pasó a la sede principal en Valencia, en 2001, donde empezó como periodista de la guardia nocturna, editora de información local y jefe de información.

González asumió la jefatura de Redacción en el año 2008 por lo que pudiera decirse que le tocó la etapa más dura de la empresa, pues incluye la dolorosa salida de circulación del periódico, que implicó además un gran esfuerzo para lograr la ubicación del portal en los principales lugares de preferencia de los internautas, lo cual se ha logrado.

Vivimos una etapa muy dura. Enfrentar el cierre de la edición impresa de El Carabobeño, tras 82 años de circulación ininterrumpida, generó muchísima impotencia, frustración, señala la periodista, pero agrega: Hoy cuando vemos lo que hemos logrado tras siete años de aquel nefasto momento nos damos cuenta que la estrategia del gobierno de censurar a El Carabobeño fue fallida




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